Tn Lombardo es una chica de 19 años que ha enfrentado muchas dificultades en su vida. Cuando era muy pequeña, su madre la "abandonó", dejándola al cuidado de su padre. Desde entonces, ha sido muy cercana a su primo Mauro, ya que cuando su padre trab...
Nos quedamos en la playa hasta más o menos las 5:30 de la tarde. Después de disfrutar del sol y las olas, juntamos nuestras cosas y empezamos el camino de vuelta a casa, cada una con su propio mundo en la cabeza. Al llegar, subí directamente a mi cuarto, evitando así que la arena ensuciara el resto de la casa.
Entré a mi baño y me quité la ropa, sintiendo cómo la sal y la arena se desprendían de mi piel. Me metí en la ducha y, mientras el agua tibia caía sobre mí, aproveché para lavarme el pelo de nuevo. El agua salada había dejado mi cabello un poco rígido, y quería sentirlo suave y fresco otra vez.
Después de disfrutar de un buen rato bajo el agua, salí envuelta en una toalla. Me dirigí a mi vestidor para buscar algo cómodo para ponerme.
Finalmente, decidí ponerme este pijama suave y ligero, ya que no tenía planes de salir a ningún lado; solo quería quedarme en casa, descansar y disfrutar de un rato de tranquilidad después de un día tan movido.
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Me acosté en mi cama cuando me llegó un mensaje de Thomi
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Salió directo el muchacho, y no lo voy a negar: me da un poquito de nervios. Cada vez que está cerca, siento un cosquilleo en el estómago que no puedo ignorar. No sé exactamente por qué me afecta tanto, pero tal vez sea porque me gusta de una manera que nunca antes había experimentado. Su sonrisa, su mirada... hay algo en él que me atrapa y me hace sentir como si el tiempo se detuviera. A veces me pregunto si él se da cuenta de cómo me hace sentir. Es raro, porque nunca había sentido algo así por nadie antes, y esa mezcla de emoción y ansiedad me confunde. Pero bueno, supongo que es parte de la aventura, ¿no?
2horas despues...
Ya estaba Thomi conmigo, recostados en la cama. Estábamos abrazados y tapados con las sábanas, ambos en ropa interior. La calidez de su cuerpo contra el mío me envolvía como un abrigo suave, y cada latido de su corazón resonaba en mi pecho. Tenía su cara enterrada en mi cuello, y sentía su aliento cálido, provocando un escalofrío que me recorría la espalda. En ese momento, era como si todo lo demás desapareciera.
Comenzó a dejar suaves chupones en mi piel, y la sensación de su boca contra mi cuello me hacía perder la noción del tiempo. Con una mano se deslizaba bajo mi brasier, tocando mis pechos con delicadeza, y cada roce enviaba un torrente de electricidad por todo mi cuerpo. Era una mezcla de nervios y deseo, un torbellino de emociones que me hacían sentir viva.
La luz del atardecer se filtraba a través de la ventana, iluminando la habitación con un tono dorado que creaba un ambiente casi mágico. En ese instante, todo el ruido del mundo exterior se desvaneció. Solo quedábamos nosotros, sumidos en un silencio cómodo, donde las palabras no eran necesarias. Podía sentir su respiración suave, casi como una melodía tranquila que me arrullaba.
Mientras mi mente divagaba entre pensamientos de lo que podría ser y lo que ya era, no pude evitar sonreír al recordar los momentos que habíamos compartido. A veces, las dudas se desvanecían y, en su lugar, aparecía una profunda sensación de felicidad. Era un instante perfecto, donde el tiempo parecía detenerse y donde, por un momento, todo estaba en su lugar.
Thomi: Amor...
Tn: ¿Qué pasó?
Thomi: ¿Tienes algo planeado para pasado mañana por la noche?
Tn: No, nada. ¿Por qué, mi amor?
Thomi: Tengo un show y quería saber si querias acompañarme.
Tn: ¿tu quieres que vaya?
Thomi: Obvio mi amor, me encantaria que vayass
Tn: Entonces, sí, obvio voyy
Thomi te besa suavemente, llenando el momento de dulzura
