X

893 103 5
                                    

Y así faltaban solo unos días para el debut de Athanasia y el de Jennette

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y así faltaban solo unos días para el debut de Athanasia y el de Jennette. Por alguna razón, me sentía emocionada. Quería ver su baile, quería verla disfrutar de su día.

La historia seguía su curso original a pesar de los malos encuentros que tuve en el pasado. Siempre tuve el temor de que algo que hiciera afectara el rumbo de las cosas, por eso estuve atenta todo el tiempo hasta esta fecha, asegurándome de que no sucediera nada que pudiera alterar el destino. Había hecho un buen trabajo, excepto por algo.

—Oye, ¿Cómo es eso de que no sales para nada de este lugar? — Ese mago de quinta, como solía llamarlo, venía a molestarme cada vez que podía.

Desde nuestro primer (bueno, segundo) encuentro, él supo dónde encontrarme y venía a molestarme sin cesar. Intenté poner hechizos en mi habitación, pero siempre lograba cruzarlos y se sentaba en mi silla, como si le perteneciera. Tenía la suerte de que nuestras interacciones verbales no afectaran en nada al futuro.

—¿Es que acaso no te puedes ir a otro lado? — le espeté mientras seguía escribiendo los papeles que me habían dejado.

—No puedo, Athanasia está con su amigo Ijikiel y no tengo con quién hablar — respondió como si nada. —En un momento la regresaré, pero hasta entonces, estaré aquí—

—¿Qué pecado cometí para estar soportándote? — murmuré, más para mí misma que para él. Aunque rápidamente cambie de animo a uno emocionado por lo que dijo. Pronto, él volvería a la sala de baile y se pondría celoso.

—Mago, ¿de casualidad no estás sintiendo algo extraño en tu ser? — Dejé el lápiz en la mesa y fijé mi mirada en él.

—¿Cómo qué? — preguntó, confundido por mi pregunta.

—Un sentimiento que nunca has experimentado — insinué con una sonrisa traviesa en los labios.

—Ahora que lo mencionas... — Su mirada se poso en mi y comenzó a reflexionar, y en ese momento, supe que mi plan estaba funcionando. Pronto, una sonrisa picarona se posó en mis labios.

—Bien, ya me diste tu respuesta. — La ironía resonaba en mis palabras mientras continuaba con mis preparativos.

—Ya vete, tengo cosas que hacer — lo eché rápidamente de mi habitación, empujándolo hacia fuera. —Recuerda n—

—No le diré nada a tu hermana — dijo, interrumpiéndome, antes de alejarse. Su figura volvía a su tamaño original, el tamaño que tenía cuando estaba Athanasia.

Tuve suerte de que su interferencia no afectara nada por el momento. Podría disfrutar de este evento por ahora, aunque en el fondo sabía que la tragedia eventualmente llegaría. Una sensación inquietante se apoderó de mí mientras continuaba con mis preparativos. Sin embargo, por ahora, me permití sumergirme en la celebración, saboreando la calma antes de la tormenta.

...

—Tengo un dilema, Gabriel — puse mis manos sobre el escritorio y me recosté en ellas, profundamente preocupada —No tengo ni idea de qué regalarle a Athanasia.—

𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒖𝒃𝒊𝒏𝒂 𝒐𝒍𝒗𝒊𝒅𝒂𝒅a/Princesa Encantadora/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora