De vuelta a Blackriver

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CAPITULO I

El pasado me persigue, es hora de enfrentar el oscuro secreto que el pueblo de Blackriver envuelve.

Briana es mi mejor amiga, solo que en su vago e ilógico mundo no existe la inteligencia.

Llevamos doce horas de camino, una montaña de sensaciones recorre mi cuerpo al darme cuenta que cada vez falta menos para llegar.

—Has estado muy callada durante el viaje — comento la rubia de ojos verdes que me acompaña. — También me siento un poco rara y más después de lo que... de lo que ocurrió aquella noche.

— Briana han pasado cuatro años, aquellos gritos me despiertan cada madrugada.

—Megan eres tú la que quiere volver a este maldito pueblo. ¿POR QUE? ¿que sentido tiene remover el pasado?

— Los motivos sobran para volver, debemos enfrentar el pasado y corregir nuestros errores.

¿Crees que eso será suficiente para devolverle la vida a esa chica?

— Nada lo será — Respondo mientras golpeo el volante.

— Vamos déjame conducir a mí, estas un poco estresada.

Briana toma el volante y comienza a conducir el Jeep, la brisa envuelve a los árboles en un vaivén, el clima lluvioso y de montaña define al condado, muy poco vemos la luz de sol, el cielo y su color gris da la entrada al invierno.

Las colinas y valles cubiertos de árboles y pinos que se unen junto a las heladas aguas del rio con su extraña arena negra, de allí el nombre del pueblo Blackriver (Rio Negro).

Siento la pesadez en mis ojos, Briana coloca Pet sematary de Ramones y trato de dormir un poco.

Escucho las gotas de lluvia caer sobre el auto, Briana frena bruscamente y despierto.

— ¡Lo siento! ciclistas. — Responde Briana — Hemos llegado al infierno.

Nos quedamos en silencio mientras observamos la entrada del pueblo con el gran nombre de BLACKRIVER, su brisa fría, la lluvia y los arboles nos dan la bienvenida.

Estacionamos el Jeep frente a la cafetería que lleva por nombre éxtasis, solíamos venir muy seguido después de las clases, es la cafetería más antigua y pertenece a la familia Roberts los segundos al mando después de los Palmer.

Nos sentamos en la mesa que da directo a la calle, veíamos la lluvia, mientras el guapo camarero se nos acerca y nos entrega el menú, aquel chico de cabello oscuro y piel morena le da una sonrisa nerviosa a Briana que inmediatamente le devuelve la sonrisa.

Lleva un tatuaje llamativo en el cuello, una pequeña estrella negra formada por tres triángulos y un paralelogramo que da la forma de la estrella.

Briana le puso el ojo, mientras lo ve de arriba abajo muerde su labio, si hay algo notable en ella es la falta de discreción.

— ¡Buenas tardes señoritas! Mi nombre es Bruno.

Su voz varonil, pero a la vez dulce es muy llamativa.

—No tenía motivos para estar en este pueblo, pero ya encontré uno.

Comenta Briana mientras le sonríe al camarero.

— Mi nombre es Briana.

Observo el coqueteo de ambos mientras sostengo el menú y espero a que tome mi orden.

Parpadeo unos segundos y ya tu amiga tiene una cita para el sábado y solo llevamos diez minutos en el pueblo.

—Bruno es realmente sexy. — comenta Briana mientras toma de su cappuccino. — saldremos el sábado.

—Fui al baño dos minutos ¿Y ya tienes una cita?

— ¿Para qué perder el tiempo? Este maldito pueblo no tiene nada que me agrade ni recuerdos, ni sitios ni la gente, ese es tu problema Megan. Eres muy cerrada para todo.

—Y tú muy abierta para todos.

La cafetería estaba colmada de personas que por un momento me hicieron sentir  incomodidad con sus miradas.

Me coloco la capucha del suéter y bebo un poco de mi mocca.

Necesito procesar esta incomodidad, me levanto y tomo las llaves del Jeep, Briana corre tras de mí, mientras deja el dinero sobre la mesa.

Justo en ese momento lo vi cruzar la puerta de vidrio de la cafetería, quedando frente a mi, su mirada me penetro, el olor de su perfume me envolvió que sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. La palidez de su cara y su cabello tan oscuro con una sonrisa arrogante lo hacían jodidamente el hombre más sexy y misterioso de todo el lugar.

Mi corazón palpitaba tan fuerte que solo imaginaba que los demás podían escuchar sus latidos.

Por un momento ya no sentía este lugar tan atroz que oculta tantas cosas me harían sentir bien por un segundo.

Mi interés por conocer a ese chico era inevitable.

Debería hacer una encuesta y preguntarles a las mujeres si los chicos que suelen vestir de negro obtienen nuestra atención rápidamente, o tal vez soy yo que los ve jodidamente sexys.

HADES (peligrosa obsesión) [TRILOGÍA INFIERNO] (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora