CAPÍTULO 3

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Harry no estaba seguro de cuál era el verdadero motivo por el que Louis había insistido en asociarse con él para encontrar a los demonios, pero estaba seguro de que no era sólo porque aquélla fuera su ciudad y la conociera muy bien. Había algo más y quería averiguar lo que era.

Lo que más le sorprendió fue descubrir que Louis tiene sangre de demonio. Ese habría sido motivo más que suficiente para obligarlo a que le diera la información que necesitaba y luego marcharse sin ninguna intención de volver a verle nunca más.

No había sido una buena idea haber aceptado trabajar con él, especialmente teniendo en cuenta la gravedad de la situación.

Harry había estado observándolo mientras dormía. Se había quedado en aquella habitación de hotel cuando tendría que haberse ido a buscar a los demonios. El humano no necesitaba que se quedara allí.

Gracias a sus poderes había conseguido eliminar hasta el último rastro de la demoníaca toxina que había en su cuerpo, él sólo necesitaba dormir para recuperar las fuerzas. Entonces, ¿por qué se había quedado allí?

Había sido incapaz de irse de su lado. Le había quitado las botas y luego las armas, y para entretenerse había ordenado sus cuchillos por tamaños. Luego había inspeccionado su espada. Aquella corta espada de plata estaba bendecida, lo cual le hacía sospechar que se trataba de un semi-demonio cazador. Le había dicho que protegía la ciudad de Londres y parecía decidido a expulsar de su zona a aquella peligrosa especie.

Tenían algo en común.

Los dos cazaban demonios.

Harry había peleado contra la tentación de apartarle el flequillo de la cara y colocarlos detrás de su oreja, había deseado como nunca que abriera los ojos y le mirara, que se despertara y hablara con él. Louis tenía unos increíbles ojos azules rodeados por unas largas pestañas que potenciaban su pecaminosa imagen.

El ángel se había ido a su habitación y había intentado dormir, pero le había resultado completamente imposible sabiendo que él estaba tan cerca.

Definitivamente, aquel hombre era una distracción.

*

Ahora, Harry caminaba junto a él, erguido, elegante y con la cabeza bien alta. Miró a Louis, él volvió la cabeza muy despacio y le observó con aquellos ojos azules. Las farolas de la calle les robaban el color, pero él los recordaba perfectamente.

—¿Conoces bien Londres? —le preguntó conduciéndolo hacia otros pensamientos.

Estaban volviendo al lugar donde se habían enfrentado al demonio la noche anterior. Louis había insistido en empezar por allí. Era un camino sin salida, pero por algún motivo Harry dejó que se saliera con la suya.

—Un poco. — El ángel tenía varios cientos de años de experiencia, pero no pensaba decírselo.

Se detuvo y lo observó mientras caminaba balanceando las caderas lo suficiente como para captar su atención. Los pantalones skinny de color negro que llevaba se ceñían a su trasero y a sus caderas remarcando su figura.

¿Qué estaba haciendo?

Harry razonó consigo mismo: argumentó que aquel humano no sabía pelear y que ése era el único motivo por el que no quería dejarlo marchar. Si lo hacía Louis volvería a cazar de nuevo y podría acabar malherido. No quería que pasara eso. Él estaba cumpliendo su deber como ángel protegiéndolo.

No tenía nada que ver con el hecho de que se sintiera atraído por él.

Si alguien lo descubría tendría graves problemas. Acercarse demasiado con un mortal era una cosa, pero enlazarse con un demonio era otra cosa muy distinta.

ÁNGEL CAZADOR DE DEMONIOS (LS AP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora