Capítulo 6

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Te Cura- María Becerra

-¿Voy guapa?- pregunto entrando a la habitación de Toni. El me mira de arriba abajo y me silba.

-Si no te decides entre la rubia o la bailarina, quédate conmigo mami- no pude hacer más que reír, es un idiota, -vas muy bien Ruthi, pero, ¿yo que tal?- iba muy guapo la verdad, pero no se lo pensaba decir.

-Horrible.

-Eso quiere decir que voy perfecto- rodé los ojos y me reí.

Hoy era la inauguración de la discoteca a la que Eva me había invitado junto con Toni, yo me pensé mucho si ir o no, la verdad no tenía muchas ganas, pero como siempre, mi mejor amigo terminó por convencerme y aquí estábamos ahora, en un Uber en dirección al local. Uno de los dueños era amigo de Eva, por eso íbamos a estar en una zona VIP con todos los amigos de los dueños.

Veo una melena rubia cuando llegamos, se que es Eva así que rápidamente nos acercamos a ella.

-Hasta que llegan- dice Eva fingiendo indignación, si es verdad que se nos había hecho un poco tarde, -oye Ruth, si te dije que era una inauguración de una discoteca y no una boda, ¿verdad?- giré los ojos, estaba exagerando.

-No seas exagerada, además tu también vas guapísima- y no mentía, estaba especialmente guapa, ella me contestó con una leve sonrisa.

-¿Y yo qué?- dijo Toni con un tono de indignación, -me tendré que buscar un hombre por ahí para que me lo diga por lo que veo- dijo y nos empezamos a reír.

-Tu también estás muy guapo Toni- dijo Eva, -pero bueno ya basta vamos a entrar- dijo y empezó a caminar, yo la seguí y Toni iba detrás de mí.

Era un local bastante bonito, las luces en este momento estaban verdes y daba una buena sensación. Vi cerca de la pista general un espacio al lado de la barra donde había un cordón que no permitía pasar a nadie a menos que los guardias que estaban ahí lo abrieran, me extrañó pero pensé en que luego le preguntaría a Eva. Llegamos a la zona VIP y Eva empezó a buscar a su amigo, cuando lo encontró nos acercamos los tres a saludarlos. El chico se dio la vuelta, y yo me quedé sin habla. Me estaba volviendo loca, tenía que estar loca, pues era imposible que esos ojos grises le pertenecieran a alguien más que a la chica que ocupa la mayor parte de mi mente.

-Luca, te presento a Ruth y a Toni- cuando escuché eso salí de mi breve ensoñación, tanto Toni como yo le dimos dos besos al desconocido llamado Luca.

-Ruth, Toni, es para mi un placer que hayan venido a la inauguración, si necesitan algo no tienen que hacer más que llamarme e intentaré ayudarles- lucía más o menos de nuestra edad, era alto y estaba rapado, era totalmente el rollo de Toni, por lo que me giré rápidamente según el se fue a decírselo, pero el estaba muy ocupado mirándome a mí con los ojos muy abiertos, el también lo había notado.

-¿Viste sus ojos Ruth?- joder como, no verlos, -eran iguales a los de tu chica- me dijo en el oído cuando Eva empezó a hablar con otro chico.

-No te confundas Toni, ojos como los de ella no hay, si, se parecían, pero faltaba su brillo, así que no vuelvas a comparar los ojos que me quitan el sueño con cualquier otro par- dije lo más seria que pude, me había descolocado que Toni se hubiera referido a ella como mi chica, sabía a lo que se refería, pero joder, sonaba extremadamente bien.

-¿Qué cuchichean tanto?- dijo Eva que ya había dejado de hablar con el chico.

-Nada importante, bueno díganme, ¿qué quieren de tomar? Yo voy a la barra- ambos me dijeron lo que querían y se fueron a sentar en un sillón en lo que yo volvía.

Tenía suerte de que Toni era muy bueno socializando y Eva también, y por lo que se ve, la noche que pasé con ella, ellos también hablaron y se llevaron bien, así que no era incomodo para ellos dos. Pedí y me quedé esperando a que el barman me trajera todo. Una fragancia inundó mi nariz, era difícil oler algo más que el alcohol y más cerca de la barra, pero esa fragancia, esa fragancia era capaz de opacar cualquier otro olor que hubiera alrededor. Una mujer, bueno que digo, LA mujer, se apoyó a mi lado en la barra, ella no me había reconocido, pero yo a ella sí, era imposible olvidarme de ella por más que lo intentara, no podía. Era una diosa entre mortales, era obvio que no miraba a nadie, estaba centrada en ella, pero por alguna razón giró su cabeza hacia mi, y me vio, esos ojos grises me miraron, una leve sonrisa se formó en su rostro al ver que era yo, mis tiemblas temblaron, no sabía si me iba a mantener en pie o si iba a caer en cualquier momento.

Después del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora