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Salí de la cama y entré en la habitación de Tae. Estaba sentado en la cama con la mano izquierda en la cabeza y respiraba con dificultad.   

—Hey —susurré.  

Me miró. Tenía los ojos muy abiertos, incluso en el cuarto oscuro. Negó con la cabeza.   

—Sueño. 

—Oh, nene —dije, yendo hacia él. Me senté en el borde de la cama a su lado y puse mi mano en su brazo—. Estás bien.    
 
Sollozó y resopló.     
 
—Quédate. Por favor.  

—Por supuesto —dije. Me puse a un lado, o mejor dicho, lo que   había sido mi lado, y me metí bajo las mantas. Me deslicé y lo insté a que se acostara y lo arrastré suavemente a mis brazos. Vino de buena gana, acurrucándose en mí como solía hacer. Su cabeza estaba en mi hombro, y su brazo enyesado era pesado en mi pecho pero se sentía bien. El peso del mismo fue reconfortante. Le froté la espalda y le susurré cosas dulces en la parte superior de la cabeza.  

La respiración irregular de  Taehyung se niveló, y en poco tiempo, se apagó como una luz.  

Dormía profundamente, como si no hubiera dormido tan bien en semanas. Fue un sueño profundo y pesado, y sonreí mirando al techo. Sabía que esto significaba cosas diferentes para nosotros. Era puramente para consolarlo, pero Dios, era un consuelo para mí también.  

Nuestra respiración sincronizada, la subida y bajada de nuestros pechos, nuestros latidos... Cerré los ojos, disfrutando de este maravilloso sentimiento.  

Lo siguiente que supe fue que era por la mañana.  
  

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Me levanté antes que él y pensé que sería mejor si no se despertaba y se asustaba porque yo estuviera en su cama. Salí de debajo de las sábanas y me puse una camiseta, y luego fui a hacernos el desayuno. Llevé la bandeja de café descafeinado y tostadas a la habitación y se despertó.  

  —Buenos días —dije, sin poder dejar de sonreír. 

—Mmm —dijo, tratando de despertarse.  

—Hoy desayuno en la cama —dije.     

Se sentó, apoyado en la cabecera, con los ojos despejados.     
 
—Oh, buenos días.  —¿Cómo te sientes?  
  
—Bien. —Miró a mi lado de la cama, que estaba deshecho por el sueño. Oh. Siento lo de anoche.  

Deslicé la bandeja sobre la cama.   

—No te disculpes. Estuvo bien. Yo, um, en realidad, dormí como un muerto.  

Tarareó.   

—Yo también. Dormí toda la noche. Aparte de la pesadilla... pero cuando estuviste aquí, estuvo... bien. El mejor sueño de la historia.  

Le di un café.   

—¿Recuerdas la pesadilla?  

Negó con la cabeza.   

—No. Es sólo oscuridad y caída. Es horrible.

—Tomó el café y suspiró—. Pero volví a soñar el otro sueño, creo. Después. No sé. No hay mucho que tenga sentido en mi cabeza. Es difícil saber si es un sueño o una realidad. Si estoy recordando algo o si es sólo un sueño.  

¿El otro sueño?   

—¿Qué fue?  

Hizo una mueca.   

Piezas de ti  •KookTae•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora