Capítulo 23

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Tenía esa respuesta de Adrián en la cual, él me explicaba qué había pasado, se le había descargado el móvil, lo entendí perfectamente, a mí también se me descargaba el iPhone, y me quedaba completamente aislada, por suerte no había estado con alguien más, él me seguía amando. Sonreí un poco más aliviada, pero mi expresión cambió completamente al ver el mensaje de Jeremy, estaba confundida, ¿qué quería? ¿Por qué?

"Lo siento, no puedo esperar más, voy mañana."

Dejé mi celular a un lado, no quería saber más, Jeremy verdaderamente había actuado raro aquellos días, no me hablaba nada más para decirme que me iba a visitar, pero no me decía más y cada vez que le escribía algo me marcaba el visto.

No quería darle más vueltas al asunto, llamé a Jeremy, tenía que explicarme por qué estaba actuando así, ¿qué había sucedido? Al principio, me mandaba al buzón de mensajes, diciendo que el número al que había llamado estaba ocupado, seguí intentando por un buen rato, hasta que me contestó con un: "¿Hola?" Su voz se escuchaba muy débil y ronca, como si estuviera enfermo, ¿quién viaja enfermo? De todas formas, su voz sonaba dolida, triste, no tenía aquella dulce y entretenida voz con la que solía hablarme.

-Jeremy, tienes que dejar de ser tan borde conmigo. Dime, ¿qué pasa? -Me encontraba insegura de lo que estaba haciendo, por una parte, no quería saber el por qué Jeremy estaba así, me atemorizaba saberlo, sin embargo, la duda comía mi mente, divagaba por los pasillos de mis neuronas, depositándose dentro de mis más mínimos pensamientos, y debo admitirlo, Jeremy era mi amigo, me preocupaba.

Jeremy dio un suspiro pesado, y me dijo que quería verme, que ya estaba saliendo al aeropuerto, que tenía que cortar, con eso terminó la llamada, dejé mi celular de lado, ahora estaba aún más estresada, comencé a limpiar todo mi apartamento, una tarea que hacía muy a menudo cuando me sentía encerrada, estresada, frustrada, hasta cundo me sentía enojada, era mucho más práctico de lo que sonaba, porque limpiaba la casa y me quitaba todo el peso de mis rabietas sin afectar a alguien o a algo, bueno solo a las bacterias y la suciedad.

Luego de limpiar el piso me quedé dormida en el mueble, estaba muy cansada, aunque había dormido bien, no podía dejar de sentirme agotada, al fin y al cabo, había limpiado todo el piso yo sola, sin ayuda de mi padre o alguien más, limpié la cocina, mi habitación, el baño, organicé los anaqueles, los estantes, mis videojuegos, el piso, había quedado como nuevo, verdaderamente lo parecía, cuando al fin me levanté, lo primero que hice fue dirigirme al baño, me alisté un poco para recibir a Jeremy, que no se malinterprete, sencillamente, no quería parecer como un mono de circo cuando él llegara.

Usé unos Jeans, y una blusa de champiñones, até mi cabello con mi típica cola de caballo, ya estaba, no tenía necesidad de hacer más cosas, escuché a mi móvil vibrar, era un WhatsApp de Adrián, en el que decía que no me iba a poder ver en toda la tarde, porque se iba a ir con la familia luego de la universidad, una lástima, le dije que no se preocupara, y que lo pasara bien con su familia, al parecer el único contacto humano que iba a tener aquel día era Jeremy, porque mi padre había salido a pasear por las hermosas calles de Sevilla, algo era seguro, a mi señor padre nunca le había gustado estar encerrado dentro de cuatro paredes por mucho tiempo. Una de las razones por las que siempre me castigaba, yo siempre estaba en mi cuarto, jugando algún videojuego, o leyendo algún libro. Siempre era lo mismo.

Encendí la televisión para ver qué programas se encontraban en esta, pero solo encontraba novelas y más novelas, no me gustaba nada, cambié a FOX en donde me encontré con los Simpsons, mucho mejor, comencé a ver la serie, mientras revisaba un poco Twitter, calculé el tiempo, y Jeremy ya había llegado al aeropuerto, nunca le había dicho de mi dirección exacta, sin embargo él tampoco la preguntó, no iba a verlo al aeropuerto, no podía, no tenía un automóvil, ni un carnet de conducir, además de que subirme a los taxis sola, me sembraba cierto temor.

Luego de unos cuantos minutos el timbre de mi apartamento sonó, me dirigí al intercomunicador, y efectivamente, era Jeremy, abrí la puerta, explicándole que era en el segundo piso, él entró pidiendo permiso, siempre tan educado, le ofrecí todo tipo de bebida, pero él las rechazaba todas, se sentó en el sillón, tenía una maleta pequeña, lo que simbolizaba que no se iba a quedar por mucho tiempo, me dirigí a la cocina para sacar un tubo de Pringles, unas papitas que nos encantaban a ambos, me senté en la esquina del sillón casi frente a él.

Jeremy tenía unas grandes ojeras, que se marcaban aún más frente a sus ojos verdes, y tez pálida, tenía pecas alrededor de su nariz, aquel día cargaba su cabello rubio recogido por una gorra, pero pequeños mechones sobresalían por la misma, él solía llevar camisetas polo, aquellas camisetas le quedaban muy bien, él medía 1.85, a mi lado se veía gigante. Tenía un cuerpo bien definido, era una persona muy atlética, jugar futbol era una de sus pasiones más destacadas, pero él prefería ir en su tiempo libre al gimnasio. La mayoría de chicas morían por él, nunca me incluí dentro de ese grupo, yo veía a Jeremy como un hermano, hasta mi madre lo veía como un hijo.

-Bueno Jeremy, ¿a qué debo el honor de tu visita?

-Antes de contestar a esa pregunta, debo hacerte una yo. -Me dijo mientras se acomodaba en el asiento para quedar frente a mí. - ¿Qué tal va la relación con Hiipo?

Su pregunta me aturdió un poco, yo no encontraba ninguna conexión entre Jeremy y mi relación amorosa con Adrián, sin embargo no tuve dudas en responder que todo estaba sucediendo de maravilla, definitivamente Adrián era una persona muy linda, tierna, comprensiva, hasta aquellos días había sido un novio perfecto.

-Bueno, me alegro de que estén bien. Entonces, no tengo mucho más, que decir, ya me tengo que ir.

- ¿Qué? Quédate un poco más.

-No puedo, me hace daño.

Se levantó y caminó a la puerta, rápidamente imité su acción, Jeremy definitivamente estaba actuando raro, no teníamos ni media hora sentados en aquel sillón, no sabía nada de él, y ahora quería irse de la nada, solo porque algo le hacía mal.

-No, tienes que decir ¿qué te pasa?

- ¡TÚ ME PASAS! -Sus palabras me dejaron en blanco. - ¡NO ENTIENDES QUE TÚ ME GUSTAS MUCHO! ¡Y ESTÁS SALIENDO CON ALGUIEN MÁS! ¡ME DUELE JOAN ME DUELE!

-Jeremy, no tienes que reaccionar así.

-Lo siento fui un tonto. Mejor me voy. -Jeremy cerró los ojos mientras giraba en sus propios talones dejé caer mis brazos mientras miraba hacia otro lado. Escuché un murmuro de Jeremy, no entendí bien, hasta que sentí sus labios sobre los míos, sus brazos cruzaron mi cintura, mientras yo me sorprendía mucho, comencé a forcejear pero Jeremy era mucho más fuerte que yo, terminé cerrando los ojos pero los abrí nuevamente al escuchar algo caer en el piso. Nos separamos del beso con Jeremy al escuchar este sonido.

Ambos miramos a la puerta, era Adrián, ¿cómo había entrado? En el suelo se encontraba un oso de peluche que tenía un lazo en el cuello, Adri estaba completamente estupefacto.

-Adrián no es lo que parece. -Intenté acercarme a él, pero no podía, él retrocedió.

-Es lo que parece... ¡TE QUERÍA DAR UNA SORPRESA! -Miró de reojo a Jeremy. - Pero al parecer yo fui el único sorprendido...

Tiró el ramo de rosas al piso, y se fue sonando la puerta, no podía creerlo, había terminado conmigo.

Let me be your heroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora