Capítulo III: Impresiones

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No dejaba de pensar en que había metido la pata yendo a verla. Lo peor era que no sabía por qué sentía que se había jodido tanto, si, pensándolo lógicamente, asistir a uno de sus shows no tendría que significar tanto...

     Pero así lo sentía. Muy muy en el fondo sabía que algo había cambiado luego de haberla visto actuar.

     Estaba tan ensimismada y las preocupaciones la carcomían tanto que sus pasos de nuevo la llevaron al circo sin que se diera cuenta. Ya tenía el camino memorizado, y por costumbre fue a parar ahí en un parpadeo, casi como si hubiera despertado en ese lugar.

     Nerviosa, como un insecto que revolotea peligrosamente cerca de la telaraña, trató de darse la media vuelta e irse. Para su mala suerte chocó contra algo... O alguien.

     —Bonjour, chérie, ¿disfrutando de pasear alrededor de la carpa como siempre? —la inquirió una voz familiar en un tono cantadito.

     Al levantar la mirada y encontrarse con los ojos de Charlie, se sobresaltó y se apartó de inmediato. Unos breves segundos bastaron para que, solo con verla, recordara la forma en que la había hecho sentir en el show de ayer. Su ritmo cardíaco aumentó rápidamente.

     —De todas las personas de este maldito parque me tengo que topar contigo —espetó fría y cortante—. No tengo tiempo para esto, Charlotte —respondió tratando de irse, pero la rubia le cortó el pasó dando un elegante paso hacia la izquierda.

     —Es curioso que digas eso, porque hasta donde sé, tú eres la que intencionalmente viene a buscarme. Después de todo, ma petite, ¿qué más harías por aquí, al lado de la carpa, lejos de tu tracción? —inquirió levantando una ceja e inclinándose un poco hacia ella— Además, recuerdo haber visto a una bella chica ayer entre el público... ¿Disfrutaste del espectáculo, ma belle? Ciertamente me fue una sorpresa verte ahí. Dime, ¿te sentiste intrigada por el show? ¿O... querías ir a verme? —interrogó con una sonrisa juguetona, intrigada de qué excusa podría ponerle ahora.

     Sus palabras hicieron sentir a Willow... Expuesta, por alguna razón. Además, por su mente cruzaron imágenes de la acróbata dando su espectáculo. Esa forma de balancearse por el aire, la gracia en cada giro y pirueta... Inesperadamente, un ligero rubor celeste se le pintó en las mejillas.

     Sí la había notado, después de todo.

     —Lo que yo estuviera haciendo ahí a ti no te importa —trató de defenderse, aunque su voz salió ligeramente temblorosa mientras sus ojos se desviaban a otro lado, incapaz de sostenerle la mirada.

     Esta reacción no pasó desapercibida para Charlie, quien abrió los ojos con impresión un momento. Se esperaba hacerla enojar o incomodarla, pero eso... Eso era nuevo. La rubia entonces sonrió maliciosamente, sabiendo que de alguna forma había dado en el blanco.

     —Bueno, no escuché un no, así que asumiré que fuiste a verme. Qué lindo de tu parte, chérie —le dijo dándole una sonrisa cálida—. Te seré honesta: verte ahí fue toda una sorpresa, aunque, debo decir que una muy grata —mientras hablaba, se iba acercando a Willow poco a poco, pero por cada paso que la azabache retrocedía, la rubia avanzada dos más, hasta que su espalda se topó con la carpa, impidiéndole retroceder más—. Después de todo... —murmuró en un tono bajo y grave, volviéndose a inclinar, peligrosamente cerca de su rostro— ¿No te había dicho ya lo halagador que me resulta tener la atención de una lindura como tú? —expresó viéndola con ojos felinos. Estaba siendo deliberadamente más coqueta que de costumbre, intrigada por qué reacción podría tener ahora.

     Willow entonces, mirando a Charlie, sintió algo extraño apoderarse de ella. No era como las otras veces en que la rubia había invadido su espacio personal y ella solo se sentía incómoda y molesta. La forma en que la estaba mirando, su sonrisa, su atrevida cercanía, la sensación cálida de su aliento al hablar chocando contra su rostro. Nunca había estado tan cerca... Pudo percibir un agradable aroma a rosas.

     De nuevo volvió a recordarla en el escenario, y sus ojos fueron incapaces de desviar la mirada a otro lado que no fuera su rostro. Se sentía de otra manera y parecía verla de otra forma respecto a antes, pero no sabía de qué forma. Su ritmo cardíaco había aumentado y el rubor se extendió y se hizo más intenso.

     Cuando Willow “despertó” y se dio cuenta de lo permisiva que estaba siendo en ese momento, se sintió avergonzada, estúpida y, percatándose de la situación, sintió cómo su cuerpo se estremecía.

     —Vete a la mierda, Charlotte —injurió molesta mientras la apartaba con brusquedad para luego irse sin más.

     Charlie no la detuvo, como a veces hacía. Pensó en que ya había tenido suficiente por ese día y esperaba que, por fin, aprendiera a dejarla en paz.

     Aunque lo cierto era que la rubia comenzaba a disfrutar de molestar a Willow. Verla rabiar, incomodarse y perder los estribos con miraditas y coqueteos era un deleite y un karma poético para ella. Ciertamente la forma de molestar de Charlie no era para nada convencional, pero precisamente eso era lo que lo hacía divertido. La acróbata era excéntrica, no le gustaban las cosas convencionales.

     Había comenzado a actuar así para ahuyentarla, sí, pero ahora tenía el ligero anhelo de que no la dejara de visitar nunca. Molestarla se había convertido en su hobbie.

     Además, la reacción de ese día la había intrigado mucho. Parecía más nerviosa, se le notaba terriblemente. Incluso la mandó a la mierda y, para ese punto, Charlie ya identificaba que sus actitudes despreciativas eran algo así como un mecanismo de defensa.

     La rubia comenzaba a sentirse intrigada, y quería conocer y descubrir más de esa chica tan particular.
    
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     Caminó tan rápido como pudo, de vuelta a su atracción, mirando hacia el suelo, mirando sus pasos, mientras se abrazaba a sí misma.

     Odiaba cuando Charlotte hacía eso. Odiaba a Charlotte en sí. No sabía qué le había sucedido, por qué de repente le dieron... Nervios. Sacudió la cabeza, tratando de olvidarse del tema.

     Después hizo lo que mejor sabe hacer: ignorar todo y entrar en negación.

Bad Romance (Charlie×Willow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora