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NOTA: Mención de autolesiones

NOTA: Mención de autolesiones

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Abril 2016

— Vamos Yu-chan, sacúdelo. — habló Haruka mientras se sentaba a su lado en el sillón de su departamento, había colocado un plato con helado sobre su regazo y traía consigo una cobija que colocó cuidadosamente sobre las piernas de ambas. — Ayúdame a sacudirlo.

Recién habían vuelto de la preparatoria, tras una de sus primeras misiones por cuenta propia, no había resultado mal, a fin de cuentas la maldición había sido exorcizada, pero también habían presenciado una masacre en el proceso y eso era algo que no se podía olvidar fácilmente. Si cerraba los ojos aún podía ver los cuerpos y partes de todas las personas que se habían topado con la maldición.

Además de todo, estaba exhausta, aquella misión la había empujado hasta sus límites, había rozado un poco su energía vital, lo que desbalanceaba hasta cierto punto sus técnicas y le dificultaba usar cualquier ritual inverso. Razón por la cual estaba moreteada y con los músculos adoloridos encima de todo lo demás.

— Lo siento. — suspiró y se recargó en el costado de su amiga. — Es que no sé qué decir.

— No tenemos que hablar de ello. — respondió Haruka, su pelo negro le caía sobre los hombros. — Podemos hablar de cualquier otra cosa.

Yuna asintió, pensando qué cosa podría usar para distraer tanto a Haru como a ella de una de las vistas más traumáticas que les había tocado presenciar. Apretó los labios al tiempo que una idea le llegaba a la mente. Tal vez no era la mejor idea, pero prefería mil veces meterse en ese lío que seguir pensando en muerte y tragedia.

— Ino me preguntó si sentía algo por él. — murmuró.

— ¿¡Cuando!? — soltó su amiga sujetándola por los hombros. — ¿¡Qué le dijiste!? ¿¡Ya andan!?

Suspiró, se pasó las manos por el rostro y luego comió de su helado por primera vez antes de responder la serie de preguntas que Haruka le había hecho.

— Ayer, no andamos y mmm... creo que ya no falta mucho para que dejemos de vernos... — pensó en aquel momento y la conversación que habían tenido, nada le había dado un indicio de que pudieran dejar de frecuentarse para hacer lo que hacían, sin embargo, esa era su suposición personal.

— ¡Pero qué le dijiste, Yuna! ¿Cómo pasó? ¿Está enamorado? — el estrés y emoción de la pelinegra eran palpables y aquello la hizo reír un poco.

— No está enamorado... todo empezó por eso. — comenzó. — Ayer estábamos acostados y honestamente ya me estaba quedando dormida, hmmm... me preguntó si sentía algo por él, le pregunté por qué y luego me dijo que no creía sentir algo romántico por mí y que si yo llegara a sentirlo tal vez deberíamos parar, por el bien de ambos y eso, ya sabes, yo le di la razón y le dije que me sentía igual y luego... — hizo una pausa, recordando exactamente lo que había pasado después, cosa de la que su mejor amiga no tenía por qué enterarse. — Luego dormimos.

Special / 𝐍𝐚𝐧𝐚𝐦𝐢 𝐊𝐞𝐧𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora