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▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄ 004. ❝ la base ❞
Los rayos de sol comenzaron a asomarse a través de los árboles. Eso alarmó un poco a Rut, pues supuso que ya la mayoría en la base se encontraban despiertos.
Aceleró el paso tratando de ir más rápido. Pero siempre el gigante la detenía. Algo que frustraba bastante a Rut. Así que solo intentaba perderlo de vista, y él siempre la encontraba.
—¿Por qué huyes de mi? —preguntó mirando a la castaña.
—¡Ugh! Solo déjame en paz. —se alejó de él y continuó el camino.
Al gigante, o como Rut decidió llamarlo, le pareció divertido ver como la chica se frustraba tan rápido.
—Soy Neteyam, por cierto. —dijo con una divertida sonrisa.
—No me importa. —puso los ojos en blanco y siguió su camino.
—¿Cual es tu nombre? —Rut no respondió, ignorándolo por completo. Al oír los pasos de Neteyam acercándose a ella aceleró el suyo, pero sus cortas piernas no la dejaron ir tan lejos.
Neteyam la alzó de la camisa, y la miró. Rut soltó un grito cuando dejó de sentir el suelo contra sus pies.
—¡Oye! Ya bájame. —le gritó molesta golpeando la mano del más grande.
—No me has dicho tu nombre. —Rut se quedó quieta mirando incrédula al gigante. ¿En serio sólo la había asustado para eso?
—¿Me soltarás si te lo digo? —Neteyam asintió y ella suspiró—. Rut. —ella observó como Neteyam fruncía los labios de repente—. ¿Que?
—¿Tanto drama por eso? ¿En serio? —giró los ojos y la dejó caer. Rut soltó un quejido debido al impacto que tuvo su cuerpo contra el suelo—. Creí que sería más emocionante. —se arrodilló frente a ella mirándola con expresión aburrida.
—Lamento decepcionarte. —le sonrió sarcásticamente mientras se levantaba y se sacudía el polvo que cayó sobre ella cuando cayó al suelo—. Pero no es como sea lo suficientemente interesante. —se encogió de hombros.
Neteyam formó una breve sonrisa con sus labios. La encontraba divertida debido a la forma en la que se expresaba. Parecía no importarle nada ni en lo más mínimo.
—¿Que te da tanta risa? —frunció ambas cejas hacia el gigante.
—Sigue el camino, humana, de seguro los tuyos deben estar preocupados por ti. —la hizo a un lado para seguir caminando. Rut hizo una mueca indignada porque él no respondió su pregunta, y por la manera en la que la había empujado.
¿Quien se creía que era él?
—¿Los míos? —corrió a su lado para oír lo que decía.
—Las personas de cielo, los humanos. —la miró por el rabillo del ojo, no quería bajar la mirada. De seguro se caería si no miraba por donde iba. Pero no así podía verla. Ella era tan pequeña.
