Capítulo 11: HOPE

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  Cuando Aurora era pequeña su padre siempre le decía que debería alejarse de los hombres porque estos no eran más que escorias, a excepción de él, claro. Su madre en cambio le decía que debería seguir su corazón y ser feliz con quién quisiera, que no le temiera a amar,aunque el amor no siempre signifique que todo sería color de rosa, este le entregaría bonitas experiencias que le ayudarían a su desarrollo personal.

Aurora no le temía a amar, especialmente si se trataba de Jimy, le gustaba desde siempre, pero él no de ella, o al menos eso creía. Aurora se esforzaba al máximo para que no se notara lo que le encantaba Jimy, pero a veces era inevitable, simplemente no se podía controlar. Pero Jimy lo notaba, la forma en que lo miraba, en cómo le hablaba, en cómo le sonreía y cuando se reía en los chistes malos que él contaba para hacerla reír. Aurora aunque quisiera evitarlo, no podía evitar que su corazón sacara a relucir lo mucho que le gustaba Jimy, le era imposible. Y ahora que está al borde de la muerte se arrepiente tanto de no haberse confesado antes, de haber perdido el tiempo en cosas inútiles, en tiempos vacíos, en charlas inútiles, cuando haber tenido una relación bonita y estable con él, o tal vez no. Pero así lo creía ella.

No se arrepiente de muchas cosas, como el de acompañar a su madre hasta el último día de su vida en aquel hospital, ya que perdió a su madre cuando era pequeña, ella murió de cáncer de mama cuando tenía catorce años. Fue devastador para ella, perder a madre en la parte más importante para cualquier adolescente, la hizo colapsar por mucho tiempo, por no decir meses. Su padre resistió por ambos, pero estuvo igual de destrozado, fue terrible. Fueron días difíciles, pero pudieron salir adelante, aunque su padre tomó una postura más reservada con ella desde ese día, ya no le demostraba el mismo cariño que antes, y eso le dolió aún más, fue igual de doloroso que perder a su madre, ya no era no era lo mismo. Uno de los recuerdos que tenía con ella, era cuando estaba en el hospital y vivió un momento que nunca olvidaría.

—Madre ¿quieres manzana? —preguntó Aurora a su madre, pues esta, había pelado una exclusivamente para ella y la había cortado en rodajas.

—Gracias hija —dijo aceptando una rebanada de manzana—. Tu pelo ha crecido bastante desde la última vez que te lo cortaste —decía mientras le acariciaba el pelo a su hija.

Aurora se había cortado el pelo muy corto, por no decir hasta arriba de los hombros, eso fue cuando se enteró que su madre tenía cáncer y tenía que empezar con quimioterapia urgentemente, desde ese entonces pasaron seis meses y su pelo había crecido lo suficiente.

—Tienes que dejarlo crecer, cariño. Te verías hermosa —decía su madre.

—¿Tú crees? —preguntó Aurora.

—Estoy segura de ello.

Esa fue una de las razones del porqué Aurora lleva el pelo largo en la actualidad, para la madre era un sueño ver a su hija con el pelo largo, y aunque no pudiera verla, lo llevaría así en honor a ella.

—Hija, sabes, a veces la vida es tan efímera, no sabemos cuando se nos puede acabar, cuando se nos puede ir. Puede ser en el momento menos indicado y eso significa que podemos o no despedirnos de las personas que amamos. Por lo tanto, si encuentras a la persona que amas, díselo, nunca pierdas la esperanza en el amor Aurora. Te amo.

Eso fue lo último que escuchó de su madre, pues después de eso fue al baño a sacarse las lágrimas, no contenía la emoción por su madre, por las cosas que estaba pasando y por las cosas que le dijo. Al volver habían muchas enfermeras y doctores en la habitación de su madre. Había muerto.

Y así es como las cosas en la vida de Aurora se vinieron cuesta abajo por un largo tiempo, hasta que llegó Cascabel a su vida, fue un miércoles, lo recuerda bien porque salió del taller de música, amaba música, estaba lloviendo, salió con un paraguas rojo de su difunta madre y pasó al lado de una caja, cuando ya la había paso escuchó un "miau" y se detuvo, volteó, y vio dos orejitas asomándose, se acercó a la caja y la vio, dos ojos celestes, pelaje blanco y un cascabel atado en el cuello, se enamoró profundamente de ella, y decidió a toda costa que tenía que quedarse con ella, no podía dejarla ahí sola, expuesta a cualquier peligro.

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