05 | VOULEZ-VOUS.

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24 MARZO, 2023MONTECARLO, MÓNACO

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24 MARZO, 2023
MONTECARLO, MÓNACO





Con el corazón acelerado, Charles ajustó el ramo de flores una vez más antes de acercarse a la puerta del departamento.

Toda la mañana había estado frenético, intentando encontrar un plan perfecto y la manera de realizarlo sin demasiada aglomeración de gente. Celeste arribó al principado durante horas matutinas y aquello le dio una ventaja para preparar minuciosamente el día. Sabía que ella estaría cansada debido a su intensa semana de entrenamientos, asi que prefirió hacer algo relajado, pero sin perder la elegancia. Simplemente quería demostrarle que no era necesario derrochar dinero al azar, sino que importaba tener una tarde amena donde ambos pudieran pasarla bien y disfrutar.

Gracias al consejo de Andrea, quien tuvo que oír los disparates nerviosos del monegasco, pasó por un puesto de flores. Analizó cada una de ellas, mostrándose realmente indeciso puesto que para él la elección era importante. Recordó brevemente una conversación con su madre, la cual siempre le repetía que regalar flores era un acto que requería conocer a la otra persona. Y la verdad era que a Celeste no la conocía demasiado, aunque estaba dispuesto a realizar cualquier cosa por ganarse un lugar dentro de ese corazón apasionado. Finalmente decidió que la mejor opción eran Girasoles, ya que transmitían esa vitalidad y positivismo que reinaba en la argentina cada vez que aparecía.

Cuando llegó al departamento de Celeste, que en realidad era de Rafael, la ansiedad comenzó a aparecer con fuerza. Mientras caminaba hacia la puerta, se encargaba de respirar lentamente con la intención de detener las pulsaciones que se agilizaban cada vez más. Luego de meses esas emociones indescriptibles volvieron a aparecer, pero tambien esa inseguridad que lo hizo detenerse en mitad del camino. ¿Y sí ella no estaba feliz de verlo? ¿Qué pasaría si no le gustaban las flores que eligió? Preguntas rondaban en su cabeza y no tuvo otra opción que cerrar los ojos, asi enfocándose en alejar aquellos pensamientos oscuros. Siempre era una trampa sobre pensar demasiado las cosas.

Ya parado en frente de la entrada, se secó sus palmas sudorosas en el jean azul con estrellas que llevaba puerto, y actos seguido apretó el botón del timbre. La espera pareció eterna, haciendo que los nervios del piloto desembocaran en sus pies inquietos y su cabeza que daba millones de vueltas. Hasta que la puerta se abrió, mostrando a una sonriente Celeste.

—¡Charles! ¿Cómo estás? —saludó amablemente la muchacha, calmando velozmente todo atisbo de duda en Charles. Él sonrió tímidamente y se sorprendió cuando Celeste se abalanzó suavemente sobre su cuerpo, dándole un breve pero tierno abrazo. Una vez se separó, el monegasco le entregó las flores, tratando de ocultar en temblor de sus manos—. ¡Ay! ¡Qué lindas! Me encantan, Charles. Aunque no tenias que hacerlo.

—Cualquier cosa por una belle femme como tú —se atrevió a decir Leclerc, guiñándole un ojo y largando una carcajada al notar cómo las mejillas de la chica se tornaron rojizas. Ella se mordió el labio y lo empujó delicadamente, divertida por la situacion. Después le prestó atención a las flores y acarició levemente los pétalos, quedando un silencio cómodo entre ellos, que el hombre decidió cortar—. Respondiendo a tu pregunta, me encuentro perfectamente bien. ¿Y tu? ¿Ya estás lista para irnos?

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⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

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