Capítulo 27 · Pronto Volveré.

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➤EMILY ·

「 En la ducha 」


—Mañana empieza el tour del loco —escuché una risita llena de emoción, más no volteé con él—. Voy a conquistar USA, mami...

—¡Todo un sueño cumplido! —respondí con la misma emoción.

Sus manos se deslizaban por mis hombros —Omar estaba detrás de mi, llenándome de jabón—, el agua nos caía encima mientras hablábamos. Parte del día se nos había ido en bellaquera y desayuno, ya tocaba un baño y hablar de nuestros propósitos, ¿no?

—Faltan muchos más.

—¿Sigues añadiendo cosas a tu wish list?

—Cada que se me ocurre algo —rió fuerte y me abrazó con ambos brazos, apretándome contra su cuerpo y apoyó su barbilla en mi hombro—. No es solamente de trabajo, también hay cositas que tienen que ver con nosotros.

—¿Y qué cositas son esas, baby?

Soltó una risa de esas traviesas—. Explotar la tarjeta en unas fucking vacations afrodisíacas en alguna isla exótica de cualquier parte del mundo, mi amor... Comerte, saborearte y hacerte miles de cosas, pa’ cuando viremo’ pa’tras... ¡Jah! Ya tú no quieras tenerme cerca mami, te quiero hartar de sexo.

Me reí—. ¿Sabes que yo me conformo con una cartita de amor? El sexo es algo que no es tan necesario en mi vida, Omar.

—Acho’ pero pa’ mi es esencial... ¡Fundamental! Algo que no puede faltar en mi día a día y mucho menos cuando tú estás cerca, ¿que no te das cuenta como me tienes?

Se pegó un poco más por detrás, besó mi cuello aún aferrado a mi cintura con ambos brazos. Cerré la regadera, me giré quedando face to face con Omar y puse mis manos sobre sus pectorales.

—Me encanta esta vista —murmuró mordiéndose los labios, viendo mi escote y un poco más abajo a la vez que yo negaba sonriendo de manera nerviosa.

Bajé la mirada y luego volví a verlo a los ojos, Omar seguía con esa carita de nene travieso y los labios húmedos a la vez que sonreía, suspiré despacio.

—Este momento va a marcar un antes y un después entre los dos y tú lo sabes, ¿verdad?

Asintió lento, seguía con ese mismo gesto coqueto y tragué saliva con dificultad.

—Omar, te irás de viaje por USA... Comienza este tour que es algo de ensueño para ti y me alegra saber que estoy contigo viviendo esto...

Dejó un beso rápido sobre mis labios y volvió a la posición en la que estaba en cuestión de segundos, reí tras recibirlo y ver como intentaba ponerse serio o contenerse las ganas que tenía de hacerlo de nuevo.

—Yo te apoyo desde acá... Voy a hacer mis diligencias, haré crecer mi negocio y tendré miles de tareas más, no pienses que por eso voy a dejar de pensarte ahora que estés yendo a todas estás ciudades, lo único que quiero saber es... ¿Vas a respetar lo que tenemos?

—¿Qué? —unió sus cejas, su semblante era completamente otro y yo asentí con firmeza.

—Las mujeres a ti te llueven, no me lo vas a negar.

—Eso no tiene na’ que ver, yo estoy pa’ ti na’ más... Dale banda a esos pensamientos tóxicos que yo me voy a comportar y seré alguien dispuesto a tener algo serio contigo, sin estupideces de por medio... No habrá errores.

Dijo esto con tanta seguridad que incluso yo me sentí aliviada —obviamente le creí—, sonreí sintiendo como mi cara se calentaba por la forma en que él me veía después de haberme dado esa respuesta y me besó.

Sus manos fueron a mi rostro, lo sostuvo entre ellas y después de verme por varios minutos —recorrió mi cara detalladamente—, nuestros ojos se encontraron y volvió a besarme, aunque esta vez no fue de manera fugaz, ni mucho menos brusco. Se tomó el tiempo de hacerlo lento, súper lento. Saboreó mis labios, mi lengua se encontraba con la suya y en cada roce, esto comenzaba a ponerme cada vez más a su disposición y aunque quisiera pararlo y decirle que no, mi cuerpo no reaccionaría, asi que me dejé llevar.

Las manos de Omar iban por todo mi cuerpo, me tocaba con fuerza y me apretaba mientras se introducía de manera lenta, me veía a los ojos.

Sostenía mi cara con una sola mano mientras que con la otra me agarraba por la cintura. Recargados en la pared, mis piernas sobre sus muslos y su mano asfixiándome a la vez que llegaba al orgasmo era algo completamente nuevo para mi —siendo que él no me lo había hecho así, nunca—, lo amaba.

Me encantaba la forma en que me trataba ahora, como me lo hacía. Antes era cuidadoso, no me maltrataba ni me pegaba mientras lo hacíamos, eran sensaciones nuevas, pose nuevas y ruidos nuevos. Su respiración era lo que me daba ganas de hacerle miles de cosas, la forma en que me mira; me ruega a gemir su nombre una y otra vez, las gotas de sudor, nuestros cuerpos temblando y esa sonrisita que se le escapa cada que ese cosquilleo llega a su fin y explota, es lo que me obliga a estar siempre disponible para él.


·




Luego de salir de la ducha, nos vestimos y nos fuimos a beber un poco de café antes de que se fuera. Nuestras manos entrelazadas por encima de la isla de la cocina, nuestras miradas cómplices —que nos hacían sonreír—, en completo silencio, bebiendo hasta que terminamos y nos dimos un piquito para después vernos a los ojos y contemplar la vista que teníamos el uno del otro.

—Cuídate pa’ encontrarte así de bella cuando vuelva —dijo guiándome a la puerta principal—. Yo me voy a cuidar pa’ ti, tú házlo pa’ mi... Trata de hacer tus cositas en to’ este tiempo que yo este de arriba pa’ abajo porque cuando vuelva y baje pa’ casa, mami...

Se volteó conmigo, nuestras manos enlazadas y él frente a mi, uniendo nuestras caderas. Se humedeció los labios con la lengua sin dejar de verme a los ojos y esperé a que hablara nuevamente y terminara de decirme todo lo que quería soltar pero pareció arrepentirse de eso y simplemente acarició mi mejilla, con una miradita triste e hizo una mueca.

—¿Me vas a extrañar?

Mi corazón se aceleró, asentí con los ojos llenos de lágrimas pero intenté sonreírle.

—Diablo, mami... Pronto volveré —dejó un beso en mi frente y se dió la vuelta, casi salió corriendo de la casa y cerró, impidiéndome ir tras él o verlo irse.

Suspiré con pesadez, el corazón latía lento y había una sensación extraña en mi pecho.

—Pronto volveré —repetí pensando en la manera que se fijó en mi antes de irse.

SOMOS EX ‹ OMAR COURTZ ›.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora