Jared
-¿Cuánto tiempo llevas dando clases, Adam?- Pregunta Nick, sonando curioso.
Adam, viéndose complacido por que alguien ha mostrado interés en él, comienza una larga y aburrida historia sobre cómo el tenis ha cambiado la vida de muchas personas cuando él les ha dado clases.
Como dije, aburrido.
Me desconecto automáticamente del relato y comienzo a observar la fiesta, en la cual ya llevamos varias horas. Estamos junto al ventanal del gran living en el ático, donde Kyle, Nick, Adam y yo nos hemos reunido para conversar un rato, mientras nuestras novias bailan (algo ebrias, debo decir) en medio del comedor con sus respectivos mejores amigos o ex-novios.
Un momento, ¿¡ex-novios!?
Vuelvo a mirar hacia Emma, sorprendido, para comprobar si lo que veo es cierto o si ya estoy volviéndome malditamente loco, pero la visión del mayor idiota certificado en la Tierra no desaparece.
Definitivamente tiene deseos de morir.
Totalmente furioso, interrumpo a Adam en mitad de frase con una disculpa y salgo del pequeño grupo, dejando detrás de mí a tres rostros completamente confundidos, para luego adentrarme en la improvisada pista de baile, donde mi novia está bailando sola en medio de toda la gente. Freno en seco y miro confundido hacia todos lados, inspeccionando a cada invitado que las luces de colores me dejan ver, pero sin hallar a cierto imbécil.
¿Estaré tan ebrio ya?
Aún dudoso, me acerco a Emma y tomo su rostro de la manera más tierna posible, tratando de no asustarla por mi aparición repentina. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza mientras ella abre sus ojos y alza la mirada hacia mí, sonriendo cuando me ve.
Creo que mi corazón se detuvo. No hay nada más hermoso que su sonrisa.
La ira abandona mi cuerpo cuando ella se estira hacia mí y me besa, haciéndome jadear al momento en que rodea mi cuello con sus brazos y profundiza el beso. Inmediatamente coloco mis manos en su cintura, atrayéndola más a mí, pero al instante ella interrumpe el beso y se aleja un paso, evitando mi mirada.
¿Qué demonios?
-¿Qué sucede, muñeca? ¿Está todo bien?- Alzo su barbilla, obligándola así a mirarme. A regañadientes, ella encuentra sus ojos con los míos, pero no responde.- Vamos, ¿tan mal beso?- Sonrío algo nervioso, tratando de bromear, pero fallando miserablemente. Si responde que sí, mi ego quedaría totalmente destruido.
Ella ahoga una carcajada, y luego de un instante, responde.- No, Jar, no es eso. Yo...- Carraspea.- En realidad, quería preguntarte, ¿cuánto tiempo llevas bailando conmigo?
Su pregunta me toma por sorpresa.- En realidad, no he bailado contigo en un par de horas, muñeca. He estado haciendo la cosa de "Asociación de Novios Unidos" que me pediste más temprano, pero...- Me interrumpo.- ¿Por qué preguntas?
Emma tiene los ojos muy abiertos, mirándome como si acabara de decir que Travis Maddox no tiene tatuajes, pero luego fuerza una sonrisa y se acerca a mí, como si nada hubiera sucedido.- Por nada, bebé. Sólo curiosidad.- Coloca mis manos en sus caderas, rodeando luego mi cuello y llevándome con ella en un ritmo enloquecedoramente sensual.
Sonriendo de lado para ella, sigo su juego todo lo que queda de la noche, pero sin poder quitar de mi cabeza la idea de que algo raro está sucediendo.
...௳...
Abro mis ojos lentamente, sintiendo como algo, o más bien alguien, va dejando pequeños besos desde mi mejilla hasta mi clavícula, pasando por mi barbilla y mi cuello en el camino. Sonrío aún con los ojos medio cerrados, apretando mi agarre en la cintura de mi novia.- ¿Te he dicho ya cuánto amo que me despiertes de ésta manera?- Murmuro con voz ronca.
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Made in Brooklyn
RomanceLa vida de Emma Brooks era un rompecabezas del cual Jared Miller quería todas las piezas. Cuando Emma lo vio frente a su puerta, inmediatamente supo que no podría olvidarse de aquellos ojos azul-violáceos tan inusuales, por lo que fue sencillo reco...