XIII

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Dia 6

El día transcurrió de manera habitual hasta que la noche nos envolvió en su manto de serenidad. Me sentía tranquila y en paz, una sensación que, a pesar de los pocos días que llevaba conociendo a Aziel, se había convertido en un refugio inesperado. No quería irme de allí y yo solamente estaba haciendo tiempo, una vez supiera la razón me iría. Sin embargo, no podía ignorar la curiosidad que me invadía, la necesidad de saber por qué había venido aquí en primer lugar. Tenía que descubrir más sobre Iris.

Su voz tenía un tono pesado, lleno de pesar y amargura. Estaba sentada frente a el, mirándolo con ojos llenos de preguntas y emociones complejas.

—El día que tu madre decidió ser concubina, fue el mismo día que nuestro padre colapsó —tomó un sorbo de café—. Ese día, ella estaba decidida. Ni yo ni nadie habría podido detenerla.—

Asentí lentamente, intentando procesar la información. Saber que Iris había tomado una decisión tan crucial, una que cambiaría su vidas para siempre, me hacia querer saber mas.

—Puede que esto duela, pero su plan desde el principio fue concebir un hijo del emperador, para que este sea su ancla y mantener su posición como próxima emperatriz —continuó, con una mirada cansada en los ojos—. Así que... desde un comienzo solo fuiste el peón de mi hermana—

Las palabras que dijo resonaron en mi mente como un eco sombrío. La sensación de ser simplemente un medio para un fin, una herramienta en sus planes, conocía muy bien ese sentimiento

—o eso pensaba —su voz ahora llena de dolor—. Hasta el día en que la vi destrozada. Pero aun así te defendía—

...

Claude se mantenía impasible, observando a Iris mientras ella enfrentaba su destino con determinación y amargura. Los ojos de ella brillaban con una mezcla de desesperación y resolución, y sus palabras resonaban en la sala, cargadas de una intensidad que no podía ignorar. 

—Iris, ¿por qué huyes? —Claude pregunto con sarcasmo—. ¿Será por esa niña? ¿Artemisa, le pusiste?—

La mirada de Iris se volvió un fuego ardiente de furia y tristeza. Sus ojos estaban llenos de un dolor que yo no podía entender completamente. Había estado distanciado de mi hermana durante tanto tiempo que apenas la reconocía.

—No te atrevas a decir su nombre con tu sucia boca, bastardo —gritó Iris, defendiendo a su hija con una valentía sorprendente.

—Hubieras sido emperatriz, si tan solo no hubieras huido—comentó Claude, su tono teñido de desdén y, en cierta medida, lástima.

—No quiero... Ya no necesito serlo —respondió Iris con una sonrisa desgarradora que revelaba su resignación ante un destino que parecía inevitable. —encontré una razón mejor por la cual sobrevivir—

El observaba en silencio mientras Iris luchaba por mantener su compostura. En ese momento, me di cuenta de que mi hermana había enfrentado innumerables batallas internas, y ahora estaba dejando ir su propósito. Sin embargo, también capte la determinación en sus ojos; Iris había decidido proteger a su hija, incluso si eso significaba sacrificar su propia libertad y vida.

—Hermana... —susurre, sintiendo una punzada de tristeza y arrepentimiento por el distanciamiento entre nosotros que había perdurado durante tanto tiempo.

Iris levantó la mirada y se encontró con la mía. En ese momento, entendí algo fundamental: ella ya había amado y perdido, y ahora estaba dispuesta a enfrentar las consecuencias de sus elecciones.

—¡Búsquenla! —ordenó Claude, Iris desplegando su magia en un intento desesperado de ganar tiempo para que Elvira pudiera huir con su hija.

Claude se mantuvo calmado, sin inmutarse por el poder mágico de Iris que llenaba la sala. Sabía que Iris estaba luchando con todas sus fuerzas para proteger a su hija, y por primera vez en mucho tiempo, sentí esa admiración que una vez tuve de ella.

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒖𝒃𝒊𝒏𝒂 𝒐𝒍𝒗𝒊𝒅𝒂𝒅a/Princesa Encantadora/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora