Capítulo I: ¿Qué tiene ella que no tenga yo?

709 49 48
                                    

Todas las esperanzas de Willow se desvanecieron cuando escuchó aquel rumor del parque. Todos sus esfuerzos, todo el tiempo que le había dedicado, todo el amor que había sentido. Todo se vino abajo al escuchar el nuevo chisme del parque.

     “Mortis estaba enamorado de Charlie“.

     Al principio optó por negarlo, por no creer que realmente el corazón de su amado le pertenecía a alguien más. No obstante, el chisme comenzó a dispersarse más e, intrigada, le preguntó a Angelo qué opinaba al respecto.

     —Ay cariño, pues... -le respondía este desviando la mirada con tono de voz bajo— La verdad es que tienen razón.

     —Angelo procedió a explicarle que, de hecho, él fue de los primeros en enterarse de tal cosa. Claro que Willow se molestó con él por no haberle dicho, sabiendo cuánto le gustaba, pero Angelo trataba de explicarle.

     —Sé que te gusta, querida, por eso no tuve el valor de decirte. Sabía cuánto te rompería el corazón...

     Aun así duró molesta con él bastante tiempo, sintiendo traicionada su confianza. Angelo lo entendía y no insistió. No eran raras las peleas entre ellos dos, y aunque aquella fue más significativa y duró más, eventualmente Willow terminó perdonando a Angelo y volvieron a ser amigos. A fin de cuentas, en el fondo sabía que lo hizo para protegerla.

     Angelo tenía la esperanza de que con aquello Willow se olvidara de Mortis por fin, y le insistía con palabras dulces que lo mejor para ella sería dejar ir a Mortis.

     No obstante, la azabache era obstinada. En lugar de seguir el consejo de su amigo, comenzó a torturarse pensando en esa otra chica, la tal Charlie.

     “¿Qué tiene ella de bueno? ¿Qué tiene ella que no tenga yo?” se preguntaba sumida al principio en la tristeza y luego, consumida por los celos, en rabia. No pasó mucho tiempo para que sus celos y esas preguntas que le carcomían la cabeza la impulsaran a querer ir a ver por ella misma qué de bueno tenía esa mujer.

     Ya había escuchado de Charlie, la acróbata del circo, pero no le había prestado atención. Para ella nadie importaba que no fuera su amado Mortis o su querido y buen amigo Angelo. Fuera de aquellos dos, los demás no eran dignos de su atención.

     Merodeando cerca del circo, pues la carpa no quedaba realmente alejada de su atracción, notó un promocional cerca. En el centro estaba la que se supone era Charlie. Recientemente se había hecho la estrella principal a petición del público, pues su acto era el más atractivo. Willow miró con atención... Para su propia frustración, realmente era una mujer bonita, aunque no lo admitiría.

     —Uhm, seguro todo eso es pura edición —espetó en voz alta mientras giraba la cabeza con desdén, reanudando su andar. Paso a paso se acercaba a la carpa del circo... El tal Circo Bizarro. Últimamente se estaba haciendo un show muy popular (gracias a Charlie).

     Aunque lo lógico hubiera sido entrar a ver el espectáculo, la azabache sentía repulsión de darle público a ella y a todos esos payasos. Por supuesto que no entraría.

     Lo que hizo en su lugar fue merodear por la carpa durante varios días en sus descansos, buscando encontrar a esa tipa. Quizás coincidirían en algún tiempo de descanso. Finalmente en algún punto pasó, un viernes.

     Charlie había salido a tomar algo de aire fresco. Estar todo el tiempo dentro de la carpa a veces le resultaba agobiante y, en su hora de descanso, a veces salía a dar una vuelta o se quedaba unos minutos afuera de la carpa.

     Willow, cegada de celos, comenzó a caminar en su dirección. En algún punto, la artista la notó acercarse, y pensó que se trataba de algún fan.

Bad Romance (Charlie×Willow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora