Misericordia

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CAPITULO VII

Velas desplegadas por todo el recinto le daba paso a la única capilla del pueblo que muy poco era visitada, era más lo que te asustaba que la paz que deseabas encontrar, la brisa golpeaba fuerte los enormes ventanales.

El padre Hidalgo sabia de los secretos más oscuros y perversos del pueblo.

Mi pregunta ¿Cómo aún seguía vivo?

La verdad era que él también tenía sus oscuros secretos no entiendo mucho la jerarquía dentro de la iglesia lo último que supimos fue que lo enviaron a Blackriver como castigo.

Me detengo en la entrada de la capilla, el viento sopla fuerte y comienza a caer la lluvia, las velas se apagan y el padre sale vestido con su sotana negra ese semblante aterrador, pero a la vez de confianza.

— La culpa en tu mirada no te deja vivir. — comenta el padre mientras enciende las velas.

— No entiendo lo que quiere decir — Respondo asustada.

— Esa mirada la conozco también la tuve y por mis errores estoy aquí, este maldito pueblo nos hace cometer atrocidades, pero también nos hace pagar el daño que causamos.

Tomo mi celular y trato de llamar a Briana, pero la maldita señal no funciona, me sentía tan nerviosa e inquieta, con el perdón de los religiosos, pero las iglesias, las capillas o cualquier cosa referente a esculturas de yeso me alteran.

Me siento en la última banca de madera de la capilla, la tormenta se hace más fuerte y los truenos retumban.

El padre se sienta a mi lado y mete su mano bajo la sotana y con la otra me sujeta fuertemente mientras trata de llevarla a su entrepierna.

Escucho una voz angelical y a la vez dominante, volteo y el maldito enfermo del padre ya no se encontraba a mi lado, solo vi como su sombra se desvanecía.

Un trueno retumba tan fuerte que hace que la electricidad falle, aquel chico que con su sola presencia hizo que el padre Hidalgo saliera huyendo enciendo las velas, su cabello esta empapado por el agua de la lluvia.

— Al parecer estas en los momentos donde el peligro me rodea — Comento mientras no paro de observarlo — ¿En algún momento me dirás tu verdadero nombre?

— ¿Qué te hace pensar que mi verdadero nombre no es Hades? — Responde mientras me clava la mirada.

— No creo que tus padres te hayan querido nombrar como el dios del inframundo.

—Ninguna familia es perfecta, los míos son fanáticos de la mitología griega ¿Qué estaba ocurriendo con Hidalgo?

— Pretendía que lo masturbara — Respondo bajando la mirada

—¿Por qué no gritaste?

— No creo que alguien en este pueblo quisiera ayudarme.

—No deberías de tener misericordia con nadie que te haya hecho daño, el perdón se lo dejo a Dios y la diplomacia a las embajadas.

Mis impulsos me traicionan y le doy un abrazo que al separarme mis labios quedan cerca de los suyos, muero por besarlo.

El solo besa mi frente y aparta mis brazos de su cuello.

Muero lentamente de la vergüenza no puedo ni verlo a los ojos.

— Lo... lo siento... no fue mi intención solo me deje llevar por el momento. — Respondo con voz temblorosa.

—Está bien, a todos nos pasa, vamos te llevare a casa, no es seguro que camines estas calles sola.

— Puedo esperar por mi amiga, en lo que me responda la llamada.

— Cuando hay tormentas la señal no funciona, vamos yo te llevo.

Salimos de la capilla, afuera esta estacionada la moto de Hades que obviamente tiene que ir con su personalidad. Una Harley – Davidson negra con rojo.

— Hermosa motocicleta, — comento mientras me coloco el casco

— Me la obsequio mi padre cuando cumplí la mayoría de edad. No quiero presumir, pero fue el modelo más caro en la historia de la Harley.

— Tranquilo no sonaste nada presumido.

Se le escapa una hermosa sonrisa mientras me da su mano para ayudarme a subir a la motocicleta.

Toma mis manos y las coloca alrededor de su cintura.

—Agárrate fuerte, me gusta la velocidad.

Asiento con mi cabeza mientras lo abrazo tan fuerte que pego mis senos de su espalda.

HADES (peligrosa obsesión) [TRILOGÍA INFIERNO] (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora