La única palabra que lo describe es demente.
Llevamos más de tres meses bajo lucha constante, mi mansión se ha convertido en un fuerte militar plagado de vampiros sedientos de lucha. Muchos rostros nuevos desfilan ante mi, me saludan con respeto. Algunos de ellos habrán escuchado de mis primeros años cuando luchaba junto a mi padre por establecernos en estos territorios. Me había forjado de un nombre y una reputación bien merecida, o al menos eso creía yo. La guerra nunca ha sido mi fuerte, no me gusta el derramamiento innecesario de sangre y la pérdida de vidas, sin embargo mis enemigos han sabido que a la hora de decidir luchar no tengo dudas.
Mi principal objetivo es la seguridad de los miembros del Concilio y evitar que se filtren por los límites entre nuestros territorios. Hay escaramuzas y enfrentamientos a toda hora y en casi todos los rincones. Jonn se mantiene a mi lado o bien cerca de mi esposo. Lucas se porta a la altura de las circunstancias es un hombre medido e inteligente. Pasamos mucho tiempo
charlando y entrenando y en más de una oportunidad nos hemos visto peleando espalda con espalda. Ahora que lo miro ordenar que el grupo se organice para volver a salir me pregunto que hubiera sido de nosotros si yo no estuviera enamorada de otra persona. Suelo descubrirlo mirándome con esa misma pregunta dibujada en sus ojos. Los ojos gris plata de Lara. Hace meses que no veo a mi niña. Solo se que esta bien y a salvo. Y por el momento no puedo aspirar a más que eso. Voluntariamente me uno a la partida que sale a recorrer los límites del sur, con mis espadas a la cintura. No tengo problemas con las armas de fuego pero siempre me he sentido mas cómoda con mis hojas. Como corresponde Lucas debe permanecer en la casa, uno de los dos siempre debe estar a resguardo por cualquier cosa. Todo el mundo sabe que lo correcto hubiera sido que yo permaneciera y el saliera. Pero no puedo esconderme tras los pantalones de mi consorte por siempre, ellos son mi pueblo y es mi deber acompañarlos a la batalla sea cual fuera nuestro destino. Muchos de ellos jamás han estado de acuerdo en que una mujer los dirija, y me consta que desearían que Lucas tomara mi lugar como regente. Pero las cosas son así y es mi intención que permanezcan de la misma manera por mucho mucho tiempo más.
Recorremos las calles en silencio y alertas. Porque salen de la nada y atacan, a veces son desorganizados pero violentos y hasta suicidas. Su mayor poder estriba en su transformación, al tomar su forma primitiva su fuerza y brutalidad se multiplica por cien y hasta las balas de plata a veces son inútiles cuando la acometida de adrenalina es demasiada, solo se los detiene clavándoles una espada en la nuca. La maniobra debe ser rápida y precisa porque no se tendrá otra oportunidad. En una fracción de segundo tu oponente estará cara a cara contigo y si fallas en tu estocada estarás a merced de sus fauces con dientes tan filosos como cuchillas que atraparan tu cuello hasta separar tu cabeza del resto del cuerpo. En el tiempo que llevo peleando y verlos en su estado salvaje nunca hasta ahora había visto un pelaje claro como el de Jeremiah Zor El, o su hija. Todos ellos son de color negro, gris pardo, pero ninguno como ella. No puedo evitar preguntar en donde estará y con quienes. Si es que está a salvo o simplemente cumplió su palabra de marcharse dejando todo esto en donde siempre estuvo, su pasado. Me duele pensar que una vez más yo haya sido la responsable de su alejamiento, aunque esta vez sea ella quien decidió poner distancia entre las dos. Hubiera querido verla una vez más. Poder sentir su olor y sus manos en mi piel, nunca me había sentido tan en casa como en esos momentos en que me tenía entre sus brazos.
El grito de uno de mis hombres me saca de mi misma. Nos han rodeado y debemos luchar o moriremos, a mi lado uno cae herido y en poco tiempo su cuerpo se vuelve una masa amorfa de sangre y carne. Maldita sea...como pudieron conseguir eso, se supone que tenemos controlada la maldita fabricación de esa porquería!!!. Mis gritos de cuidado resuenan en todas partes, que se protejan de sus armas al tiempo que disparamos nuestras rondas de plata. Ellos caen. Y nosotros también. Entonces se transforman, como una estampida animales del tamaño
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LAZOS DE SANGRE
Ficción GeneralDos razas enemigas, ocultas de la vista del hombre. El amor las une y deberán pelear en contra del destino. Un juramento que se convirtió en amor.