Extra 2

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Enid se encontraba entretenida
mirando un k-drama en la
comodidad de su sofá, absorta en
su trama, casi sintiendo lo que la
protagonista sentía, la felicidad
después de tantos capítulos se
estuvieran dando su primer beso,
recordó brevemente como Wednesday la había invitado a comer pizza en su casa en la cuarta cita, el ambiente se tornó caluroso de pronto. Suspiró encantada con la
escena que se reproducía en su
televisor, intentando sacar de su
cabeza los pensamientos de aquel
día junto a su esposa, no era el
momento.

Pero todo esto quedó en un segundo
plano cuando su hija y esposa
entraron por la puerta principal de
su dulce hogar, la menor dejó su
bolso a un lado de la puerta, apenas
saludándola cuando pasó por su
lado, dirigiéndose directamente a
su habitación; el instinto omega
de Enid empezó a volverse loca
al percibir algo distinto en el
comportamiento de su cachorra.

Se levantó de su cómodo lugar
caminando hacia la alfa que
terminaba de quitar sus zapatos,
esta le dirigió una mirada
acompañada de una sonrisa
luego de notar el aroma de Enid,
al parecer esta estuvo pensando
algunas cosas de las que no
hablarían en voz alta pero podia
reconocer ese olor donde fuera, la
omega al notarlo golpeó su hombro
porque ella también conocía mucho
de su esposa y sabía lo que quería transmitir con esa sonrisita
descarada.

-No digas nada al respecto, no es
momento-advirtió la menor con sus
mejillas encendidas- ¿pasó algo con Yoko?

La mayor rió, su omega se
avergonzaba demasiado rápido,
pero no incomodaría tan temprano
con el tema.

-No lo sé, estuvo callada todo el
camino- respondió esta.

Enid asintió, su instinto no podía
equivocarse.

-Hablaré con ella ahora, creo que
algo no anda bien.

-¿Y la verás oliendo así?-se burló
Wednesday, recibiendo una mirada para nada amigable de la omega, la tomó entonces abrazándola por la cintura restregando su cabeza en el cuello de la menor.

La chica se sorprendió ante aquella
repentina acción pero no se quejó,
a veces le gustaba tener el aroma
de la mayor sobre ella pero no se
lo diría en voz alta, se negaba a
contribuir con su ego.

-Ya, ya alfa tonta, primero
la cachorra- la alejó de ella
escuchando como se quejaba pero
no le importó y se dio la vuelta.

Caminó por el pasillo de su casa
hasta llegar y pararse frente a la
puerta de su hija, sin tocar antes,
abrió la puerta, encontrándose
apenas con un bulto de sábanas en
la cama, sus zapatos estaban allí
tirados a pesar de que ella había
dejado claro que los zapatos iban en
la entrada, entonces debe ser algo serio.

Entró a la misma, sentándose a
un lado del bulto que era su hija,
posando una de sus cálidas manos
sobre las sábanas, esta ni siquiera se movió.

No sabía cómo iniciar, ¿y si sólo
estaba cansada? Aun así su omega
no dejaba de lloriquear dentro
de ella, siempre se sentía de ese
modo cuando sospechaba que algo
sucedía con su hija.

-¿Sucedió algo en la escuela,
cachorra?-preguntó, su voz cálida
era lo único que podía escucharse
en la habitación-Puedes decirme
que te está incomodando, porque se
nota que no estás bien, muy apenas
me saludaste allí afuera.

Escuchó a Yoko suspirar y
finalmente se removió, sin embargo, dejó la sábana
cubriéndola justo como estaba.

-Divina se presentó como alfa hace
unos dias-respondió la menor.

-Oh-fue lo único que pudo decir,
eso ya lo sabía, las tardes de un
buen chismecito junto a Marilyn y
Larissa seguían muy presentes en
su vida- ¿Y qué hay de malo en eso?

Por un momento empezó a crear
sus propias teorías en su mente,
pero esperó que su hija hablara.

-Es que...-empezó diciendo- soy
la única en el salón que no se ha
presentado.

Algo en ella se sintió mucho mejor
al escuchar eso, al menos no era
algo grave como pensó, quiso soltar
una risita por lo dramática que
estaba siendo su hija pero prefirió no hacerlo, a veces la mente de
los adolescentes era difícil de
comprender.

-Sólo tienes trece años bebé, no hay
que preocuparse por eso ahora-dijo
tratando de confortarla.

Los cachorros empezaban a
presentarse más o menos a la edad
de nueve años, por eso no era
demasiado extraño que los chicos
del salón de su hija ya tengan sus
castas definidas, pero aún estaba
a buena edad, cada cuerpo es
diferente.

-¿Y qué pasa si estoy defectuosa?-
preguntó la menor, esta vez dejando ver su cara, Enid pudo ver dejes de algunas lágrimas y negó.

-Cariño, cada cuerpo es diferente,
todos tienen su tiempo correcto
-respondió y luego le regaló una hermosa sonrisa pasando sus
manos por su rostro, dejando una
caricia-No importa la edad, no hay
porque apresurarse, ¿te molestan
por eso?

La niña negó, pero Enid no tenía
como confirmar que no fuera así,
los niños y adolescentes llegaban a
ser muy crueles.

-Pero ya no quiero ser una
cachorra.

La omega se rió un poco,
encontrándose a sí misma en esas
palabras, cuando estaba loca por
crecer, negó varias veces, cuando
somos niños no estamos conscientes de nuestras mejores etapas.

-Así tengas cincuenta años seguirás
siendo mi cachorra, no le des
demasiada importancia a eso ahora,
eres una chica sana, hace poco fuimos al médico por una
visita rutinaria ¿no recuerdas?-se
acercó para abrazarla, su aroma a
bebé seguía presente aun cuando
podía notar la fragancia de uno de
los perfumes de Wednesday, ni siquiera había notado en qué momento se lo había echado.

Entró en razón de que en algún
momento el aroma de su cachorra
cambiaría, sintió melancolía ante el
pensamiento, su bebé no olería más
a bebé.

-Apestas a mamá-dijo esta
frunciendo su nariz, abrazándose
al cuello de su madre, haciendo lo
que esta había hecho minutos atrás,
tratando de dejarla con su aroma,
rió al recordar las muchas veces
que había hecho esto cuando estaba
más pequeña.

-Ahora cuéntame la verdad-retó
separándose de ella- ¿hay muchas
omegas detrás de Divina?

El rostro de su hija se tornó rojo,
enojada por sus palabras, ella sabía
que a Yoko no le gustaba cuando
le decía alguna cosa como esa y
mucho menos referente a esa niña
que le parecía tan molesta, pero
siempre era gracioso hacerla enojar.

-¡No da risa! ¡Mamá!

BABY THOUGTHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora