El verano ha pasado demasiado rápido.
A finales de junio, Alli, Josie y yo participamos en el Concurso Regional de Danzas. Para sorpresa nuestra, ganamos el primer puesto, por lo que salimos a festejar junto a nuestros amigos. A principios de julio, David y Alli viajaron junto a su familia a Los Ángeles por dos semanas, y luego, por dos semanas más, decidieron visitar a unos familiares en San Francisco. Durante todo ese mes, Josie me acompañó en mi viaje a California a visitar a mi primo, Jeremy, quien ha estado viviendo allí desde hace un varios años. Cuando decidió mudarse, ambos éramos muy chicos y siempre hemos sido como hermanos, por lo que cada verano viajamos un mes para vernos desde entonces. A veces él me visita, a veces lo hago yo, como este año.
En los primeros días de agosto, he pasado varios días en casa de papá. Luego de dos meses en Seattle, cuando regresó a casa, ha estado contándome todo acerca de su viaje y cómo al gerente de General Motors le ha caído muy bien.
De hecho, demasiado bien.
Gracias a los conocimientos automovilísticos de papá, fue contratado en la sede de Seattle como Jefe de Mecánicos, por lo que tendrá que mudarse de manera permanente. Es la primera vez que lo contratan como jefe de mecánicos para fabricar autos de calle, así que está muy contento. Además, ahora que me he mudado, no tiene que estar conmigo siempre en casa, así que no podía decir que no.
Admito que lo extrañaré muchísimo, pero estoy muy feliz por él.
A mediados de mes, hemos ido a los estrenos de varias películas con Jessie. También a la Feria Internacional del Libro, en donde hemos comprado muchísimos libros para nuestra hermosa biblioteca. Esos últimos meses ha estado algo triste, pero como supuse que era por su hermana menor, no insistí demasiado.
¿Lo más curioso? No he podido dejar de pensar en un chico de ojos azules.
La manera en que me miró, su voz gruesa y su innegable atractivo han estado rondando en mi mente todo este tiempo, persiguiéndome en mis sueños. He pedido pizzas en Joe's cientos de veces, con la esperanza de volver a verlo, pero o bien atendía Jessie, o el repartidor no era el mismo. Sé que es algo inmaduro, pero algo en él me dice que debo conocerlo.
Con tantos viajes, salidas, y sueños con ojos azules, el tiempo pasó y aquí estamos, a un día de comenzar una nueva vida. La idea de ir a la universidad es aterradora y a la vez emocionante. El hecho de ir con Jessie lo hace mucho más fácil, pero aun así, no me imagino estar allí sin mis amigos.
Me despierto sobresaltada y al principio me siento desorientada. Luego de unos segundos, recuerdo que estoy en mi nueva habitación, mucho más moderna que la anterior en casa de papá, y es entonces cuando me doy cuenta de que lo que me ha despertado es el sonido de mi celular con varias llamadas perdidas.
Es domingo por la mañana, por lo que Jessie y yo dormimos hasta tarde. Cuando miro el reloj de mi mesa de luz, veo que ya son la una de la tarde. Mientras me estiro y voy saliendo de mi nueva cama de dos plazas, tomo mi celular y observo que tengo doce llamadas perdidas del mismo número.
Jules.
Preocupada, presiono el botón de llamada y me atiende de inmediato.- ¿Se puede saber dónde estás?- Exclama enfadado.
-¿En la cama, tal vez?- Ruedo los ojos.- ¿Qué sucede, Jules?- Balbuceo, aun algo dormida.
-¿En la cama?- Grita incrédulo.- ¿Que qué sucede? No puedo creer que lo hayas olvidado. En serio, Em, sabes de este día desde antes de que comenzara el verano.
-¿De qué estás hablando?- Exclamo, ya un poco más despierta gracias a sus gritos, pero al instante lo recuerdo.- Oh por dios, el fogón. ¡Lo he olvidado!
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Made in Brooklyn
RomanceLa vida de Emma Brooks era un rompecabezas del cual Jared Miller quería todas las piezas. Cuando Emma lo vio frente a su puerta, inmediatamente supo que no podría olvidarse de aquellos ojos azul-violáceos tan inusuales, por lo que fue sencillo reco...