diecisiete

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Yoongi elevó su mirada hacia la persona frente a él, ¿cómo había entrado allí?

—¿Malta? —elevó una ceja, lo había dicho de verdad, no era una mentira, no era una mentira.

—Tienen una Catedral. La Catedral de San Juan. Quiero verla en persona. Ahí haremos nuestra luna de miel.

Yoongi tomó el folleto impreso y miró de reojo algunas cosas.

—¿Cañones?

—Y mucha historia. Quiero comer Rizzoto en un pequeño lugar de comidas. Y sacarnos muchas fotos.

Yoongi tomó una profunda respiración, su pecho empezó a latir desesperado cuando miró los ojos bonitos ojos de su marido brillar de felicidad.

—Estás... ¿Estás sonriéndome?

De repente, Yoongi notó que no mentía, que su boca se había curvado en una sonrisa.

Yoongi la deshizo y Hoseok rió.

—Me sonreíste, no lo ocultes —Hoseok se acercó hasta él, animado le tomó el rostro y repartió besos por todo su rostro antes de que la mano de Yoongi le tomara de la nuca y bajara su boca a la propia.

Hoseok sonrió en el beso, la puerta se abrió y Yoongi abrió un ojo para mover la mano a su secretaria para que se largara de allí.

La chica cerró la puerta de forma rápida.

—Te amo  —susurró Hoseok y el corazón de Yoongi bajó otra pared que había creado con los años.

—Nos vamos esta noche.

—Estoy más que de acuerdo —susurró Hoseok contra su boca y entonces se separó— ¡Ah! Le dije al guardia de seguridad que quería que firmaras papeles así que... —Hoseok sacó una hoja de la carpeta de Yoongi y se la pasó.

Yoongi comenzó a respirar un poco más rápido. Y Hoseok comprendió.

—Otra cosa —Hoseok había tirado una mochila en la puerta cuando llegó, caminó hasta ella y la abrió.

Sacó la única copia existente del divorcio y caminó hasta la trituradora de papel para tirar las hojas una por una, frente a los ojos de su esposo.

—No quiero esto —habló y caminó para sentarse en su escritorio—. Confía en mí, no voy a dejarte.

—No... —Yoongi no supo como continuar la oración hasta que Hoseok tomó el papel y escribió "Te amo".

—Fírmalo para que sea oficial —habló y Yoongi lo hizo, dudando, esperando que Hoseok no lo apuñale por la espalda.

Unas cuantas horas después, el avión que partía a Malta estaba en el aire. Hoseok se había quedado dormido en su hombro y Yoongi tragó saliva.

El labio inferior del menor apenas tenía una pequeña herida.

Y entonces, mientras Jimin elevaba su mano para tocarlo; Jungkook estando dormido saltó ante su toque, despertando.

Saltó de miedo cuando lo tocó.

—¿Yoongi? —murmuró Hoseok y abrió de a poco los ojos antes de fruncir el ceño— ¿Yoongi estás bien?

El nombrado no sabía por qué le preguntaba eso, solo lo entendió cuando el pulgar del menor secó sus lágrimas.

—¿Qué te hice? No te merezco —susurró Yoongi y Hoseok sonrió.

—Simplemente te amo —Hoseok besó sus labios rápido y corto— Olvida lo que tengas en tu cabeza.

Yoongi lo vio volver a acomodarse sobre él y quedarse dormido.

—¿Qué te hice? —repitió.

Cuando lllegaron a su destino, un coche los esperaba. Yoongi no iba a tomarse un taxi por nada del mundo.

Llegaron a un hotel de estilo clásico, demasiado clásico para su gusto.

—Que bonito lugar Yoon. Me gusta, me encanta —Hoseok parecía un niño cuando empezó a ver todo, solo hasta que entró a la habitación y tropezó con la alfombra, cayendo de cara a la cama.

Las almohadas terminaron en su cabeza y uno de los zapatos que Hoseok llevaba suelto terminó en la esquina de la habitación.

Una risa se escuchó, Hoseok levantó la cabeza y la giró para ver a Yoongi tratar de disimular su risa.

—Eres un idiota —habló Yoongi, increíblemente estaba riendo.

El rostro de Yoongi era hermoso cuando reía, era la primera vez que Hoseok lo escuchaba reír.

Entonces Hoseok fingió estar dolido, levantándose de la cama, tomó una almohada y la estrelló contra la cabeza de Yoongi, el mismo que cortó su risa y miró la almohada en el suelo.

—No debiste hacer eso —habló Yoongi pero su voz no se escuchó amenazante.

—¿Yoongi?

Y entonces una sonrisa fue dedicada al menor antes de ser tirado a la cama y aquellas manos lo hicieran llorar de la risa antes de terminar besándose lento, suave, como si el tiempo se hubiera detenido.

—Prometo siempre estar contigo —susurró Hoseok y, aunque no escuchó la voz de Yoongi en alto, supo lo que dijo.

—Hasta que la muerte nos separe.

mátame lento ; yoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora