00 | RIO 2016

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RIO DE JANEIRO, BRASIL2016

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RIO DE JANEIRO, BRASIL
2016

Celeste mantenía una sonrisa radiante al escuchar las palabras del periodista Argentino Gonzalo Bonadeo, quien destacaba su participación en el día. Dentro suyo le parecía completamente surrealista el hecho de que hace segundos, literalmente, participó de sus primeros Juegos Olímpicos. Sonaba idílico, ni en sus mejores sueños se hubiera imaginado que sería tan intenso.

—Ya tenemos los resultados, Chelu... —informó Gonzalo, delatándose a si mismo con una voz jocosa.

—Dios, Gonza... Largalo —dijo Navarro nerviosa, con una risita de por medio.

Sus latidos eran cada vez mas veloces y comenzaba a sentir un sudor crecer por toda su piel, pero no sabia si eran los nervios o su traje especial. Se llevó la mano a la boca para ocultar sus labios que ya estaban temblando muchísimo. Por virtud, siempre fue una chica positiva; sabía que sus horas de entrenamiento y su eterna dedicación iban a dar frutos. Pequeños, pero de a poco iría creciendo.

—Vigésima... —anunció Bonadeo, y la palabra retumbó por los oídos de la deportista, quien cerró los ojos—. Quedaste vigésima, chiquita.

Lágrimas comenzaron a derramarse hacia sus pómulos y apretó sus párpados con la emoción palpable que no podía contener mas. Había luchado demasiado para poder participar en un evento tan emblemático, y había quedado vigésima. Para cualquiera puede ser solo un numero, o hasta una posición baja, pero para ella significaba un alivio, una alegría inmensa.

Como pudo, todavía con la vista borrosa y aguada, llamó a su madre que estaba en una esquina. La mujer no tardo en responderle, y la rodeo con sus brazos, apretando fuertemente.

—¿Qué paso, Celes? —le preguntó, acariciando su cabellera castaña.

—Quede Vigésima, ma —susurró con una sonrisa, y solamente se apoyo sobre su hombro.

Se sentía como aquella vez que no pudo clasificar porque le faltaban unas décimas, o cuando volvía a casa con el corazón roto por no lograr los resultados que esperaba. En cualquier situación, siempre estuvo su mama. Estaba segura de que sin ella no se hubiera atrevido a enfrentarse a cada obstáculo. Por eso le agradecía eternamente, y ese tipo de noticias recompensaba todo ese sacrificio familiar y personal; pero también le gustaba pensar que era solo el inicio.

Una vez pudo recomponerse, vio como su mamá le depositó un pequeño beso en su frente y la soltó con una sonrisa. Celeste se la devolvió, y tomó una gran cantidad de aire que luego dejó salir. Volvió a colocarse el auricular del retorno en el oído, mientras se secaba las lágrimas húmedas de sus mejillas.

LEGENDARIOS | LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora