Bad Romance (Charlie×Willow)

Capítulo XI: Visitas

No quería parecer intensa ni agobiarla, pero simplemente no pudo evitarlo cuando parecía que Willow ya no iría a verla. Luego de una semana, Charlie se decidió a visitarla en su atracción, pero, claro, Willow la ignoraba deliberadamente o la corría.

    “¿No crees que estás siendo un poco... Ruda con ella?” le decía Angelo cuando su amiga terminaba de lidiar con la acróbata, viendo que esta se retiraba triste y resignada ante los rechazos de la gondolera.

     Angelo no tenía mucha idea de qué había ocurrido. Simplemente cuando volvió a ver a su amiga luego de la fiesta la notó en un estado decaído, por no decir deprimente, y por más que le insistió esta se negó a contarle.

     Temía que alguien le hubiera hecho algo en la fiesta (pues reconocía que se había emocionado de más y dejó a Willow sola, cosa por la que se disculpó); y viendo cómo Charlotte venía a tratar de disculparse por algo y Willow la mandaba al carajo, se daba una idea de que algo había ocurrido entre ambas, pero, no sabía si tenía que ver con la fiesta o con otra cosa.

     “No es de tu incumbencia, Angelo” solía responderle Willow secamente.

     El mosquito se sentía tentado a ir a preguntarle a Charlotte, pero por más chismoso que fuera, no era un descarado metiche... Bueno, no mucho. En todo caso, no dejaría en paz a Willow hasta no saber por lo menos por qué estaba con ese humor de perros.

     —¿De verdad Charlie hizo algo tan malo como para que la trates así? —le preguntó en su descanso mientras recargaba su mejilla en su mano. Había pasado una semana desde que iniciaron con este comportamiento.

     —Lo que me haya hecho a ti no te importa —respondió Willow típicamente.

     Angelo ya se esperaba esta respuesta, así que sonrió para sus adentros. Estaba dispuesto a sacarle un poco de verdad ese día.

     Dejó pasar varios segundos de silencio y luego expresó:

     —No pensé que fueran cercanas. De hecho, creía que la detestabas, pero la primera vez que vino preguntando por ti me di cuenta de que se preocupa particularmente, y por algo ha de ser.

     —Ah, sí, esa vez que abriste la boca de más y le dijiste dónde encontrarme. Gracias por eso —se limitó a responder con sarcasmo.

     —De nada —le dijo su amigo con una sonrisa, replicando de igual forma—. Y por cierto, ya no has mencionado nada de Mortis. ¿Por fin te rendiste con él? Es curioso porque desde que conoces a Charlotte-

     —¿Podrías callarte? —lo interrumpió mirándolo con severidad, notando que tenía una sonrisa en su rostro— No vuelvas a mencionarme ese nombre —Luego desvió la mirada y bufó irritada. Odiaba cuando Angelo la sacaba de sus casillas a propósito.

     —¿Cuál de los dos?

     —De preferencia ambos —respondió cruzándose de brazos y encorvándose, teniendo ahora un lenguaje corporal más cerrado que antes.

     Angelo se acercó gentilmente, poniendo sus manos sobre sus hombros.

     —Mira, no sé qué haya pasado entre ustedes, y sé que no es de mi incumbencia —le decía con un tono más comprensivo, dejando de lado las bromas—; pero, ¿de verdad no crees que es algo cruel tratarla de forma tan cortante hasta hacerla irse?

     —Yo siempre he sido cruel con las personas, Angelo —se justificaba la gondolera mirando hacia el suelo.

     —Lo sé, pero... Charlie también es algo así como mi amiga, o bueno, es de mi simpatía —explicó el mosquito con suavidad—. Y mira, solo he tratado con ella una vez, pero tú me conoces, sabes que soy bueno para leer a la gente, y Charlie... Honestamente no me pareció una mala persona. Parece alguien muy sensata, así que... En caso de que hubiera pasado algo realmente grave, no estaría insistiendo tanto en arreglar las cosas contigo, y te hubiera dejado en paz desde el principio. Sé que solo estoy haciendo suposiciones, me disculpo por eso, es solo que... Charlotte parece preocuparse realmente por ti. Puedo verlo en sus ojos y en su expresión cuando la rechazas. Realmente le duele. ¿No crees que vale la pena darle una pequeña oportunidad?