Una vida sexual que no quiero saber

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En cuanto llegó a su cuarto, dejó escapar un largo y tedioso suspiro. Tenía mucho que asimilar. Primero, que había follado con Louis Tomlinson, supuestamente enemigo de su familia y suyo propio. Segundo, ¿Qué mierda estaba sintiendo y por qué no era odio? Tercero. ¿Louis se iría al final? Cuarto. ¿El plan seguía en marcha? Eran muchas preguntas con pocas respuestas.

Decidió que era hora de enviar un mensaje a sus amigos. Un mensaje pidiendo ayuda por toda esta situación.

"Hola chicos, ¿Cuando volvéis de California? Tengo mucho que contaros"

"Hola, Hazza, llegaremos esta tarde. ¿Todo bien con Louis?"

"Bueno, si bien significa que he acabo en su cama, que ahora estoy rallado, por qué supuestamente se va y me he dado cuenta que estoy pilladisimo... Si todo bien"

"Madre mía, ni menos de 24 horas podemos dejarte solo. Al menos, ¿estuvo bien la follada?"

"ZAYN"

"Pero si o no"

"No voy a decirte sobre mi vida sexual"

"Liam folla bien"

"Oh por dios, te voy a bloquear"

Dejo el teléfono corriendo, no quería seguir leyendo aquellas palabras de Zayn, aquel chico estaba loco, pero amaba a su amigo con todo su ser.

Decidió que era hora de darse la ducha que llevaba buscando desde que se despertó. Se dirigió hacia su cuarto de baño, aquel sitio que ahora era como su hogar.
Encendió el agua y la programó para que saliera calentita, ardiendo, al punto de ver cómo el
agua se evaporaba y los cristales se empañaban bajo el contraste de la frescura del aire contra el calor.

No tardo más de cinco minutos en ducharse, le hubiera gustado quedarse bajo la regadera más tiempo, pero eso significaría llegar tarde a clase, y la verdad es que no le apetecía para nada.

Se enroscó en la delicada toalla color rosa palo, y liberó sus rizos de la goma de pelo que lo envolvía en un moño descontrolado.

Sonrió al espejo, para luego bajar su mirada hacia su cuello, un cuello lleno de marcas. Marcas hechas por Louis, pues sus labios se veían a a la perfección tatuados en la curva de sus cuello. Los chupetones morados y rojos, gritaban todo lo que había pasado la noche anterior.

Llevó la yema de sus dedos a la zona pintada de rojo, y la acaricio. Mirando con la boca abierta aquella obra de arte creada por su peor enemigo.

El reloj hizo un pitido indicando que tan solo quedaban veinte minutos para el comienzo de las clases, así que sin más entretenimientos, Harry se secó las gotas que resbalan por su cuerpo, para ir hacia su cuarto, y ponerse algo cómodo para el día de hoy.

Una camiseta blanca y por encima una sudadera verde, unos skinny jeans negros, sus ya típicos anillos, unas zapatillas de deporte y una goma de brillos dorados envolviendo sus rizos en un moño. Pues hoy tocaba atletismo.

En cuanto salió de su habitación con sus cuatro kilos de perfume, llevó su mirada a la parte interior de la puerta, pues había una notita, que al parecer había sido colada por la ranura del suelo.

Harry se extrañó ante aquello, así que se acercó con cuidado, y la tomó entre sus dedos.

"Tengo que verte después de clase.
¿Comemos juntos en el bosque?
Nos vemos. L"

Baby honeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora