04:00am. La alarma comenzó a sonar. Las rutinas nunca fueron de lo mío. Apenas acababa de dormir y ya debo levantarme. Este tipo de cosas me hace valorar mucho el esfuerzo que realiza mi mamá todos los días para trabajar hasta tan tarde.
Hoy como las últimas dos semanas me levanté temprano para ir a trabajar en una encomienda, me encargo de entregar los paquetes o correos, con un compañero quien maneja la camioneta.
Antes de que me agarre más pereza, decidí pararme, ponerme el uniforme del trabajo, me preparé un café y me senté en la mesa a tomarlo con unas medialunas, en silencio. Mamá aun no llegaba de su trabajo, así que no me importaba hacer ruido, aunque tampoco había necesidad de hacerlo.
Volví a escuchar la alarma, pero esta vez significaba que ya tenía que agarrar mis cosas e irme para el trabajo. Agarre mi mochila y una botella de agua, cerré la puerta con llave, baje por las escaleras y ya estaba esperando mi compañero Lucas en la camioneta.
-Hola- dije entrando, solo me respondió con un leve movimiento de cabeza.
Lucas Quintero, un chico de 23 años, quien ingreso a este trabajo porque sus padres son los dueños, persona de pocas palabras, a veces siento que le caigo mal, según sus padres siempre es antipático.
-Hoy hay mucho trabajo que hacer, muchos papeles que rellenar y muchas cosas que entregar. Hay que terminar el trabajo antes de tu horario de salida, así que ida y vuelta, nada de hablar con los clientes, después no quiero terminar solo el trabajo. - dijo arrancando la camioneta.
-Ya te dije que la última vez no fue mi culpa- me puse el cinturón.
-No importa de quien haya sido la culpa, este es TU trabajo y si pagan por hacerlo, ¿no crees que deberías de hacerlo?
No respondí, era obvio que no esperaba una respuesta de todos modos, nos encaminamos a empezar con nuestro trabajo. Todos los días era así, me subía a la camioneta a las 05am, sí, él pasaba por mi porque a esa hora aun no transitan los transportes públicos. Nos dirigíamos a la empresa a buscar los paquetes, y a las 06am aproximadamente comenzábamos a repartirlos.
Aunque la mayoría de los que entregábamos a esa hora era de tiendas o en correos locales, las encomiendas a domicilio comenzaban aproximadamente a las 08am. A las 12:45hs terminaba mi turno de trabajo.
Y de ahí me dirigía a clases, a veces alcanzaba a comprar algo para almorzar o en otras ocasiones me preparaba algo desde casa, para no perder tanto tiempo.
Pero bueno, como dijo Lucas, había demasiado trabajo, me gustaba, así ocupaba mi cabeza en otras cosas que no sean los pensamientos.
-Es el ultimo encargo – dijo dejándome en frente de un gran edificio en pleno centro, con dos cajas pesadas- piso 2, editorial "Escogidos", después de esta entrega te podés ir a tu escuela, queda cerca del punto donde te tengo que dejar, así que hasta acá llegamos por hoy, nos vemos el lunes.
Estaba tan cansada, todo el día moviendo, llevando y trayendo cajas, y él solo manejaba mientras tomaba sus mates con café, y me deja sola con estas pesadas cajas. Qué bueno que hoy es viernes, y como los sábados trabajo en la tarde/noche, podré descansar.
Me encaminé hasta el portero eléctrico, como me dijo Lucas, llame al piso 2 oficina 1, editorial "Escogidos", los llamé para no tener que subir y para ver si alguno de ellos podía bajar o se lo mandaba solo por ascensor (ya me habían pedido que haga eso un par de veces)
Tuve que llamar dos veces más hasta que por fin atendieron después de varios minutos.
-Lamento la espera, soy el dueño de la editorial y no hay nadie que atienda. ¿Qué necesita? - habló un hombre de voz gruesa del otro lado, quien se escuchaba un poco agitado.

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Brújula
Ficção AdolescenteUna brújula siempre marca el camino indicado, el camino necesario a recorrer para nuestra ubicación deseada. Mi brújula se desorientó un poco, no sabía a donde correr, no sabía ni siquiera cual era esa meta. Mi papá me había dicho que tenía un prop...