005 - jack

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005. ❝ jack ❞

Rut suspiró aliviada de no encontrar a nadie en la entrada de la base, aguardando por ella con alguna mueca de preocupación o algo parecido.

Las personas caminaban metidas en sus asuntos, ignorando a Rut por completo. Caminó entre ellas, empujando a algunas para poder pasar. Muchos se quejaron, otros, solo lo dejaron pasar.

Rut suspiró de nuevo al llegar al pasillo que daba a su habitación. Se encargó de no encontrarse con Jack o alguien parecido. Corrió hasta llegar a su puerta y encerrarse en su cuarto. Cuando la puerta fue cerrada, ella deslizó su cuerpo hasta abajo y suspiró.

Sin saber porque, se sentía nostálgica y algo deprimida después de atravesar y ver a tanta gente. Gente no interesada en ella.

Alzó la mirada para revisar que hora era. 11 y 32 am marcaba el reloj. Aún era temprano.

Se levantó como pudo del suelo, aún agotada y se metió al baño para darse una fría ducha. Su cuerpo estaba sudoroso y pegajoso; Rut odiaba sentirse así.

Se quito la máscara y la ropa y se metió bajo la regadera dejando que el agua la cubriera por completo. El agua estaba helada, pero eso fue de importancia para Rut pues estaba acalorada de todo el día y de la noche anterior. Se dejó llevar por lo refrescante que era y su mente vagó por los recientes sucesos que vivió horas atrás.

Recordó a Neteyam.

Aquel gigante que podía ser del tamaño de un enorme árbol. Aquel gigante color azul con músculos y un abdomen marcado. Aquel con esos ojos dorados tan lind-. ¡No! Con personalidad irritable al igual que su voz. Su color y su altura lo empeoraba todo. Solo pensar en él le mando una mareo.

—Joder. —Rut maldijo pegando su espalda a la pared y sosteniéndose de esta misma para no caer—. Ahora no, por favor. —suplicó en voz baja.

Rut comenzaba a ver destellos borrosos junto a todo lo demás igual de borroso. Sus piernas flaquearon como gelatina y Rut gimió cuando casi cae al suelo debido a un resbalón.

—Mierda. —cerró la llave de la regadera y corrió a secarse con una toalla para luego vestirse cómodamente usando una camisa larga que le llegaba a los muslos con una increíble velocidad.

Rebusco entre sus cosas las pastillas que Johanna —la enfermera de hace días— le había entregado en caso de que las necesitara. Su vista seguía borrosa por lo que decidió decidió dejarlo así y acostarse a dormir para no desmayarse. Cerró las cortinas de su habitación y la puerta con seguro y apagó la luz dejando todo oscuro. No le importo su cabello húmedo, se acosto en su cama y se dispuso a dormir para aliviar su dolor que cabeza.

Su cerebro no captó el objetivo de dormir, pues aunque Rut lo intentó, y no se movió para que el dolor se calmara, el dolor seguía ahí, jodiéndole la mañana.

Fue aún peor cuando su puerta fue tocada bruscamente y sin cesar. Una y otra vez. Se preguntó quien la estaba jodiendo a esa hora y porqué.

Rut se acercó a la puerta y la abrió de un jalón. Asesino con la mirada a Jack quien yacía frente a ella, con su respectiva postura derecha y su reconocible semblante serio. El hueso de su ceja se alzó y observó a la joven delante de él, y su aspecto desaliñado —todo lo contrario a él— no pasó desapercibido.

Jack apartó sin cuidado a Rut, irrumpiendo en su habitación y analizando todo a su alrededor. Rut giró los ojos y cerró la puerta detrás de ella, mirando al adulto con los ojos encerrados y los brazos cruzados expectante a lo que su tutor fuera a decir.

—Rutmary, no te encontré anoche en tu aposento. Quise suponer que dormiste con alguien más pero recordando que no tienes amigos, descarté esa posibilidad de inmediato.

Rut no respondió a aquello, ni siquiera expresó siquiera una mueca. Su semblante era sereno y tranquilo. Pero en realidad ocultaba una mueca adolorida y fastidio en gran parte.

—Sé que sabes que sé la verdad, pero quiero oírlo de ti. —hablo nuevamente el adulto.

La habitación quedó un rato en silencio. Jack esperaba con toda la paciencia a que la chica respondiera con todo la honestidad posible. Él sabía perfectamente que ella no sería capaz de mentirle en su propia cara, ya cuando él había admitido que sabía todo.

—Salí de la base. —respondió sin rodeos—. Eso es lo que querías oír, ya lárgate. —le dijo dándole un dura mirada y desviándola al mismo tiempo.

Jack asintió apretando los puños con fuerza. Sus nudillos se tornaron blancos debido a la presión que ejercía. Trató de calmar su enojo pero Rut enseguida se dio cuenta y tragó grueso.

—No se volverá a repetir. —aseguró soltando un suspiro.

—¿Estás herida? —aunque una parte de él estaba enojado con ella por haber desobedecido las reglas, la otra parte, estaba claramente preocupado por ella.

Seguía siendo la niña que había cuidado toda su vida. Aunque aveces era muy idiota como ahora.

—No, solo dolor de cabeza. —Jack volvió a asentir y a encaminó a la salida.

—Te dejaré para que descanses. —Rut sonrió brevemente y lo dejó ir.

Volvió a su cama soltando un largo suspiro, sonrió de nuevo ahora más tranquila y se durmió.

𝗚𝗢𝗟𝗗𝗘𝗡 𝗘𝗬𝗘𝗦; ⁿᵉᵗᵉʸᵃᵐ ˢᵘˡˡʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora