CAPÍTULO 6

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Al siguiente día el Club La Novena Nube sí estaba abierto.

Louis lo pudo oír desde la otra calle. Las intensas vibraciones de la música y la charla de los clientes que esperaban en la puerta flotaban en el aire de la noche.

Dobló la esquina junto a Harry, quien había vuelto a cambiar su apariencia. Aunque para él no cambiaba nunca. Fuera cual fuese el glamour que utilizara, siempre le veía tal como era, y también lo haría cualquier demonio que pudiera haber en el club.

La fila de la gente que quería entrar en el local llegaba casi hasta la esquina. Louis ignoró las sucias miradas que le dedicaron cuando se acercó a la entrada.

El demonio que había en la puerta se quedó de piedra cuando los vio. Frunció el ceño, bajó el portapapeles que sujetaba con una mano, y se llevó la otra mano a la boca. Un sonido eléctrico se unió al palpitar de la música y el hombre adoptó una expresión de concentración.

Estaba avisando a los demás.

Louis se acercó a él con una sonrisa dulce en los labios, pero por dentro estaba tenso y preparado para pelear. Esa noche sí que llevaba la espada oculta bajo su chaqueta de mezclilla; la llevaba pegada con cinta a la espalda, donde siempre debía estar.

El guardia era más alto que él: más de varios kilos de músculos envueltos en ropa negra y coronados por una cabeza rapada. La mayoría de la gente se sentiría intimidada, pero él no. Sólo era un gran obstáculo que le bloqueaba el paso y sabía que lo podía mover con facilidad.

Harry esperó.

Louis estaba contento de que le estuviera dejando espacio para desplegar sus encantos con el gorila y que no lo estuviera presionando, pero una parte de él deseaba que estuviera a su lado; quería ver cómo se pondría cuando lo viera flirtear con un demonio. No lo estaba haciendo para ponerlo celoso, pero sin duda era un gran aliciente.

—Hola —le susurró mientras tomaba la enorme mano de aquel hombre y le alejaba el walkie-talkie de la boca.

El guardia lo miró fijamente con sus ojos pálidos. Al verlos hubiera dicho que era un vampiro. Pero no tenía ni la clase ni el aspecto de un vampiro. Aquel hombre no era mucho más inteligente que el demonio contra el que habían peleado la noche anterior. Otro patoso.

—¿Estamos en la lista? —le preguntó y sonrió, le soltó la mano y miró el portapapeles.

Los demonios podían entrar en la Novena Nube sin problemas, y a veces él lo hacía para encontrarse con algún contacto, hablar con la dueña, o para conseguir que alguien le diera la información que necesitaba.

Sin embargo, jamás había ido en fin de semana cuando estaba tan lleno, y no estaba muy seguro de lo que les aguardaba al otro lado de la puerta. Normalmente él llegaba más temprano, se ocupaba de sus asuntos, y se marchaba antes de que llegara la gente y empezara la fiesta.

—Puede que tú sí estés, pero él no. —El hombre hizo un gesto por encima de su cabeza.

Louis podía sentir a Harry allí: una presencia con un matiz oscuro que no había percibido hasta aquel momento. Algo tan afilado como una cuchilla. El ángel no estaba contento. Tenía la mirada clavada en ellos y él resistió la tentación de volverse y ver el aspecto que tenía para saber si su negra maldad se debía por él.

Si lo era, entonces estaba claro que estaba jugando con fuego. Louis no imaginaba que Harry pudiera ocultar tanta oscuridad en su interior, pero hasta el último de sus sentidos le decía que no estaba en peligro. ¿Los ángeles podían ser violentos? Nunca había presenciado nada parecido antes, a él hasta lo había visto pelear de un modo muy relajado con los demonios.

ÁNGEL CAZADOR DE DEMONIOS (LS AP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora