iii chapter twenty; i still beiliving in love

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EL UNO DE NOVIEMBRE DE 1981 EL BUZÓN DE VOZ DEL TELÉFONO DEL APARTAMENTO DE IRIS Y REMUS NO DEJÓ DE SONAR.
Merlín esa mañana pensó que sería buena idea dejarles dormir un plácido sueño sin escuchar todas las veces que sonó el teléfono.

Sí, hasta que ambos se levantaron por fin a las diez de la mañana.

Iris fue la primera en adelantarse hacia la cocina, preparó dos tazas de café caliente añadiendo en una de ellas una onza de chocolate para que se derritiera, y las posó sobre la mesita del salón.

Remus se duchaba y, cuando el agua dejó de correr y acababa de salir del baño ya vestido con una toalla secando su cabello, Iris eligió ese momento para apretar en el botón de buzón de voz.

La voz de Mary MacDonald fue lo primero que llenó la sala.

Los ojos azules y castaños se miraron atentamente al escuchar la corta frase que pronunció.

—Iris...Remus.... Algo horrible ha sucedido... Llamadme...—su voz estaba entrecortada pero lo por eran los suspiros que habían al terminar cada frase.

Iris se fijó en el semblante de Remus y tuvo que admitir que su corazón había empezado a ir a mil por hora.

Remus, por su parte, se había quedado paralizado; la oración algo horrible ha sucedido le hizo entrar en razón.

El licántropo se acercó al teléfono colgado en la pared y girando la rosca escribió el número de Mary siendo dictado por Iris para tras de él.

El teléfono dió tonos de llamada mientras Iris se movía inquieta por todo el cuarto.
Pero nadie respondió.

Remus se dió la vuelta y llegó hacia Iris, agarrando sus brazos y mirándola a los ojos.

—Seguro que no ha sido nada...—intentó calmarla en vano.—No llamará dentro de poco y nos explicará todo calmada.

Iris asintió intentando autoconvencerse del mismo modo que Remus lo hacía.

Seguramente esa charla que Remus exploró de lo fondo de su interior hubiera sido ligeramente verdad si no hubiera aparecido un patronus incorpóreo en el centro de la sala de estar.

Ambos se miraron de nuevo mordiendo sus labios nerviosos.

La esfera plateada empezó a brillar escuchándose la voz de Albus Dumbledore al otro lado.

Los servicios del ministerio están de camino... Supongo que ya sabréis la noticia, la señorita Macdonald se encargaba de comunicároslo... Es una desgracia...

No les dió tiempo a reaccionar cuando la puerta fue abierta dejando ver a decenas de trabajadores del ministerio con rastreadores.
Pronto, el pequeño pero acogedor hogar, se convirtió en un caos.

Dumbledore fue el penúltimo en adentrarse, observando los rostros desconcertados de Iris y Remus.

El profesor supo que no habían recibido aún la noticia.
Aunque, algo hizo click en la mente de ambos al ver a Hagrid cargando en brazos a Harry Potter llorando y con una peculiar herida roja en forma de rayo en su frente.

Iris negó. Tragando en seco, girándose a mirar a Remus el cual se encontraba perplejo.

—Profesor... ¿Qué sucede?—cuestionó Remus por los dos.

Trabajadores del ministerio empezaron a murmurar cosas entre ellos.
Susurros que Remus no quería creer.

Hagrid empezó a llorar, sacando un pañuelo de tela de su chaqueta y sonándose los mocos fuertemente.

Dumbledore acarició el hombro de Hagrid a modo de consuelo, acercándose unos pasos a los últimos Merodeadores.

—Esta pasada noche... Sucedió lo que menos queríamos...—Iris frunció el ceño, dejando de morder su labio y pasando a ser sus dedos.

¹ 𝗜𝗥𝗜𝗦 | 𝖱𝖾𝗆𝗎𝗌 𝖩. 𝖫𝗎𝗉𝗂𝗇 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora