Chicago, octubre 2023
— Sí, ya lo sé...ya sé que es demasiado pronto, pero necesito trabajar. El anuncio pinta genial y la verdad es que la paga no puede ser mejor. Mira...son cincuenta mil dólares a la semana. Eso no lo gano yo ni en un año.—Le dije entusiasmada a una de mis compañeras de piso.
Patty O'Brien era hija única y le gustaba la ciencia. Era tímida y retraída, pero también era de convicciones fuertes. Me había estado apoyando desde el principio junto con mi amiga de la infancia Annie Brighton, a la que últimamente veíamos menos. Fieles e incondicionales, habíamos desarrollado fuertes vínculos tras varios años de convivencia.
De Patty yo envidiaba su fuerza de voluntad. No era tan buena estudiante como ella, pero tampoco tenía tiempo para mucho más. Trabajaba cuidando niños en una guardería que regentaban dos mujeres y repartía mi tiempo entre mi trabajo y mi vida social.
Mis amigas lo eran todo para mí, casi como mi familia; desde que me viera obligada a dejar mi sueño de estudiar medicina en la universidad tras la muerte de mis padres en un accidente de tráfico. Tenían mi edad y mientras Patty era una brillante estudiante que entre clase y clase devoraba sándwiches de jamón y gruesos manuales de medicina, Annie era una sensible y talentosa estudiante de música clásica que estaba platónicamente enamorada de un buen amigo mío.
Patty por otro lado, también se había enamorado. No me había sorprendido en absoluto que se hubiera rendido a los encantos de Stair, el hermano mayor de Archie.
—Algún día...algún día me voy a armar de valor y le voy a pedir de salir.—Me dijo guiñándome un ojo.
Sonreí con picardía.
Me moría de ganas por que lo hiciera. Estaba segura de que congeniarían de inmediato.
—Bueno, me voy. Acuérdate de sacar la basura. Hoy te toca a ti.—Le dije mientras me dirigía a toda prisa hacia la puerta principal.
Patty recolocó sus gafas en el puente de la nariz, se pasó un mechón de cabello castaño detrás de sus orejas y me miró con preocupación:
—De acuerdo, llámame al móvil y si ves algo extraño sal de ahí pitando. No esperes a que las cosas se descontrolen para tomar la decisión correcta, Candy.
—Vale...no te preocupes. Yo sé cuidarme sola, ya lo sabes.— Le respondí guiñándole un ojo.
Eché un vistazo a mi reloj de pulsera vintage, un precioso regalo de mi madre al cumplir los catorce y el corazón me dio un brinco.
"Diablos, llego tarde...", pensé mientras me despedía de Patty. No miré atrás y salí a toda prisa, necesitaba tomar un taxi.
Me habían citado para la primera entrevista aquella misma mañana. Tenía muchas ganas de conocer más a cerca de aquella misteriosa gente.
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Ven a mí... [Parte I]
FanfictionCandice Etwih es una enfermera recién diplomada sin trabajo que recibe el extraño encargo de cuidar de un viejo en un caserón a las afueras de Chicago. La paga es generosa y decide aceptar el empleo...pero las cosas no son lo que parecen. Pronto emp...