i chapter nineteen; fly away

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POR MUCHO QUE IRIS BLACK HUBIERA QUERIDO HACER MUÑECOS DE NIEVE, su estado debido a las heridas hacía que con tan solo agacharse le doliera todo el cuerpo, por lo que estuvo reposando durante una semana en su cama.
Durante Navidad tuvieron que subir a visitarla y llevarle la cena con su comida y postre favorito, aunque no pudiera moverse mucho.
Los regalos de Navidad igual los subieron y así, hasta el 27 de diciembre, día característico que empezaban las bromas en el castillo hasta mediados de enero.

La puerta de su habitación se vió abierta, dejando ver a los cuatro Merodeadores repletos de una masa viscosa verde que hacía verles completamente graciosos.

—¿Qué es eso?—se rió la Black al verles llegar a su lado.

—¡Nos hicieron una broma!—chilló James.

—¡A nosotros! ¡Los reyes de las bromas!—se quejó Sirius, entrando al baño de su hermana sacando unas toallas para cada uno.—¡Llevaba un tratamiento el el pelo y tendré que volver ha hacerlo!

Iris soltó una carcajada mientras les observaba.

—Parecéis mandrágoras recién sacadas de las macetas.—alagó Ris, mirando sus pelos verdes.

—Iré a tomarme una ducha.—dijo James, saliendo de la habitación.

—¡Yo también quiero!—chilló Sirius persiguiendo a su mejor amigo.

—Ey, me había ofrecido como primero.—habló Peter, saliendo de igual forma de la habitación, aunque en dos segundos se había vuelto a asomar por la puerta.—Remus, quédate tú con Ris.

La Black sonrió y levantó su pulgar, escuchando como la puerta se cerraba, dejando completamente aislados a ellos dos.

—¿Cómo fue?—le preguntó la chica al Lupin que se pasaba la toalla por toda la cara y cuello.

—Íbamos por el pasillo de las mazmorras cuando, al pasar, de uno de los arcos saltaron decenas de chorros verdes que nos dejaron así.—se rió, señalándose así mismo lleno de esa masa.

—¿Enserio? Nunca creí que podríais caer en una broma.—se burló ella.

—Créeme que si estuvieras tú, también estarías como yo.—se quejó él.

—No lo creo.—contestó ella riendo.
Se apoyó con la espalda contra el cabecero de la cama y miró de mejor manera al chico frente a ella.

Ahora ambos tenían unas cicatrices por todo su rostro visibles, pues Madame Pomfrey ya le había retirado las vendas en su rostro.

—Puedes ducharte si quieres.—le dijo ella, apartando las mantas de su cuerpo e intentando ponerse en pie.

—Es mejor que no te levantes.—dijo él, agarrando el antebrazo de la chica.

Ella se rió y le miró.—¿Entonces como te espiaré?—bromeó. Remus sonrió aunque su rostro hubiera enrojecido.

—Muy buena idea lo de tomarme una ducha, pero, no tengo ropa aquí...

Iris asintió y poniéndose de pie lentamente se acercó a su baúl.—Tengo el uniforme de recambio de Sirius.

—¿Por qué?

—Porque si él lo tuviera lo perdería.—contestó.

—Es algo que sí le pasaría a Canuto.

—Exacto.

La chica lo sacó del baúl y se adentró al baño, dejándolo perfectamente doblado y posado sobre la encimera del lavabo.
Agarró un par de toallas y las colocó de igual forma.

¹ 𝗜𝗥𝗜𝗦 | 𝖱𝖾𝗆𝗎𝗌 𝖩. 𝖫𝗎𝗉𝗂𝗇 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora