EL PASADO (es el único cadáver que huele a fresco)

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Libro Dos

Jonn Jon'z entró al despacho como siempre trayendo los documentos del día. En horas más asistiría a una reunión con la junta directiva de la empresa para evaluar las curvas de ganancias del último trimestre. Para que. Si sé de sobra que el activo no hace otra cosa más que aumentar. Estoy aquí sentada en el despacho que era de mi padre y donde solía jugar de niña. Con las luces apagad

fotografía. Tomada hace unos cuantos días por uno de mis hombres que la vigilan constantemente desde que puso un pie en la ciudad. Su expresión no ha cambiado, todavía pareciera que en cualquier momento la loba que lleva dentro hiciera acto de presencia devorándolo todo. Su cabello rubio es característico. Ha pasado tanto tiempo y sin embargo...

Siento los ojos de Jonn en mi, alzo la vista para buscar su rostro. La extensa cicatriz de su mejilla es tan profunda que no permite que crezca barba. Había sido el hombre de confianza de mi padre y mi mentor cuando era niña, un soldado leal y una de las pocas personas a las que podía llamar amigo.

-Que...-pregunté de mala gana -

-Eso mismo pregunto. Que te ocurre.

Dejo de lado los condenados papeles y me apoyo en el respaldo del sillón. No encuentro las palabras para transmitirle lo que siento.

-No lo sé.-respondo al cabo-llevo rato en este estado, como si algo malo fuera a pasar.

-Lara...?

-No. No. Ella está bien.-sonrío para apoyar mis palabras-

Suena su celular. Se disculpa y atiende sabe que si es una llamada es algo importante. Su cara viaja por media docena de expresiones al tiempo que responde con monosílabos. Al cabo me mira serio y dice: James la tiene...

Siento como el bolígrafo se parte a la mitad entre mis dedos. Y todo el cuerpo se me agarrota por la tensión nerviosa. Mi reacción es levantarme pero Jonn me retiene suavemente del brazo por reflejo lo miro y luego a mi brazo, automáticamente me suelta y retrocede un paso.

-Yo me haré cargo.-dijo con calma, escogiendo bien sus palabras. Conoce mi carácter y sobre todo cuando se trata de ella...-Debes asistir a tu reunión y yo para entonces sabré más.

-Llévala a la casa.

-De acuerdo.

Se marchó con un gesto a modo de saludo. Dejándome sola con mis temores, finalmente el destino le había dado alcance. Todos estos años de mantenerla oculta de mi gente. De la suya. Para nada. James Zor El era un hombre de lo más desagradable y yo sabía muy bien la razón por la que había removido suelo y mar buscando a su única sobrina. Su puesto en El Núcleo volvía a tambalearse.

Los días anteriores a la firma de esa carta de paz había tenido la oportunidad de hablar con Jeremiah Zor El sin filtros, un hombre sencillo y dedicado al bienestar de los suyos. Un hombre justo como pocos vi en mi vida. Amaba a su familia y celebraba la dicha de esperar a su heredero, su hija mayor tenía en ese entonces ocho años. Y ya manifestaba los rasgos propios de su carácter. Conmigo no tuvo secretos, su copia del acuerdo estaba en su biblioteca y fue lo primero que recuperé de su casa la noche que James llegó e hizo lo que hizo. En una carta enviada aparte me explicaba la verdad detrás de su petición de salvaguardar ese documento y de que me asegurara que su familia pudiera sobrevivir, Jeremiah Zor El siempre había sabido la clase de lobo que cobijaba bajo su techo. Demasiado tarde llegué para proteger a Eliza y su bebé pero todavía estaba a tiempo para salvar a Kara.

Y pude hacerlo. Apenas. No comprendería sino varios años después la importancia de lo que me había pedido. Yo estaba nerviosa y la pequeña aterrada. Su ropa sucia y cubierta de sangre, que clase de bestia hace eso a su propia sangre? Recuerdo que no habló en todo el camino desde su casa hasta que llegamos a Nueva Escocia, mantenía sus ojos azules fijos sobre sus manos juntas. Cuando el sol estuvo muy alto debimos hacer una parada para protegernos. Le ofrecí que comer y no quiso, estaba confundida y no la culpaba en menos de un día su propio tío había asesinado a su familia y su peor enemigo era quien le salvaba el pellejo. No sabía a ciencia cierta que hacer con ella en ese momento. Solo pensé en sacarla de ahí haciendo honor a la petición de su padre. Y me la llevé a casa, a la propiedad que había conservado de la época en que mis padres vivían y yo era pequeña. Alexandra la recibió y se ocupó de ella mientras que yo debía solucionar otras cuestiones mientras tanto. La noticia del asesinato de los Zor El se esparció con tal rapidez que mareaba, y habíamos vuelto que quedar en entredicho con nuestros amigables vecinos. Jeremiah Zor El sabía que su gente tal vez no vería con buenos ojos este tratado de no acción. Y que su principal resistencia se hallaba bajo su mismo techo, James siempre había sido un hombre débil de carácter y propenso a dejarse llevar por esa rabia infinita que los agobia. Me hizo directamente responsable de todo y desde entonces hemos estado en constante enfrentamiento. Por su parte inició la exhaustiva búsqueda de su sobrina mayor, ya que había trascendido que podría estar con vida. Conformando a los suyos al prometer que de aparecer Kara tomaría el sitio que le correspondía por ser la única heredera de Jeremiah. Hasta ese momento, nadie sabía que ya el papel estaba escrito y firmado, se había dejado entrever que todo lo hablado entre nosotros todavía estaba en palabra. James siempre había ambicionado el lugar de su hermano mayor y vio entonces su oportunidad. Con Jeremiah muerto cualquier charla de paz sería inútil y además tenía a quien culpar. Y él se convertiría en el nuevo patriarca.

LAZOS DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora