—¿Quién eres realmente? o ¿Qué eres? ¿Por qué tengo que aceptar quién soy? ¿A qué diablos te refieres ? Yo sé quien soy, no tengo nada que aceptar...— protesté mientras le seguía hasta la sala comedor.
—No pongas esa cara, Candy. Nos conocemos desde hace mucho. El problema es que probablemente tú no lo recuerdas. Pero creo que desde el momento en que te encontré de pequeña en la colina de Pony siempre hemos estado destinados a encontrarnos.
La Colina de Pony, nuestro primer encuentro...lo recordaba con claridad.
Así que había sido real.
-Hace más de cien años, Eliza Lagan te maldijo tras verte regresar sana y salva de la fracasada caravana a México que te llevaba a trabajar a la hacienda de sus padres. Ella tenía la intención de hacerte trabajar hasta la extenuación y los Lagan estaban convencidos de que de esa manera desaparecerías. Pero no fue así...y para colmo, a tu regreso viniste como hija adoptiva de los Ardlay, pues yo decidí acogerte bajo mi tutela y protección. Eso acabó por mortificarla aún más. Ella nunca lo aceptó. Siempre te tuvo mucha envidia, no sólo por tu belleza, sino por tus otras muchas cualidades.
Todo fue tomando forma y sentido en mi mente. Los recuerdos acudieron en tropel, los gritos, los insultos. Me habían acusado injustamente de robar las joyas de la familia...luego García, aquel enorme bruto y la proverbial aparición de Georges que me salvó de su depravación.
Me estremecí.
—Lo recuerdo...—Dije tímidamente.
—Supimos mucho después de tu muerte, que ella no sólo había sido maldita por los zíngaros sino que había hecho un terrible pacto con un ser del inframundo cuando tan sólo era una adolescente. Estaba obsesionada con la belleza y la juventud, con la riqueza y con el poder hasta tal punto que vendió su alma para conseguir sus ambiciones. Ahora dos demonios comparten, corrompen y se disputan su alma. Uno de ellos se alimenta del sufrimiento que ella ha provocado y que aún provoca atormentando a los pobres espíritus que has visto cuando llegaste... el otro se alimenta de su miedo y de la maldición zíngara que pesa sobre nuestra familia. Así que no es casual que te haya hecho tanto daño, Candy. Para ellos el dolor y sobre todo, tu dolor es la más deliciosa de las ambrosías. También se alimentan de mi dolor, el terrible dolor que me causó tu pérdida.
—¿Mi pérdida?
—Sí, querida...te perdí en un horrible accidente mientras de asomabas por la ventana para decirme adiós. El suelo de la terraza del primer piso de la casa que compartíamos en Escocia se hundió bajo tus pies y te perdí entre los escombros...-Confesó Albert consternado. -Aquella mañana yo me iba a trabajar como siempre y no pude hacer nada por ti. ¿Cómo no me di cuenta de que el suelo estaba en tan mal estado? Habría jurado que las obras de mantenimiento se hicieron correctamente. Todavía me lo pregunto y me reprocho haber sido tan descuidado ¿Me perdonarás algún día? Dime que lo harás, por favor...-Me rogó Albert con sus ojos azules anegados en lágrimas.-¿Que...qué soy, me preguntas? sólo soy otro ser maldito. Porque en mi locura tras tu pérdida cometí el error de regresar a Escocia e investigar sobre los poderes arcanos. Mi tía me advirtió de que no indagara más y que dejara las cosas estar. Pero yo no pude dejarlo, me obsesioné hasta el punto que las hadas acabaron por venir a mi encuentro. Y durante el solsticio de verano, en la noche de Beltene un hada se encaprichó de mí y luego me maldijo cuando la rechacé, porque nada ni nadie podría borrarte de mi mente, ni de mi corazón, Candy. No recuerdo con exactitud sus palabras, porque aquella criatura hablaba rápidamente y sin mover los labios. Pero lo que me vino a decir fue terrible, recuerdo aquellas palabras malditas como si fuera hoy:
"Estarás vivo y estarás muerto, mi amor...hasta que encuentres lo perdido y te reconcilies con tu pasado. De esta manera aprenderás a no jugar con los sentimientos de las hadas..." y con un beso de Judas, selló el maleficio. - Albert se secó las lagrimas con el dorso de la mano. Me miró de nuevo y acarició suavemente con sus dedos mis mejillas.
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Ven a mí... [Parte I]
FanficCandice Etwih es una enfermera recién diplomada sin trabajo que recibe el extraño encargo de cuidar de un viejo en un caserón a las afueras de Chicago. La paga es generosa y decide aceptar el empleo...pero las cosas no son lo que parecen. Pronto emp...