La voz del todo

4- Temprux: El Latido del Tiempo

En el vasto escenario de la existencia,

donde el tiempo es protagonista de nuestra historia,

se despliega el telón de la efímera vida,

un drama oscuro, un relato de gloria y agonía.

¡Oh, tiempo implacable, sin cesar avanzas!

Tu paso inexorable marca el rumbo de las almas,

con tu tinta invisible trazas las líneas del destino,

tejiendo en el telar del destino hilos divinos.

Observo el reloj que gira en la pared,

sus manecillas danzan en un compás eterno,

y en cada tic-tac, susurra un latido,

la certeza de que el tiempo nunca se detiene.

Cuán cruel es tu caricia, oh, tiempo efímero,

arrancas la juventud y marchitas las flores,

envejeces los cuerpos, desvaneces los sueños,

y en cada segundo, nos acercas a la muerte.

Mas no temas, mortal, en tu viaje efímero,

pues en el crisol del tiempo reside la grandeza,

en cada instante se forjan las memorias,

y en cada despedida, renace la esperanza.

En el abismo del pasado y futuro,

nuestras vidas se entrelazan en un vaivén constante,

somos marionetas de un tiempo impasible,

que hilvana la tragedia con hebras de deseo.

En cada amanecer, el tiempo nos despierta,

nos regala oportunidades y desafíos,

y en cada anochecer, nos sumerge en la oscuridad,

donde el pasado y el futuro se encuentran en un abrazo misterioso.

Tiempo, eres el arquitecto de los recuerdos,

cincelas en la piedra del olvido nuestras vivencias,

las lágrimas y risas, los amores y despedidas,

todos se desvanecen en el lienzo de la eternidad.

En la cuarta pared me dirijo a ti, lector,

como un eco de palabras que trasciende el tiempo,

reflexiona sobre tu propia existencia efímera,

y en cada instante, encuentra la plenitud y el aliento.

Pues en la fugacidad del tiempo y sus matices,

radica la belleza de la vida y su trascendencia,

acepta su paso sin lamentaciones vanas,

y sé dueño de tu destino, en esta baile de eternidad.