Acostado sobre la cama de concreto, miro de reojo a mi acompañante.
Cuando me dijeron que tenía que esperar el juicio en la cárcel, pensé que tendría celda individual; pero no, resulta que estoy condenado a compartir mi espacio con él. Maldita suerte la mía, con el hedor que emana y el miedo que da. Si al menos me hubiesen ofrecido la posibilidad de pagar alguna fianza...Un ronquido me sobresalta. Se cree que no me doy cuenta de que se finge dormido. No soy tan ingenuo como para pasar desapercibido el irregular movimiento de las aletas de su nariz, tan afilada y con esos vellos asomando.
-No le vendría mal recortarlos un poco -articulo sin darme cuenta y, alarmado, me llevo las dos manos a la boca, intentando sofocar el sonido.
Su regordete cuerpo se estremece y, sin abrir los ojos, se gira hacia el otro lado, dándome por completo la espalda. Unos segundos más tarde vuelven a ser audibles sus ronquidos. Aparto mi vista de él para posarla en el techo, luego sobre mis manos, cruzadas en forma de oración, y otra vez al techo. «Va a ser una larga noche», digo para mis adentros y doy inicio a mi plegaria.
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El insomne © (En Edición)
Short StoryIgnacio Contreras, empresario de éxito y dueño de una franquicia internacional, se ha convertido en el principal sospechoso de un crimen que asegura no haber cometido; sin embargo, no cuenta con una coartada lo suficientemente sólida para demostrar...