Baby honey

Lujos de Hades con desesperacion en su mirada

-Bienvenidos a mi humilde morada- La puerta de madera maciza fue abierta de par en par, mostrando así un hermoso recibidor tapizado de un mármol blanco reluciente todo el suelo, junto a unas paredes realmente lujosas con decoraciones en acabados dorados. Una escalera central de piel lujo se encontraba en el centro, con una alfombra roja acompañando a los peldaños, hasta llegar a la puerta de entrada, donde estaban ellos.

-Humilde sobre todo, amor- Comentó Zayn agarrando la cintura del chico.

-Muy humilde- Recalcó Liam sonriente. -Ahora si sois tan amables de seguirme para indicarles vuestros aposentos, sería un honor para mi- Adoptó un tono de voz sarcástica pero a la vez muy educado como si estuviera hablando con el rey de Inglaterra.

-Idiota- Harry sonrío por la broma que le acaba de gastar su amigo para acto después darle un golpecito en el brazo. No dijeron nada más pues Liam emprendió su camino hacia las escaleras, comenzó a subirlas asegurado de vez en cuando, durante la trayectoria que sus amigos les seguían el paso, mirándolos de reojo.

Los pasillos eran igual de lujosos que la zona de entrada, pero en los lados se encontraban obras de arte increíbles.

No pudo mirar más el resto de paredes pues Liam se paró en seco en una puerta de arco, de madera blanca esculpida.

-Harry, este será tu cuarto, Zayn y yo estaremos en la mía que es justo la de enfrente-  Una puerta casi idéntica a la de Harry pero está con un cristal junto a ciertos dibujos se encontraba enfrente. -Dúchate, y ponte guapo, vamos a ir a cenar, mis amigos nuestra visita antes pero como...- Echó una mirada completa a su amigo- ... pero como se nos interpuso un inconveniente, decidieron llevarse el banquete a casa de Hades, mi amigo, la cena está preparada allí, solo comeremos y nos volveremos, tenemos que estar descansados para mañana, tenemos el día completito... y toda la noche, también- Guiño el ojo a sus amigos.

Acto después cada uno se metió en sus respectivas habitaciones. Obviamente la habitación no se quedaba para nada atrás con lo que era el decorado de la casa. El suelo ahora era de color marrón claro, madera reluciente,  y sus paredes tenían cierto parecido a las de la entrada,  pero al fondo del lugar, se encontraba dos grandes ventanales decorada de plantas, un sofá de cuero blanco, una mesa de madera, su cama bien conjuntada con el espacio, tocador con velas, etc, pero a pesar de tanto lujo, el lugar se mostraba cálido y cómodo.

(Foto para ayudar a la imaginación)

En al derecha a la esquina nos encontrábamos una puerta que al parecer dirige al baño, otra zona llena de lujos, pero esta vez con bañeras y lavabos de primera clase.