Purificación

1.1 ¿Qué hay afuera?

Nota del autor: ¿1.1? Debido a que son capítulos con vasta extensión, los dividiré cuando sea necesario para una lectura más cómoda. Gracias por llegar hasta aquí y espero esta historia sea de su agrado. Acepto comentarios, críticas constructivas y sugerencias.

-¡Despierta! ¡Arturo!- una silueta fue tomando forma ante mis ojos

-Qué...- restregué mi cara con ambas manos

-¡Debemos irnos! ¡Venga!- una fuerza me ayudó a ponerme de pie

No tenía noción de lo que estaba sucediendo, y una vez que me encontraba de pie, la nubosidad seguía ante mi mirada, mi respiración se cortaba cada determinados segundos, poco a poco fui recuperando el oxígeno, recibí una cachetada contundente, que para ser sinceros fue lo que me trajo de regreso a este mundo, parpadeé repetitivamente con una velocidad trepidante... Había gritos, alaridos, llantos que exigían auxilio, un auxilio que jamás acudiría a sus plegarias. Una vez más fui apresurado por Jessica, quien tenía golpes y sangre por doquier, la seguí. Primero inseguro y trémulo ante sus pasos, luego al mismo ritmo que ella. Corríamos hacia su casa, y una vez entrando, un dolor abominable se dejó sentir en mi columna vertebral, maldije el momento y caí en rodillas, Jessica me brindó apoyo y me sentó en su sofá, me pidió que aguardara. Lo hice. Por las escaleras venía bajando Emilio, con vendaje en el antebrazo izquierdo y un papel ensangrentado en la nariz, con el fin de bloquear una pequeña hemorragia, expresó su descontento por mi presencia "contaminante" en su hogar, lo hizo de una manera que todos los espíritus salieron del aposento

-Papá- se interpuso Jessica- por favor, ¡No podemos dejarlo allá!

-Cállate- abofeteó a Jessica

-¡Oiga!- el dolor me importó un comino, me puse de pie y señalé a Emilio, como quien dice, advirtiéndole- ¿¡Quién se cree para golpearla!?

-¡Tú!- me toma del cuello y comienza a asfixiarme- ¿¡Quién carajos te crees que eres estúpido!?

El aire comenzó a escasear en mis pulmones, otra vez. Pensé en morderlo, golpearlo, ¡Agredirlo para zafarme! Pero eso sólo acarrearía más problemas con él, entonces me golpearía hasta dejarme sumamente indefenso y sin energía alguna; entraría en una especie de coma y aquello de lo que huíamos, lo que se encontraba detrás del camión, me atraparía. Me despedazaría o haría experimentos malignos conmigo. Así que me abstuve lo más que pude, anhelando por un grito de gloria, de salvación, algo que lo hiciera entrar en razón y dejara de ahorcarme con semejante brutalidad y despecho... Pero no lo veía venir, Jessica le suplicaba, pero el exmilitar se mantenía firme y decidido ante lo que planeaba hacer, y yo me mantenía constante en la mirada que sostenía con mi agresor, era cuestión de orgullo, o al menos, de temor a un fin

-¡Emilio!-dijo Amanda, mientras bajaba las escaleras y se secaba las manos con una toalla blanca-¡Qué Dios te perdone Emilio! ¡Está viéndote y te juzgará!

-Calla mujer- articuló Emilio y después sentí un poco de aire correr nuevamente por mi garganta, pero aún faltaba

-El Señor-dijo, plantándose severa ante nosotros- ¡Te juzgará por tus intenciones y deseos!

-Por favor, ¡Mujer!- aflojó las manos ligeramente

-¡El fin no justifica los medios Emilio!- me miró- y si este muchachito mermó tu plan, tampoco justifica su fin

El alto hombre soltó un rugido de frustración, hizo una mueca de desaprobación y descontento, luego me soltó, caí al suelo. Además de que recobraba el aliento, llevaba una cruz enorme en la espalda, casi literal. Un dolor exorbitante recorría mi columna, centrándose el dolor en la espalda baja.... Recordé todos aquellos sentimientos que surcaban por la atmosfera local: miedo, desesperación, tristeza, horror, ¡Mónica! Pensé en ella y no podía darme el lujo de permanecer tirado por un estúpido dolor, me apoyé sobre mis piernas e intenté ponerme de pie... Inútil, caí, víctima del dolor. Emilio salió a escena, de la cocina, con una botella de Whisky. ¡La bebía como agua! Amanda y Jessica me ayudaban a reincorporarme, expliqué que necesitaba ir a buscar a Mónica