Mereces un premio

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— Señor, Wang... — llamó una mesera a Yibo, el cuál estaba en su oficina con la puerta abierta, cosa muy rara de él ya que siempre la tiene cerrada para que no sea molestado

— ¿Qué pasa? — pregunto sin despegar su vista de unos papeles

— El omega de ahí lleva sentado horas y solo ha bebido un té, ¿Le debería pedir la mesa? — habló nerviosa

Yibo levantó la mirada y pudo ver a su conejito estudiando mucho, muy pronto serían sus exámenes. 

— Yo arreglo esto, ve a trabajar — ordenó mientras se levantaba de su asiento, salió de su oficina y camino hasta donde estaba su esposo — Esposito

Zhan dejo de escribir y levantó su mirada para ver al alfa — ¿Qué sucede, A-Yi?

— Has estudiado mucho, mereces un premio, ¿No crees? — habló

— No puedo pedir nada de comer porque mancharé mis apuntes — mencionó con un mohín, su estómago hizo un ruido durante unos segundos, exigía comida. La cara del omega se puso roja de la vergüenza

El alfa soltó una risita — ¿Qué quieres que te traiga? Pide lo que sea

— Unos hotteok... — respondió en voz baja

— Te los traeré enseguida y toma — le extendió su pañuelo — Tiene mi aroma impregnado, si me extrañas solo huele.

Zhan agarro el pañuelo con una tímida sonrisa — Muchas gracias, alfa.

Yibo se retiró con una pequeña sonrisa, quería darle un beso pero no podía con todas esas personas a su alrededor, además, de que se suponía que Zhan era un cliente.

El alfa trago a su omega para pasar tiempo con él y verlo, ya que su esposo le había dicho que está semana se la iba a pasar estudiando y casi no lo vería. Entonces se le ocurrió la idea de que viniera a su restaurante para poder verlo todo el día y también consentirlo con mucha comida.

[🐰]

El omega mordía levemente sus uñas, hoy se entregaba las boletas.

— Zhan, estás muy nervioso. Cálmate, estoy seguro que te fue bien — mencionó el alfa con una leve sonrisa

— Eso espero, quiero que me vaya muy bien esta vez — hablo

Hai Kuan hizo una mueca — ¿Por qué? Antes de te preocupaba tanto tu boleta — dijo

El omega se acercó más alfa, ambos tenían sus rostros muy cerca — Yibo siempre me premia cuando me va bien en la escuela o me esfuerzo y le quiero pedir algo muy especial para mí

— ¿Qué te de duro? — pregunto con burla

Hai Kuan se mofó al ver la expresión del castaño, parecía un tomate.

— No, Hai Kuan sucio. Es otra cosa privada que no te puedo decir

— De ese modo es muy difícil no pensar mal, dime qué es — pidió con una sonrisa

— Si me va bien en mi boleta, mañana te enseñaré una foto de lo que pedí — sonrió

Hai Kuan asintió levemente — Oye, ven — hizo unas señas con su mano, cuando el omega se acercó lo suficiente empezó hablar — Últimamente hueles mucho a chocolate amargo, ¿Estás en cita?

Zhan negó varias veces — Para nada, Yibo no anuda dentro de mí y yo me cuido mucho, un cachorrito es muy peligroso para mí en esta edad — hablo un tanto avergonzado — aparte mis papás matarían a mi alfa

— Entonces, dile que no deje su aroma en ti. Estos alfas y omegas mediocres ya empezaron a buscar que persona tiene ese aroma — mencionó

— Yibo no deja su aroma en mí... Tal vez es porque vivimos juntos y nuestra casa huele a canela, manzana y chocolate — sonrió levemente

Casado a los diecisieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora