Capítulo 8

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—El baile de navidad se celebra cada año cuando está presente el Torneo de los Tres Magos, es decir, el baile no se celebra si no hay torneo. Como su nombre lo indica, es un baile que se celebra en navidad. Espero que todos y cada uno de ustedes se esfuerce por dar un buen paso, muy literalmente, no obstante, lo más importante es divertirse, pero no por eso van a portarse como un montón de animales, ¿No? –dijo la profesora Sprout–.

Los alumnos de Hufflepuff habían sido reunidos por su jefa de casa, la profesora Pomona Sprout, para anunciar el baile de navidad, al cual, Aloïsia estaba segura de no asistir, no porque no quisiera, sino porque estaba segura de que no recibiría invitación.

—Ahora, levántense y elijan una pareja, esto va a ser tan solo un ensayo –dijo la profesora Sprout, con su característica sonrisa–.

Todos los alumnos se levantaron bastante dudosos, mirándose incómodos los unos a los otros, y la profesora Sprout, al ver esto, colocó sus puños en sus caderas y chistó, para luego tomar al primer estudiante que vio y comenzar a bailar de forma exagerada.

—¡Algo así!, ¡No sean tímidos, por favor!, El día del baile no querrán hacer un papel lamentable junto a su cita, ¿Verdad? –exclamó la profesora de Herbología mientras llevaba de acá para allá al estudiante que había apresado–.

Los estudiantes rieron a carcajadas y se soltaron un poco más, aunque sin perder un ligero tinte de timidez.

Susan fue invitada a bailar casi al instante, mientras Aloïsia se quedaba en una esquina a contemplar al resto, como de costumbre.

El hecho de ser invisible no solo aplicaba con George, lo hacía con ámbitos de su vida cotidiana, nadie se daba cuenta de su existencia, al punto en que sus propios compañeros de casa desconocían su nombre.

Contadas eran las personas que notaban su existencia, una de ellas era Susan, sus padres, Snape, y ahora, y contra todo pronóstico, George, algo irónico teniendo en cuenta que desde hacía cinco años ni siquiera estaba enterado de su existencia.

Ser prácticamente omnipresente tenía sus ventajas y desventajas, era una gran ventaja porque podía llegar tarde a cualquier lugar y nadie lo notaría, también podía colarse dónde quisiera y ni siquiera la verían, no obstante, su mayor desventaja, era exactamente eso, podía hacer prácticamente todo, pero nadie la notaría.

Había sido tortuoso tratar de llamar la atención de la persona que le gustaba durante tres años, pues los últimos dos se había rendido completamente y había decidido seguir con su vida, no obstante, ni siquiera de esa forma había conseguido pasar página, pues la historia se repetía: nadie la notaba, y cuando lo hacían, la rechazaban al considerarla demasiado aburrida.

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El Quidditch era uno de los pasatiempos favoritos de Aloïsia, algo ciertamente irónico teniendo en cuenta que, siendo sinceros, su casa apestaba en ello.

Aloïsia ocupaba el puesto de golpeadora, era la encargada de defender a su equipo y redirigir las bludgers al equipo contrario, tarea que se le daba especialmente bien al poder pasar tan desapercibida.

Aunque claro, no importaba cuan buena fuera en su papel de golpeadora, si el resto del equipo no colaboraba, difícilmente llegaría a algún lugar, pues uno de los grandes problemas de su casa, era que ni siquiera se esforzaban en intentar ganar, pues para ellos, "después de todo, el partido ya estaba perdido". Los que se veían obligados a acarrear al equipo eran Aloïsia y Cedric Diggory, el buscador, pues eran los únicos que se tomaban en serio los partidos.

Electric Love | George WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora