Capítulo 1

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El sexto año de Aloïsia había comenzado, y con él, otro aburrido ciclo escolar.

El principio del año había sido bastante movido, y no solo porque se festejaba la "Copa Mundial de Quidditch", sino también por el gran ataque que se provocó después de esta.

Nadie había visto nada, nadie sabía quién lo había perpetuado, solo sabían y habían visto la destrucción masiva que se había provocado y los muertos que hubo, también, se mencionaba la "Marca Tenebrosa" que se había formado en el cielo esa noche.

En un principio se había teorizado que el ataque se debió a la pésima seguridad que había, pero luego, se demostró por qué incluso el Ministerio de Magia estaba preocupado por lo sucedido.

El lugar estaba plagado de seguridad, en cada rincón había un mago que se aseguraba de velar por la seguridad de los civiles, y aun así, tal incidente se dio.

La madre de Aloïsia por poco le prohibía regresar a Hogwarts, al menos hasta que la situación se controlara, pero su hermana mayor y su padre, se habían encargado de convencerla de lo contrario.

—Ahora que ya están sentados, quisiera informarles algo –comenzó Dumbledore, y segundos después, el celador, Argus Filch, entró al comedor, corriendo de forma ciertamente graciosa, levantando demasiado los pies, y "sosteniendo" su corazón– este castillo no solo será su hogar este año, sino también el de varios invitados especiales, ya que Hogwarts, ha sido elegido...

Argus se acercó al barbudo y tomó grandes bocanadas de aire antes de murmurar algo inentendible.

—Como les decía, Hogwarts ha sido elegido como la sede de un legendario evento: El Torneo de los Tres Magos –retomó el mago, mientras Filch volvía a irse corriendo–.

Las mesas se llenaron de suspiros de asombro, sobre todo de los mayores, pues lo más pequeños, no tenían ni idea de lo que hablaban.

El torneo de los tres magos se celebraba cada cinco años, era una competición que se realiza entre los tres colegios de magia más importantes: Beauxbatons, Durmstrang y Hogwarts, en la cual se elige un campeón de cada uno de los colegios para que participe en tres pruebas.

La tradición del Torneo de los Tres Magos había sido cancelada muchos años antes de que Aloïsia siquiera fuera concebida, por lo que, era el primer torneo que tenía oportunidad de ver.

—Para aquellos que no lo sepan, el torneo de los tres magos reúne a tres escuelas para una serie de pruebas mágicas, y de cada escuela se selecciona un estudiante para competir, y que quede claro, si son elegidos, estarán solos, y créanme cuando digo, que este torneo no es para los asustadizos, pero hablaremos luego, por ahora demos la bienvenida, a las bellas señoritas de la academia Beauxbatons, y a su directora, Madame Maxime.

Las puertas del gran comedor se abrieron de par en par, y por ellas entró un bello grupo de chicas, su cabello estaba perfectamente recogido en una elegante coleta baja, sus uniformes eran de seda color celeste, portaban distinguidos tacones bajos de color blanco y negro, y medias de red negras.

Danzaban de forma grácil y femenina, como si por arte de magia todas supieran bailar ballet a la perfección pese a portar tacones, y además, de quien sabe dónde, emergieron mariposas azules, que revoloteaban alrededor de ellas, haciéndolas parecer aún más bellas de lo que ya eran.

La directora era fácilmente la mujer más grande que había visto, aunque también la peor vestida. Llevaba un vestido color borgonia, con un estampado irregular que simulaba la piel de serpiente, mangas y cuello afelpado, como si tuviera un hurón envuelto alrededor de esas secciones, y tacones bajos en punta de color negro.

Los siguientes habían sido los estudiantes de Durmstrang, el colegio de magia en Rusia.

Ellos eran totalmente lo opuesto a las chicas de Beauxbatons.

Sus uniformes lucían como uniformes militares, eran de color café opaco, con un cinturón en la cintura y tres botones dorados cerca del hombro y clavículas, la mayoría de ellos tenía unos distintivos Ushankas de color negro sobre sus cabezas, y tres de los que iban delante, no los poseían, además de que llevaban bastones dorados, que parecían tener la cabeza de un águila tallada.

Eran masculinos, demasiados.

Sus trucos con los bastones y sus piruetas le recordaban a las porristas del mundo muggle.

—Ese es... –balbuceó Susan Bones a su lado–.

—Viktor Krum –completó Aloïsia de la misma forma–.

Los últimos en entrar fueron el director, Igor Karkarov, y el famosísimo Viktor Krum, el buscador del equipo de Quidditch de Bulgaria, robándole muchos suspiros al comedor, tanto de chicos como de chicas.

—Es mucho más guapo de cerca –agregó la pelirroja–.

Aloïsia no era gran fan del Quidditch, no obstante, de todas formas, era suplente para el equipo de su casa, en el puesto de golpeadora.

No compartía posición de juego con Viktor, pero eso no era impedimento para admirarlo cómo lo hacía.

El banquete finalmente comenzó, y acompañado de él, más anuncios aún.

Había un nuevo profesor, Alastor "Ojoloco" Moody, uno de los mejores aurores, o como se le llamaba a él, "cazador" de magos tenebrosos, gracias a él, las celdas de Azkaban estaban repletas, aunque actualmente, se decía que ya estaba completamente demente.

Dumbledore terminó por anunciar las reglas para participar del torneo, junto con el Director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, y además, se anunció una nueva regla, debido al peligro, solo los jóvenes de diecisiete años o más, podían participar, cosa que hizo enojar a la mayoría del comedor.

La forma de participar era sencilla, si tenías diecisiete o más años, solo debías escribir tu nombre en un papel y meterlo en el Cáliz de Fuego, el tiempo límite para inscribirse era hasta el jueves a la misma hora.

El banquete se dio por finalizado minutos más tarde, y los estudiantes volvieron a sus casas.

—¿Oíste? –murmuró Susan a su lado– Cedric se inscribirá.

—Era de esperarse, le gusta destacar, y no lo digo en el mal sentido –dijo Aloïsia con una sonrisa orgullosa–.

Cedric Diggory era un chico de último año, apuesto, brillante, y el buscador del equipo de Quidditch de Hufflepuff.

Era como el diamante en bruto de Hufflepuff, no había algo en lo que no destacara, y rompía aquella popular creencia de que los Hufflepuff eran "mediocres", o que solo servían para herbología.

Los prejuicios contra los Hufflepuff eran muchos, y Aloïsia, al igual que la gran mayoría de los otros estudiantes de su casa, los odiaban, pero no había mucho que pudieran hacer en contra de eso, ¿No es así?

Electric Love | George WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora