|2|

121 17 0
                                    

Septiembre 2014

El lugar se veía genéricamente tétrico y aterrador, de la manera en la que las casas del terror en los parques de diversiones solían serlo, había maniquíes destrozados, telarañas, sombras raras, sangre falsa y real mezclada en el suelo además de la desafortunada pareja que había descubierto que La Casa de los Sustos sí estaba maldita de verdad.

Tenía el estómago revuelto tras haber visto la desagradable escena y caminaba en silencio acompañada de sus amigos, adentrándose en la casa.

Mariposita, que está en la cocina... — canturreó uno de ellos mientras pasaban los cuerpos, llevaba una larga katana extendida frente a él — haciendo chocolate para la madrina...

— ¿Qué haces? — preguntó Haruka llegando su lado.

— Canto. — Koji se encogió de hombros. — Funciona de maravilla cuando quieres distraerte y no pensar en las pobres almas allá atrás. Inténtalo.

Haruka rodó los ojos.

— Estás loco. — murmuró.

Potí-potí, pata de palo, ojos de vidrio y nariz de guacamayo-yo-yo. — completó Yuna, era algo un poco tonto, pero hacía sentido de alguna manera, pensar en algo tan simple como una canción de niños mientras caminaban por una casa embrujada para no pensar en los desfigurados cuerpos que habían dejado atrás y que aparte de todo buscaban al responsable porque se supone que ellos iban a acabar con él. — ¿Te sabes la de Pin pon?

— Obvio ¿con quién crees que estás hablando, Hayashi?

— Están locos, ambos. — habló Haru, pero Yuna sabía que se encontraba más afectada de lo que le gustaba pretender, jamás se habían topado con cuerpos así de dañados, apenas estaban en su segundo año, un escalofrío le recorrió el cuerpo entero.

Pin pon es un muñeco muy guapo y de cartón. — comenzó a musitar, animando a su amiga, quién se veía  a punto de vomitar. — Se lava la carita...

Con agua y con jabón... esto es ridículo. — se quejó la chica.

Koji y ella rieron divertidos, Yuna pasó uno de sus brazos por los hombros de su amiga mientras seguían caminando.

Se desenreda el pelo, con peine de marfil...

Mayo 2018
Presente

Yuna miró el interior de la construcción desde donde estaba parada, gran parte se encontraba rodeada por cintas amarillas de la policía y casi no había gente gracias al velo del auxiliar que la estaba acompañando; la mayoría de trabajadores había evacuado antes de que siquiera llegara, sólo quedaban el dueño de la construcción y el jefe de los trabajadores, quienes la miraban con desconfianza mientras ella caminaba hacia la entrada del edificio para comenzar con su trabajo. Escuchó pasos tras ella, aunque no se giró para ver quien era, sino que se dedicó a tomar la cinta que había amarrado en la cinturilla de su pantalón (era más que nada un útil adorno) y la colocó sobre sus ojos, quedando en completa oscuridad.

El primer piso está vacío, los trabajadores dijeron que la cosas raras pasaban en el tercero, así que deberías ser capaz de pasar la planta baja, el primero y el segundo sin ningún problema... pero en el tercero el rastro está por todos lados, vas a tener que jugar a las escondidas...

— ¡Si acabas antes de las seis estaría maravilloso, lindura! — gritó uno de los dos hombres detrás de ella.

Yuna se mordió el interior de la mejilla para no responder.

Special / 𝐍𝐚𝐧𝐚𝐦𝐢 𝐊𝐞𝐧𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora