Prophecy [GOT]

Chapter 29

“Torture”

Encerrada, encadenada, en la  fría oscuridad y  pérdida en neblinas; Así es como Alyanna pasó todos sus días después de haber sido capturada por Roose Bolton. 

No sabía dónde estaba, ni cuántos días habían pasado desde su captura, solo entendía que estaba completamente aislada de la luz del sol y solo siendo alumbrada por una vela que una sirvienta cambiaba a diario en una habitación

 Se hallaba completamente aislada, a excepción de una sirvienta y su pequeño hijo Alaric, al cual dejaron conservar por rehusarse a soltarlo. No tenía noción del tiempo, no sabía cuando era de día, ni cuando era de noche. Mucho menos sabía cuánto tiempo había pasado desde que ella fue encadenada del tobillo a una de esas paredes, pero hacía mucho tiempo que dejó de contar cuántas velas se derritieron en ese poste. 

Se sentía vacía, sumida en una profunda oscuridad, claro que no era por estar prisionera en quién sabe dónde y solo teniendo contacto con su hijo y esa sirvienta que le traía agua, ropa y comida. Había estado de duelo, mucho tiempo, no sabe exactamente cuánto pero sabía que fue durante mucho. Perdió a sus padres, a sus tíos, a sus hermanos, al norte, a su hogar. Pero sobre todo perdió a Robb, y eso era algo de lo estaba segura que jamás se recuperaría. 

 La pena la consumió tan fuerte que en un momento creyó que no podría levantarse de su cama, pensaba que ya no había razones para luchar, ya no tenía esperanzas y no encontraba sentido alguno para seguir viviendo. Cada día era que despertaba otra vez en esa prisión se sentía como una tortura, porque cada nuevo día era un día sin su familia. Era una vida sin él. 

Al menos lo creyó así, hasta que una dulce voz la animó a seguir adelante. 

— Debes levantarte, cariño. — Alysanne acarició su cabello con ternura. — Tú hijo te necesita.

Alyanna estaba confundida, pérdida en esa neblina que la dejaba ver rostros que no se hallan allí en realidad. Oyendo voces que no debía oír, pero que de alguna forma la ayudaron a levantarse para poder volver a ver esos hermosos ojos color lila que tanto amaba. 

Logró volver a la realidad. 

Con sus brazos temblando logró cargar al niño que no paraba de llorar, meciendolo suavemente mientras su pequeño parecía querer gastar su pequeña garganta con sus gritos. Ella sabía que debía hacer algo para calmarlo, sabía que su niño probablemente tenía hambre o necesitaba un cambio pero no podía hacer nada más que moverlo entre sus brazos, viendo cómo el niño estaba inquieto con ella. 

Él dolor en su corazón la cegaba, y su mente se sentía tan nublada que ni siquiera sabía cómo pudo encontrar la fuerza para ponerse de pie.