KILLER QUEEN, las joyas de la princesa

08 ; spells and fairs

    Haberon leía los papeles en silencio. Ya estaban en el palacio marigold en la oficina del segundo principe el silencio reina en la habitación si no fuera por los pasos de Safihye, nuevamente recorría el lugar con suma curiosidad.
    Haberon pudo notar como ella pasaba sus manos por los libros, como si estuviera buscando el indicado para leer, ella se detuvo en uno de estos y lo abrió.

     Claro el príncipe entendía de donde salía la curiosidad de la princesa y este deseo de leer los libros, después de todo tanto ella como él estudiaban la magia, aunque Haberon sabia que Safihye tenía mayor control que él pues no nesecitaba usar artefactos como bastones o varitas. La magia nacía de sus manos.

      —Princesa.
      Safihye levanto la mirada mirando al principe, él hizo una seña para que se acercara lo cual ella hizo.
      —¿Puede abrir esto?—Le pidió entregándole aquel sobre del cual su hermano poco le había hablado.
      —¿No puede abrirlo?
      —Tiene un sello mágico.

      La muchacha tomó el sobre examinándolo por unos segundos, ella lo abrió con tanta facilidad que Haberon se sorprendió, cuando Safihye le iba a entregar la hoja lo que parecía ser un humo negro fue directamente a las manos de Haberon aferrándose a su piel, hubo pánico en el príncipe pero sin embargo no hubo dolor.

      Haberon vio que en sus dedos ahora había unos simbolos extraños, ahí fue cuando vio que Safihye tomaba sus manos, el metal de sus anillos le hacía cosquillas pues se sentía frío.

     —No es nada grave, es un hechizo de contención—Dijo Safihye mirando sus manos.
     Haberon podía sentir sus mejillas sonrojarse, pues ella no lo soltaba, aún seguía sin descifrar lo que causaba esa mujer.

—El hechizo es permanente?—Pregunto Haberon mirando a Safihye. La mujer solo ríe un poco.
—Se nota que no sabes mucho—Dijo ella mirándolo con una suave sonrisa, Haberon frunció ligeramente el ceño por la ligera burla, ella soltó sus manos y lo miró a los ojos.—Será mejor que me vaya.

¿Tan rápido? Haberon frunció el ceño mirándola, miró a los lados de la habitación intentando buscar una excusa para que Safihye se quedara por lo menos un poco más por ahí.

—Hay un feria de comerciantes en el pueblo—Era mentira.—¿Por que no vamos y compramos algo? Ya sabes, para que conozcas.

Haberon le sonrió un poco nervioso esperando a que su pequeña mentira fuese lo suficientemente atractiva para que Safihye aceptara ir con él.

—Supongo.
¿Eso fue un si?
—Pero... Siendo sincera, no se sabe que estoy en Arbezela, y no puedo arriesgarme a que se armen rumores sobre un amorío entre nosotros.—Dijo ella juntando sus manos jugando un poco con sus anillos, la sonrisa de Haberon se apaga poco a poco pero asiente, entendiendo lo que ella señalo.

Un poco de su preocupación de un amorío lo hizo dudar, ¿Será que Safihye estaba comprometida? ¿O es que ella pensaba que él era el comprometido? Cualquiera de las dos respuestas ponía un poco incómodo a Haberon, la verdad es que si había sucedido en más de una ocasión que alguna mujer le había propuesto matrimonio o que incluso el mismo llegó a intentar formar algo, pero nunca pasaba algo más haya.

Tampoco se sorprendería si Safihye estuviera comprometida, pero no le veía mucho sentido, después de todo Safihye no era heredera directa. Haberon miraba a la princesa en silencio, viendo cómo está se inundaba sus pensamientos mientras que el tiempo pasaba, su vista bajo a sus manos. Llevaba puesto algunos anillos dorados, tenían gemas incrustadas y algunas decoraciones bonitas, su mirada pasó lentamente a sus ojos azules.

El hombre la miró unos segundos, hasta que hizo contacto visual con ella.
—No puedo negar que su propuesta es encantadora, pero debo rechazarla—Dijo Safihye jugando con sus anillos sin mucho interés.—Le recomiendo usar guantes, así nadie ve esas marcas .—Haberon se miró las manos, después la miró nuevamente viendo que ella se acercaba al ventanal.
—¿De verdad no te quieres quedar un poco más?—Haberon se acercó un poco más a ella, Safihye volteó a verlo y levando sus cejas con intriga.

[. . .]

—Deme su mano—Pidió Haberon cuando bajo de la carroza para que Safihye bajará con facilidad, la mujer colocó su mano sobre la del príncipe bajando del transporte, miró al cielo y acomodó su velo tapando sus cabellos rosados.
—Permitame...—Haberon se acercó más a ella y le sacó su corona, Safihye hizo una pequeña mueca de desaprobación.

—¿Y eso?
—Si le preocupan sobre los amoríos, es mejor que no la reconozc- Wow, ¿Esto es Jade?—Haberon inspecciono la corona más de cerca, Safihye tomó la corona, poniendo sus manos sobre las de Haberon. Ambos se quedaron mirando por un momento, el pelirrojo se sonrojó al sentirla tan cerca
—¿Me dará un recorrido por el pueblo, príncipe Haberon?
—Con gusto...—Susurro Haberon ahora tomando su mano con un poco más de confianza.

[...]

—No hay nesecidad de que vayas al pueblo, puedo hacer que traigan lo que quieras...—Dijo Ariana tomando el brazo de Cahil mientras este avanzaba un poco por el castillo con una brillante sonrisa.—Quédate conmigo—Insistió la chica de cabello albino acercándose más a él buscando usar su encanto.
    —Pero Ari, quiero conocer el pueblo—Cahil se detuvo y se puso enfrente a Ariana—Es una buena oportunidad de conocer la cultura Arbezela—Se rio un poco.
     —Pero-

      La puerta fue abierta, dejando ver a Jade con unos documentos en mano, al ver a Ariana y Cahil iba a cerrar la puerta de nuevo susurrando un "Disculpen"
       —¡Jade, vayamos al pueblo!—Cahil se sacó del agarre de Ariana para salir del cuarto muy animado para irse con el muchacho de pelos azules. Ariana se quedó en silencio parada en el cuarto mirando la puerta.

      ¿Cahil la había rechazado para irse con Jade? No podía creerlo, nadie la había rechazado (Claro, a excepción del mismo Jade)
      Ariana frunció ligeramente el ceño y ordenó a una de sus sirvientas para que trajera a alguna de sus demás joyas, quien sea.

       Mientras tanto Jade escuchaba lo que tenía para decir Cahil.
        —¿Acuarelas?—Pregunto Jade con escepticismo mirando al príncipe de cabellera rosada, él asintió felizmente.
        —Soy un pintor, y quiero hacerle un regalo a Ariana.
        Jade hizo una mueca.—No vale la pena hacerle un regalo, por cierto ¿No tienes otros talentos?
        —¿A que te refieres?—Cahil se detuvo mirándolo, Jade hizo lo mismo.
         —Ya sabes...—Jade hizo una pausa—Raymond y yo somos buenos en lo legal, Efrit y Neil destacan en el campo de batalla... Haun... Ehm, supongo que es bueno para infiltrarse en reuniones sociales.
        —Tengo una encantadora personalidad.
        —Ósea eres un inútil.

        Cahil borró su sonrisa instantáneamente mirándolo con desaprobación.
         —Que importa, vayamos al pueblo—Cahil tomó el brazo de Jade llevándoselo consigo.