Capítulo 22

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Saqué unas Ruffles del anaquel, y las frutillas con chocolate, mi padre estaba en el baño, bañándose, él tenía una política muy establecida de oler bien frente a todo tipo de personas, y lo hacía bien, siempre tenía un olor a seguridad, no aires, un olor, olor a éxito, algo raro en realidad.

Escuché el timbre de la puerta, era Adrián, corrí rápidamente hacia la puerta para por el intercomunicador abrirle la puerta principal, cuando estaba arriba le abrí la puerta, para recibirlo con un abrazo, Adrián era alto a mi lado, pero no era tan alto como mi padre, en realidad, casi nadie era tan algo como mi padre. Nos sentamos en el sillón, esperamos en silencio, yo estaba muy nerviosa, ¿qué diría mi padre de Adrián? Era una de las preguntas qué más acosaba mi mente.

Mi padre apareció en la sala con una ceja arqueada, nunca le había presentado a un chico, no tenía memorizada ninguna reacción qué haya tenido anteriormente, porque básicamente, no había tenido ninguna.

-Buenas Tardes señor. -Adrián se mostró muy educado, algo que definitivamente llamó la atención de mi padre.

-Emm... Papá, él es Adrián, es mi novio... -Intenté presentarlo lo mejor posible, pero mi padre me interrumpió rápido.

-Alto, alto. -Comenzó a hacer notorios ademanes en frente de mi cara, por lo qué tuve que retroceder. -

-No quiero saber de su relación, ya sabes qué de todas formas te diré que no.

Con esto se levantó y pidió a Adrián que se retirara, no podía estar haciéndome esto.

-Papá, por favor, no puedes actuar de esta forma, tan inmadura. -Ahora me levanté para no estar tan abajo. - Adrián fue una de las personas qué me ayudó cuando mi mamá murió, y créeme, aún me duele, pero Adrián es quien me está ayudando. Y me enamoré. Sí, me enamoré de la misma forma, de la que tú te enamoraste de mamá alguna vez. ¿Por qué no lo puedes entender?

Mi padre se sentó tapando su cara con ambas manos, por dentro de mí me sentí muy mal, me sentía muy culpable de lo qué le había hecho sentir a mi padre, lo había atacado indirectamente, había desatado todo el dolor qué había sentido esos meses en él, aunque él no tenía la culpa de todo. Me senté a su lado, abrazándolo, tenía qué decírselo, pero definitivamente, esa no era la forma más correcta.

-Lo siento papá, no quería decir todo eso.

Hubo un silencio en el qué no se escuchó ni siquiera la respiración, por fin, mi padre se atrevió a romper el silencio.

-Entiendo, ya no eres una niñita, has crecido, y es verdad no es la forma de actuar.

Se levantó del sillón, pidió perdón y se fue a su habitación, aún mi mente no había captado todo lo qué había pasado, ¿me acababa de dar permiso de tener un novio? Por otra parte, mi subconsciente, aún pensaba en la probabilidad de qué mi padre, me obligara a viajar a otro país para estudiar.

Intenté despejar mi cabeza de todo de ideas, al fin estaba con Adrián y con el permiso de mi padre, de cierta forma tenía libertad de estar con él, sin sentir qué lo estaba haciendo a escondidas.

Intercambiamos sonrisas con Adrián, para luego darnos un caluroso abrazo, dejé un beso en su mejilla, para después sentarme a su lado. Comenzamos a comer las frutillas con chocolate, mientras hablábamos de todo lo qué nos había pasado en el día, le comenté lo del chico, a lo qué demostró un poco de celos, me dio mucha risa, sinceramente no la pude evitar, Adrián se relajó un poco más, al final terminamos jugando al Play, pasamos un lindo rato, yo era muy obsesiva con los videojuegos por lo que cada vez qué podía pegaba leves gritos, ya sea si perdía o si ganaba.

Let me be your heroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora