Me han traído de vuelta a la celda, pero Hebert no está. Creo que así se llama mi compañero, pues hay un letrero enorme junto a su cama que lo señala. Me inquieta con qué lo habrá podido escribir en la pared, si no tenemos a nuestro alcance nada con la capacidad de hacer algo como eso.
Paso la mano por su superficie y los trazos, perfectamente tallados, me hacen sentir un escalofrío. Parecen el resultado de los zarpazos de unas fuertes garras. Me acaricio por instinto la nuca y mis dedos tropiezan con pequeños y profundos arañazos que ignoro cómo llegaron hasta ahí.
El ritmo de mis latidos comienza a aumentar exponencialmente y se me trenza un nudo en la garganta. Turbias imágenes de un sueño de muerte vuelven a reproducirse en mi cabeza y me alejo de su cama dando trompicones.
Me asomo por la pequeña hendija de la casi hermética puerta que nos aisla de los demás y observo al guardia haciendo su ronda, señal inequívoca de que los otros reclusos han vuelto del patio.Entonces, si todos estamos aquí, ¿dónde rayos está el Monstruo?
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El insomne © (En Edición)
Historia CortaIgnacio Contreras, empresario de éxito y dueño de una franquicia internacional, se ha convertido en el principal sospechoso de un crimen que asegura no haber cometido; sin embargo, no cuenta con una coartada lo suficientemente sólida para demostrar...