He frecuentado muchos hombres a lo largo de mis veintinueve años. He estado con viejos, casados, divorciados, heteros e incluso con trans. Nunca me he sentido orgulloso de mi vida sexual.Nunca sentí lo que es el significado del amor, y cuando lo tuve con Oli, lo arruiné. Lo arruiné por ser un completo imbécil. Incluso, no me he ganado la confianza de mi hermana que llegó a pensar que yo besé a su esposo.
Cuando conocí a Connell pensé que me iba a enamorar, que iba a olvidar lo que sucedió con Jake, pero nunca pude. Nunca me sentí suficiente con Connell.
Pero ahora, nunca había sentido lo que estoy sintiendo con Louis. Sus caricias, sus besos, su sonrisa, todo de él me hace sentir cosas inexplicables. Por primera vez siento lo que es estar enamorado, y me aterra estarlo.
Pero por esta noche, me olvidaré de todo, y solo me enfocaré en nosotros.
Nuestros labios se encontraron nuevamente. Subo mi mano a su nuca y acaricio su cabello lacio y un poco mojado por el sudor. Ladeo mi cabeza para tener más acceso a sus labios, recordando aquella noche en la iglesia.
Suelto un gemido de satisfacción al sentir su lengua tocar la mía. Su mano recorre todo mi cuerpo, hasta que se queda en mis muslos, y me alza una pierna para que la enrede en su cadera.
Da una mordida a mi labio para alejarse un poco, haciéndome sentir más excitado de lo normal. Se desabotona la camisa con mi mirada fija en sus manos y veo como desabotona botón por botón.
— ¿No puedes ir más lento? —me quejo con humor. El sonríe con picardía y hace el proceso más lento.
Al instante, tira la camisa al lado de la habitación y siento mi respiración agitarse. Su torso bronceado y con poca definición de abdomen, me hizo sentir más mojado.
Mis manos pican por querer recorrer con ellas su torso desnudo. Acariciar sus clavículas, pasar mi lengua por su abdomen, dejar marcas en esta, dar besos y besos hasta que me tope con su creciente erección que se notan a través de sus pantalones.
Se levanta de la cama para quitarse los pantalones y los lanza de nuevo al otro lado de la habitación. Se acerca de forma graciosa hacia mi, haciéndome soltar una carcajada. Abro mis piernas para que se acomode entre ellas.
Me muerde la mejilla haciéndome soltar un lloriqueo. — Salvaje.
Limpia el exceso de saliva y me mira con una sonrisa plasmada en su rostro.
— Desde aquella noche que te conocí, quise tenerte así. —me confiesa en su susurro— debajo de mi —esconde su cabeza en mi cuello y comienza a repartir besos y mordisqueo, haciendo que suelte algunos suspiros— con tus rizos desparramados, mejillas sonrojadas, labios hinchados y tu mirada perversa.
Su mano recorre mi cuerpo y se posan en mis bragas y las acaricia.
— Se que religiosamente lo que estoy haciendo está mal —me mira fijamente— Pero esta noche quiero olvidar todo, y solo enfocarme en lo que quiero. Y lo que quiero es a ti.
Me quedo sin habla. Sus dedos acarician la tela de la lencería, y levanto mis caderas en alto para que pudiera despojarme de ellas. El las toma del borde y las baja lentamente. Las lanza por la habitación y se vuelve a mi.
Mi erección golpea mi abdomen, y Louis me da una mirada traviesa. Cierro los ojos por un momento sintiéndome nervioso. Siento sus labios besar mi pantorrilla y lo siento recorrer un camino de besos al interior de mi muslo.
Mi respiración se agita cuando siento su respiración cerca de mi miembro, haciéndome sentir cosquillas.
— Oh, mierda —gimoteo al sentir su mano rodear mi miembro erecto. El líquido pre semen sale de mi pene, provocando que Louis se agache para tomarlo y lo saborea. Su lengua baja por todo el falo de el, y gimo su nombre varias veces.