— ¿y que piensas hacer? — le pregunto Pablo a Marizza una vez que estaban en su cuarto junto con el perro.
— ¿con que? — pregunto de vuelta aun concentrada en el perrito.
— con el perro, Sonia no creo que te deje tenerlo. — hizo una mueca ante imaginarse la reacción de su suegra.
Marizza dejo al perrito durmiendo y se quedo pensando.
— no se, yo creo que..
— ¡MARIZZITA! — la interrumpio la voz de Sonia a lo lejos. — ¡YA LLEGUE!
— eh.. ¡YA VOY! — grito de vuelta y miro a Pablo. — vos quedate acá con el perro yo voy a saludarla. — quiso salir de la habitación pero Pablo la freno.
— ¿y si viene? — pregunto alarmado.
— no va a venir. — rodó los ojos y Pablo la miro con las cejas alzadas. — bueno.. Si viene lo sacas para el patio trasero. — dijo y se fue sin más, dejando a Pablo solo con el perro.
×××
— ¡Holaa! — la saludo Marizza a su mamá que estaba sentada en el sofá.
— ¡Hola mi Cielita Bella! — la saludo contenta Sonia parándose para ir a abrazarla. — ¿qué haces tan desabrigada? — la regaño.
— no estoy desabrigada hace calor mamá. — rodó los ojos.
— bueno, bueno. ¿No vino Pablito? Fijate que me aviso que vendría. — cambio tema.
— si, recién estábamos en el cuarto. — contesto y su mamá de la nada le pego un manotazo en el brazo. — ¡Aia! — se quejo.
— ¡Marizza tenes que aprender a no encerrarte con tus noviecitos en los cuartos!
— ¿cuando me metí con un novio al cuarto? ¡Nunca mamá! Vos sabes que no va a pasar nada. — rodó los ojos como si fuera obvio.
— mmm.. Mira que yo creo tu y el ya andan haciendo cositas de grandes. — la miro acusatoriamente y Marizza abrió los ojos como platos.
— ¿eh? Ay nada que ver mamá.. ¿Qué decís?
— mm.. A mi no me mientas Marizza, yo te parí te conozco más que a nadie.
— no mamá.. — Sonia la interrumpio.
— mira que eso no es nada malo, pero ¿no son muy chiquitos? Mira que se tienen que cuidar por que.. — Marizza dejo de escuchar a Sonia cuando vio por la ventana como el Perrito salía corriendo y Pablo atrás de el intentando atraparlo. Corría por todo el Jardín intentando agarrarlo, pero el perro parecía ser demasiado veloz y en una frenada Pablo se cayó de boca en el césped. — ¿y que dices Marizza? — la interrumpio de sus pensamientos su mamá.
— si, si.. — asintió sin saber de que hablaba su mamá. — eh.. Mamá sabes, me duele la garganta. — mintió. — ¿no me preparas un te?
— uy si cuidame esa garganta Marizza, qué uno nunca sabe cuando se aproxima un show.. Tu sabe cosas de artistas.. — su voz se perdió cuando Sonia se adentro por completo en la cocina.
Marizza rápidamente intento salir al Jardín pero la voz de Sonia la paro.
— ¿Con cuantas de azúcar? — grito desde la cocina.
— Las que quieras. — respondió rápidamente y salio al Jardín.
— ¡Pablo! — lo llamo alzando un poco el tono de voz, haciendo que Pablo que se encontraba concentrado persiguiendo nuevamente al perro fijará su atención en ella.