Capítulo 24

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Le pedí a Jeremy que se fuera de mi piso, estaba mal, me sentía mal, tomé mi móvil, quería llamar a Adrián, pero él no contestaba, estaba tirada en el suelo en una mano sostenía el oso de peluche y el ramo de flores, las rosas estaba destrozadas, habían quedado así cuando Adrián soltó las rosas con gran fuerza, cada vez que llamada, se desviaba la llamada al buzón de mensajes, 30 llamadas, ninguna contestó.

Necesitaba un poco de apoyo, llamé a Lisa, ella no se demoró en contestar, siempre estuvo para mí.

-Hola Joan, ¿qué pasa mamacita?

-Lisa... La lié parda... -Para este momento, ya estaba llorando, y no podía hablar bien. -

- ¿Qué? Haber, cuéntamelo todo... Y más lento...

Le conté todo lo que había pasado, incluí los antecedentes de que Jeremy había actuado de forma extraña esos días. Lisa guardó silencio mientras analizaba toda la situación. No podía evitar sentirme culpable, actualmente, entiendo que no tenía la culpa de nada, al fin y al cabo todo era un completo mal entendido, no podíamos asegurar nada, pero en aquel momento, nada cobraba sentido entre mis pensamientos, todo se volvía negro, mientras que mi conciencia me atacaba cada vez más, ¿por qué me sentía tan mal? ¿Por qué no podía quitar la imagen de un Adrián dolido de mi cabeza? Sencillamente, Adrián se había convertido en una de las partes principales de la vida.

-Creo que puedo hablar con él. -Mencionó Lisa desde el otro lado del teléfono, era una opción viable, o al menos eso pretendía, pero no me llamaba la atención; la relación incluía a Adrián y a mí, no a Lisa, por lo que, agradecí su ayuda mientras la negaba. -Bueno, entonces deberías ir a su casa, pedirle perdón.

-Tienes razón, aquí en el piso no podré hacer nada. Gracias por todo.

-Vale, no te preocupes, cuando vuelvas me dices cómo te fue.

Y con eso dimos terminada la llamada, me levanté del piso para dirigirme al baño, limpié mi cara, tenía los ojos hinchados, solté un suspiro pesado, tenía que enfrentar el problema, tomar al toro por los cuernos, darle cara al asunto, sonaba tan sencillo en frases, pero era tan difícil en hechos. Arreglé mi peinado, no debía pensármelo más, porque entre más me lo pensaba, más me dudaba en hacerlo o no, Adrián necesitaba una clara explicación, la merecía, no una excusa.

-Quizás si le explico todo que pasó, quizás entienda, y me perdone.

Ahora estaba hablando frente el espejo, ensayando qué debía decirle, me veía patética, pero era necesario, o al menos, así parecía. Salí del baño, estaba decidida, tenía que hacerlo, era necesario, dejé una nota a mi padre, y partí al piso de Adrián, era el momento.

Cuando llegué me sentía dudosa, toqué el timbre, su madre me contestó por el intercomunicador, le pregunté por Adrián, ella mencionó que estaba un poco raro, yo entendía la razón, obviamente, entonces la madre de Adrián me dejó entrar comencé a subir, estaba nerviosa, toqué la puerta de la entrada, cuando vi a la madre de Adrián me sentí un poco más aliviada, ella era una mujer que me daba mucha calma, me mantenía bien. Me indicó que él estaba en su habitación, estaba asustada, temía al rechazo de Adrián.

Giré la chapa de la habitación de Adrián mientras que, levemente, empujaba la puerta para abrirla, encontré a Adrián acostado en la cama, con los audífonos en los oídos, mirando al techo, me acerqué a él, toqué su hombro para llamar su atención, el giró su mirada enfocándose en mí, apartó sus audífonos, y se sentó en la cama.

- ¿Qué quieres? -Su voz sonaba mal, estaba cortante, seco, enojado, estaba muy enojado, lo reflejaban sus ojos.

-Quería darte una explicación.

- ¿Para qué? Solo tienes que ir con el tal Jeremy. Hubiera sido menos doloroso, si solo me hubieras dicho que no me querías. Así que si vienes a decir algo, que no sea una explicación, te escucho. Si no... -Hizo una pequeña pausa. - Puedes irte, conoces la salida.

Me quedé fría, él no quería escucharme más. Le dije que estaba bien, y me retiré de su habitación, me despedí de su madre, ella estaba asombrada de lo rápido que había sido mi visita, no respondí a su asombro, solo me retiré de su piso, cuando ya estuve en la calle, di una mirada al edificio, volví a suspirar, todo tenía pinta de haber acabado.

Comencé a caminar sin ningún propósito, no tenía ninguna meta a la que llegar, hasta que mi móvil comenzó a vibrar, una llamada, respondí rápidamente, con la esperanza de que fuera Adrián, no lo era, era Gangsta un amigo mío, alguien que conocí por el medio de YouTube, era un chico muy tierno, siempre compartíamos tiempo libre, en el cual grabábamos, o intercambiábamos pensamientos, era mi compañero de dudas, y definitivamente, contaba con su apoyo para todo lo que necesitara, cuando yo hacía algo mal, él estaba ahí para decirme cómo debía actuar, en las buenas en las malas, me criticaba para seguir adelante, nunca me había felicitado por algo que había hecho mal. Era una gran persona.

-Hola Joan, ¿qué tal todo?

-Oh, hola, pues pasando la vida. ¿Y tú? -Me senté en una banca de un parque que estaba en el camino.

-Pues bien, todo ha ido genial con Yari. Estamos en Sevilla, queríamos verte... ¿Dónde podemos quedar?

-Te mando un mensaje con mi dirección, y nos vemos mañana.

-Vale Joan, ¿estás bien? -Tenía ganas de contárselo, pero preferí comentarlo al día siguiente, cuando nos íbamos a ver.

-Sí, hablamos mañana, estoy en la calle. -Nos despedimos y guardé el móvil en mi bolsillo, y me dirigí a mi casa, ya no podía estar más en la calle.

Al siguiente día, Gangsta y Yari fueron a mi casa, les conté todo, se sentían mal, quizás no tanto como a mí me dolía, Yari comentó que era mejor idea dejar de pensar el tema, vimos unas película mientras comíamos pizza de jamón y queso, la favorita de Gangsta, mi padre no me había hablado en todo el día, al parecer, Gangsta le había comentado, mi padre no era muy bueno en rupturas, había pasado por una, se le veía desde muy lejos, que aún le dolía, el amor no le pintaba bien, era una pena, porque él era un hombre muy detallista, pero lamentablemente, era muy estricto; no pensar como él, desde su punto de vista, era un completo delito, algo similar a un pecado capital.

Cuando Yari y Gangsta, se fueron, mi padre se me acercó explicó que lo mejor era seguir con mi carrera, que un corazón roto no debía detenerme de seguir mis sueños, entre ellos ser doctora, acepté, a lo mejor un cambio era lo necesario, comenzó a buscar en internet aerolíneas que nos llevaran a Estados Unidos lo antes posible, me dirigí a mi habitación, tendría que someterme a otra mudanza, perfecto.

Perfecto, ocho letras, dos "e", una "p", una "r", una "f", una "c", una "t", una "o". Familia de palabras: Perfección, perfecta, perfeccionismo, perfeccionista. Anagrama: Ninguno.

Todo me recordaba a Adrián, y por más que intentaba despearme de mis pensamientos de Adrián, sencillamente no podía, era aquella pieza mi rompecabezas, no toleraba la distancia que formaba la ruptura que habíamos tenido Adrián y yo, era imposible no concentrarse en él, el sabor de sus labios, su olor, su voz, su tipo de ropa, sus ojos, su personalidad, odiaba no verlo. Al final, nos marchamos de Sevilla, nos despedimos de Matías, les avisé a todos mis amigos y amigas que me iría a Estados Unidos, la mayoría se sentía bien, estaban orgullosos de que tenía la oportunidad de seguir la carrera que me gustaba, antes de partir al aeropuerto, grabé un blog explicando que me retiraba de YouTube por seguir mi carrera, al principio quería llorar, y al final también, entonces decidí terminar con un mensaje, no podía seguir grabando, mi voz se rompía de poco a poco.

Entonces, partimos al aeropuerto, compramos los boletos, yo me sentía completamente mal, mi padre estaba entusiasmado, mientras que Yari y Gangsta solo me daban abrazos de despedida, ambos amaban mucho los abrazos. La voz de la mujer llamó, era tiempo de abordar el avión, así que nos dirigimos a la pista, era un adiós.

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Let me be your heroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora