No sabía qué hacer, tampoco cómo actuar, ¿Seguir a Mónica? ¿Auxiliar a la Sra. García? Me quedé de pie, la vieja gimió ante mí, volteé, tenía aspecto como de alguien que había salido de una embolia pero cuya parálisis no había sido erradicada del todo, su color de piel era ligeramente pálido y sus ojos tenían como cristales finísimos. Sólo se quejaba, caminó hacia mí, por más que yo preguntaba si había algo que pudiera hacer ella se acercaba a mí, desolada y desahuciada de emociones y sentimientos, me acerqué a ella y la tomé de las manos, no podía dejar de ver las flechas incrustadas en su pecho, no lo podía creer. A esta mujer siempre le tuve respeto y admiración, creí que quería un abrazo, así que no me hice para atrás. Ella se acercaba a mí, las flechas topaban conmigo y se encajaban muchísimo más a su robusto busto, la sangre comenzaba a chorrearse más, fue ahí cuando gané pasos hacia atrás, de no haberlo hecho... no quiero ni pensarlo. Segundos después, la Sra. García se abalanzó sobre mí, me asusté pero Mónica salió de mi lado izquierdo encajando un cuchillo en la cabeza de la señora, emitió un alarido ensordecedor y cayó al instante, casi sobre mis pies, mi novia me jaló de la mano otra vez y corrió, desgraciadamente resbalé con la sangre del cadáver, golpeando con el codo al automóvil, la alarma sonó aturdiéndonos, me puse de pie con ayuda de Mónica y ella continuó corriendo, queriéndose meter a mi casa
-¡No! -exclamé-ven acá, a la casa de Jessica
-¿De Jessica? - preguntó extrañada
-Sí, ella me rescató, prometí que volvería una vez que estuvieras conmigo
-Pero debemos encerrarnos y pensar qué hacer
-Sí-protesté, sin darnos cuenta de que esas cosas infernales se acercaban a nosotros-, pero ellos son más. ¡Y hay adultos entre ellos!
-¿¡Y eso qué!? Podemos valernos por nosotros
-Mónica, no sabemos a qué estamos lidiando y quiero ir con ellos, estar bajo resguardo de alguien que solía ser militar
-¿Militar? -hizo un segundo e interrumpió cuando vio que iba a hablar-sí, seguro ellos tienen armas
-Lo dudo
-Yo no, y es suficiente- me tomó del brazo otra vez
Nos dimos media vuelta para ir en dirección a la casa de Jessica y fue cuando vimos más "demonios" venir lentamente hacia nosotros, estaban dispersos. No supe cómo reaccionar, me quedé congelado. ¿Succionan el alma? ¿Son caníbales? ¿Qué era lo que me iba a hacer la Sra. García? Son demasiado lentos y aun así merman mi pensar, los visualicé mejor, algunos tenían heridas horribles, mordidas y rasguños profundos, estaban empapados en sangre y caminaban tambaleándose, torpemente caían algunos, pero se volvían a levantar. Venían hacia nosotros, cuando yo me acerqué de esa dirección, ¿Por qué no los vi? Varios eran vecinos, otros, completos desconocidos
-¡Corre! - dice Mónica estando un poco lejos de mí
Fue entonces que reaccioné, corrí, esquivando los casi inmóviles cuerpos, llegamos al pequeño bulevar donde había más "demonios" yendo hacia nosotros, corrimos sin parar, rápido llegamos a la casa de Jessica, Mónica estaba golpeando la puerta frenéticamente, segundos después, Amanda atendió el llamado entreabriendo la puerta, pero mi novia entró impetuosamente y de la misma manera cerró la puerta cuando la crucé.
-¿¡Qué pasa!? - gritó Amanda
-Perdón señora- me disculpé
-¿¡Por qué entran de esa manera a mi hogar!?
-Ya no es su hogar-dijo Mónica un poco esquizofrénica-y no creo que sea bienvenida
-¿De qué estás hablando? -argumentó Emilio quien venía bajando las escaleras
A todos nos desconcertó el comentario de Mónica, por más que le preguntáramos, no podíamos hacer que conciliara un argumento coherente, sólo decía "palabras claves", tratando de formar frases o advertencias; no hacía más que sembrar el pánico entre todos, y para nuestra desgracia, Marcela acababa de despertar y estaba escuchando todo desde las escaleras, se echó a llorar... Esa niña es la hermana menor de Jessica, con tan sólo nueve años encima era víctima de un suceso "apocalíptico" que no traía más que desgracia, caos y muerte. Nos fue difícil lograrlo, pero Amanda le dio la dosis adecuada de Valium a Mónica, quien casi enseguida cayó dormida sobre el sofá donde me aplicaron el ungüento, de hecho todavía podía percibir el olor tan fuerte de esa sustancia, era eso o una asociación mental que el cerebro hace a esas cosas nuevas pero impactantes y dan la ilusión de realidad.
Todos,
menos mi adormecida novia, nos sentamos a comer caldo de res. Todo fue en
silencio, Emilio todavía me veía con una cara de disgusto. Al haber terminado la
comida, me ofrecí a lavar la vajilla que habíamos utilizado y mientras lo
hacía, noté que esas cosas nos habían seguido y estaban ahí frente a la casa,
si bien estaban sólo de pie, ahí nos estaban esperando.
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Purificación
General FictionUna pequeña historia de Zombie que escribí hace bastante tiempo y quisiera compartirla. Trata del viaje de un joven a través de un mundo plagado de zombies. A pesar de ser una historia de zombies, no encontrarás matanzas ni cabezas putrefactas por m...