La voz del todo

Gret''ch

Desde lo más profundo de mi mente, más allá de las estrellas y en el vacío donde la vida y la materia no tienen cabida, te hablo, mortal. Aunque estas palabras encierren un dolor que retuerce mis entrañas, espero que encuentres sentido en lo que estoy a punto de compartir. Esta es mi confesión, grabada en el olvido como castigo por mis acciones y mi contribución al conocimiento universal.

Soy Gret'Ch, el exiliado, el errante que reside más allá de las nubes del universo. Poemas inmortalizados por las propias deidades están escritos en mi piel, buscados y siempre presentes. En cada verso, en cada palabra, reposan los anhelos y pesares de seres divinos, atrapados en un eco perpetuo de su camino. Algunos han recobrado conciencia, mientras que otros aún duermen.

He vagado por eternidades sin fin, en busca de las innumerables deidades cósmicas, y aunque no he logrado encontrarlas a todas, cada encuentro ha sido un destello de sabiduría y dolor que ha valido la pena. Mi piel, un pergamino viviente, inscribe con la tinta del amor los nombres de los recién nacidos y de los que parten, como ofrenda a la grandiosa y poderosa madre de las esperanzas, Delana, con su cabello anaranjado y la pureza de sus virtudes. "Uno sufre antes de encontrar el amor", dice ella. En medio de mi tortura infinita, en ella vislumbro la esperanza de mis sueños. En sus brazos, un día, descansaré finalmente.

Ahora, imagina a cada deidad arañando con sus uñas en mis cuatro brazos, explorando incansablemente cada rincón de mi cuerpo. Yo, Gret'Ch, solo intento comunicarme con otras entidades olvidadas por la historia, deidades que ni yo conozco. Soy el afortunado de sobrevivir y concebir la mayor fuente de conocimiento, aunque nunca lo podré saber todo, porque Dios me limita y es la razón de mi encierro. Ni en el Avat estoy permitido estar.

El precio que he pagado por revelar los tesoros y secretos es desgarrador. El Dios que todo lo gobierna me ha castigado con la mutilación y el insomnio. Me desterró en vida, de la existencia, y me ha abandonado a la suerte fuera del universo. Mi inmortalidad me fue arrancada de mi carne de un solo tirón, y ahora solo floto en la oscuridad misma, todo gracias a Uslar, el traidor, hijo de Kania y Kimbo. Él me entregó a la ira de Dios. Es curioso, un Dios todopoderoso que nunca pudo hallarme o matarme. ¿Es todopoderoso porque se esconde bajo la falda de sus ejércitos? ¿Quién es realmente? ¿Acaso existe de una manera física?

Uslar era más que un aliado; era mi amigo, mi confidente. Compartimos visiones y secretos, y juntos desentrañamos muchos misterios del universo. Nunca sospeché la traición que se gestaba en su corazón. Su deseo de poder eclipsó nuestra amistad y lo llevó a entregarme al Dios que todo lo ve y todo lo juzga.

En el más allá, donde la oscuridad es mi única compañera, aguardo paciente, nutriendo el silencio y el odio, esperando el día en que mi corazón grasiento sea un festín de venganza. Cuando las estrellas y los mundos vuelvan a nacer nuevamente, surgiré de entre los astros y buscaré al traidor que vendió su suerte por un poco de poder.

Uslar, seré tu pesadilla y un espectro incansable, imbuido de estrategias que quemarán más allá de tu protección. Cada segundo de tu existencia será un terror, y el precio que pagarás por tu deslealtad superará todo límite imaginable. Fuiste mi amigo, y ahora eres mi enemigo. Advierto que no causaré daño a los inocentes. Ellos lo son todo para mí y seguiré revelando secretos para ellos.

Será un acto final para tus madres, Kania y Kimbo. Que estas palabras resuenen en la mente de todos los seres, que mi promesa los agobie, porque mi ira no conoce límites ni clemencia. Mi odio será su legado, y mi rencor será su condena hasta la eternidad de los tiempos. Dios, todos estamos en tu contra, y cuando digo todos, me refiero a los mil demonios que están en mi piel.

Gret'Ch