— ok, ¿de que querés hablar? — pregunto Marizza sabiendo claramente la respuesta.
— eso.. De.. Las revistas ¿no? — empezó medio nervioso y Marizza sonrió internamente, se le veía verdaderamente tierno. —te quería decir que Tomas me obligó. — se intentó excusar.
— ¿me viste cara de tarada? — pregunto calmada pero con una mirada realmente amenazadora.
— ¡No! — se apresuró a negar. — solo que fue así, de verdad.
— ahh, claro y el niño es tan pelotudo qué no sabe decir no ¿cierto? — irónizo.
— osea, no es como que me obligó como tal.. — intento explicarse. — dijo, es que el tiene un lío con Pilar, qué ella le dijo que se iba a sacar unas fotos para una revista de hombres, entonces Tomi me pidió ayuda.
— ahh, claro y "Tomi" ¿no podía buscar solo sabiendo que vos tenes novia? O dijo creo que tenias novia. — se hizo la difícil y Pablo abrió los ojos como platos.
— no, yo tengo novia. — recalcó nervioso y Marizza tubo que reprimir una carcajada.
Dios mio, Marizza hace 5 minutos estabas llorando. — le recordó su subconsciente.
— pero, fue solo eso te juro que no hice nada. — levanto las manos en son de paz.
Mariz esta vez se puso realmente sería. — Pablo el problema no es que hayas echo algo o no, el problema es que no podes ser tan cara dura. — el frunció el ceño. — ponerte en medio de la clase en frente de todos viendo esas revistas, sabiendo que claramente yo podía entrar en cualquier momento y verte, qué fue lo que paso.
— perdón.. — susurro apenado.
— no es de pedir perdón o no. — Pablo levanto la mirada. — ¿vos te pusiste a pensar como me puedo sentir yo? No sabes, como aun sigo con esa maldita apuesta comiendome la cabeza. Aunque fue cosa del pasado y te perdone no es algo que se olvida solo es dejarlo atrás pero yo ni eso puedo todavía.
— ¿qué querés que haga? Te pedí perdón de mil maneras, te jure no se cuantas veces que sos a la única que amo y a la que voy a amar ¿qué más querés que haga? — se desespero y se levantó de la cama.
— no se trata de jurar o no jurar. — lo agarro de la muñeca obligándolo a sentarse nuevamente. — se trata de hablar. A ver retrocedamos un poco ¿qué paso con Paula?
— ¿qué tiene que ver ella acá? — pregunto.
— mucho. — recalcó segura. — ¿como te sentiste vos cuando ella te hizo lo que te hizo?
Pablo lo pensó un minuto. — mal. — contesto por fin, Marizza levanto las cejas en señal de que siga. — mal, como.. Traicionado no sabría decirlo ya casi ni me acuerdo de ella.
— si te acordás vos y yo lo sabemos. — lo miro fijamente.
¿Con la mina más complicada me vengo a enganchar? — se preguntaba Pablo.
— ninguno de los dos queremos hablar de esto...
— entonces no lo hagamos. — la interrumpió.
— si no lo hacemos en un futuro cualquiera de estas cosas puede salir a la luz en cualquier pelea o discusión.
— esta bien, tenes razón.. — dijo luego de un tenso silencio.
— bien. Entonces ¿por que hiciste la apuesta?
— eso ya lo hablamos..
— los vamos a hacer de nuevo, contesta. — exigió y Pablo resoplo rendido.
